Un Lugar de Espera (Romione)

Voraz

Los siguientes días resultaron ser bastante agradables, a pesar de la tensión persistente en el aire marcada por el día siguiente a la llegada de Ron y Hermione a su casa familiar: Hermione discutió acaloradamente con su padre ese día, algo que rara vez hacía, lo que lo hizo aún más perturbador para todos los involucrados, mientras Jean intentaba mediar entre su marido y su hija en disputa.

Ron, por su parte, permaneció en silencio, con las manos metidas profundamente en los bolsillos y la mandíbula apretada, sin saber qué debía decir o hacer. En un momento intentó intervenir cuando era obvio que Hermione estaba a punto de llorar, pero ella efectivamente lo silenció con una mirada pétrea, y, Merlín, si las miradas pudieran matar...

Después de eso no se atrevió a pronunciar una palabra.

Finalmente, ante la gentil y razonable insistencia de Jean, Hermione y el Sr. Granger llegaron a un alto el fuego, y ambas partes acordaron dejar las armas y concertar una tregua por el momento. Ron sabía que, al fin y al cabo, lo que Hermione decidiera hacer (permanecer en el mundo muggle o en el mágico) era en última instancia su propia decisión, y no había ninguna cantidad de discusiones y razonamientos sobre la decisión del Sr. Granger. parte cambiaría eso.

Pero, nuevamente, Ron no se atrevió a ofrecer su opinión sobre el asunto después de la mirada asesina de Hermione.

ooh

Al día siguiente, las nubes y la lluvia que habían estado azotando el país decidieron milagrosamente retroceder por primera vez en la historia registrada, o al menos por primera vez en esa primavera, dando paso a un hermoso y fresco cielo cobalto y a los primeros brotes de flores silvestres. en el jardín. Después de un simple desayuno de fruta fresca y algunos croissants y mermelada de la panadería del vecindario, se encontró de regreso en su habitación, contemplando su guardarropa de bonitos vestidos boutique que su madre insistió en comprarle, a pesar de que Hermione estaba de bajo mantenimiento y sobre todo práctico; Había dejado muy clara su opinión en numerosas ocasiones sobre cosas triviales y sin importancia como la moda.

De todos modos, su madre era lo más parecido que tenía a una amiga, aparte de Ginny, quien, a pesar de su sencilla belleza, no era muy "femenina" y ella misma, y ​​Hermione quería hacerla feliz: aunque Jean Granger se había puesto oficialmente del lado de su marido durante el debate, ella le había recordado que, en última instancia, era decisión de Hermione; sin mencionar que mamá fue quien insistió en el cese de las hostilidades.

Además, esa mañana iba a tener su primera cita real con Ron, y aunque consistiría en un simple paseo y un picnic en un parque cercano, admitió para sí misma que quería verse bien.

Sencillamente, quería complacerlo. ¿Estuvo tan mal?

Mientras sacaba el vestido más básico que pudo encontrar y lo combinaba con una chaqueta vaquera de diseñador, se preguntó cuánto había cambiado en poco más de un mes: ¿realmente habían sido sólo cuestión de semanas desde que pasó ¿Su tiempo libre escondida en la biblioteca y negándose a hablar con Ron? ¿Que había permitido constante y nauseabundamente que Lavender Brown se frotara sobre él en la sala común?

La inquietud se agitó en la boca de su estómago ante ese pensamiento.

A pesar de todo lo que habían discutido y el considerable esfuerzo que Ron había hecho en las últimas semanas para demostrarle su lealtad, ella no pudo evitar experimentar la más mínima semilla de duda; esa semilla envenenó sus pensamientos, la hizo preguntarse si Ron podría, dadas las circunstancias adecuadas, cambiar de opinión todavía.

En silencio, se vistió y estudió el resultado en el espejo: incluso con un bonito vestido no era más que Hermione, con piernas demasiado delgadas y rodillas nudosas, y era difícil imaginar cómo Ron podía desearla. Aunque había tenido los dientes arreglados desde los quince años, era francamente... poco atractiva comparada con personas como Lavender Brown y Fleur Delacour, y su cabello era una atrocidad en sí mismo.