Acostarse

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Ron descubrió que no podía comer esa mañana porque estaba tan nervioso/emocionado por saber si los gemelos iban a ser niñas o niños, o uno de cada uno; Hermione parecía no poder comer tampoco, pero Ron supuso que, a diferencia de él, su falta de apetito tenía más que ver con uno de sus habituales ataques de náuseas matutinas que con los nervios.

-Vamos, amor -imploró, empujando su plato de gachas que se enfriaba rápidamente en su dirección. Después de todo, les había prometido a sus madres que cuidaría de ella y tenía toda la intención de hacerlo.-Necesitas al menos intentar comer algo.

-Tú eres quien para hablar.- respondió ella, mirando su plato intacto de salchichas y huevos.-No has tocado tu desayuno.

-Sí, pero no soy yo quien come por tres, ¿verdad?

Ella levantó una ceja ante eso mientras levantaba la vista del Daily Prophet.-A juzgar por la cantidad de alimentos que consume habitualmente, uno podría pensar de otra manera.

-Oye, ¿ustedes dos alguna vez paran?- Dijo Ginny Weasley en voz alta, dejándose caer frente a Hermione y alegremente llenando su plato con papas y tocino. Dirigiéndose a Harry, añadió.-Uno pensaría que con un poco de sexo fuera de sus sistemas estarían menos dispuestos a discutir. Supongo que me equivoqué en eso.

Cuando Harry se atragantó con el jugo de calabaza, Ginny se rió y le dio unas palmaditas en la espalda.

-Bien, entonces, creo que esa es nuestra señal para irnos.-dijo Ron brevemente, sus oídos calentándose; si no se iba ahora, podría decir algo que lo llevara al otro lado del peor maleficio Bat-Bogey de su hermana, algo que preferiría evitar, vete a la mierda.

Levantando de la mano a una algo sorprendida Hermione, prácticamente la arrastró por el pasillo.

-Oye, idiota.- Ginny lo llamó con tono afable: -Será mejor que me avises si tengo sobrinos o sobrinas para saber si debo comprar rosa o azul.

Ron respondió con un gesto grosero con la mano, sin importarle si alguno de los profesores lo veía, pero no pudo evitar sonreír afectuosamente, sintiéndose de repente un poco mareado por la nerviosa anticipación. -Esa hermana mía.- murmuró sacudiendo la cabeza mientras él y Hermione salían del salón y subían la escalera de mármol.-Es un dolor en el culo ¿no?

-Mm, debe ser hereditario.-comentó, con una pequeña sonrisa en las comisuras de sus labios mientras lo honraba con una significativa mirada de reojo.

-Jaja, hilarante.

-No estaba tratando de ser gracioso, simplemente sincero...

Minutos más tarde, Hermione estaba acostada en una cama en el ala vacía del hospital, agarrando la mano de Ron mientras Madame Pomfrey agitaba su varita sobre el vientre de la joven bruja, murmurando encantamientos en voz baja; De vez en cuando miraba el portapapeles que sostenía en su otra mano, tal como lo había hecho la medibruja de San Mungo.

Ron apenas podía soportarlo: sentía que su corazón iba a salirse del pecho o... o explotar o algo así mientras él y Hermione se miraban, esperando con gran expectación a ver qué diría Madame Pomfrey...

Después de lo que pareció una eternidad, la Sanadora bajó su varita y miró a la joven pareja, sus ojos severos pero inteligentes se posaron en sus dedos entrelazados.-Bueno, no hay duda: definitivamente vas a tener uno de cada uno. Felicitaciones, Granger, Weasley.

Ron la miró fijamente durante varios latidos prolongados, sopesando las palabras de la bruja mayor: Uno de cada. Uno de cada uno. -¿Quieres decir que vamos a tener un... un niño y una niña?-finalmente tartamudeó, necesitando escuchar las palabras.

Un Lugar de Espera  (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora