I

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— (Nombre) — la llamó el albino recibiendo una mirada de atención por parte de la contraria en señal de que continuara sonriéndole un poco, dándole más confianza de la necesaria a Satoru — Sé mi novia — pidió mientras sonreía de oreja a oreja.

— Qué — respondió ella anonadada.

— Qué — le siguió Suguru.

— Qué — culminó Shoko su cadena de sorpresa mientras permanecían en fila luego de escuchar la petición de su amigo.

— Gojo, deja esas bromas — habló la fémina luego de salir del trance en el que la había dejado el de anteojos — No es gracioso — palmeó levemente el fuerte hombro ajeno en señal de que detuviera esa escena.

El peliblanco torció la cabeza mientras sus brillantes ojos zafiro la observaban confusos por sobre los lentes, lo que él le pidió no era una broma. Con paciencia el más alto se acercó a la fémina para después sonreír con confianza.

Él lo tenía todo, por eso quería lo único que no podía tener. Satoru anhelaba con intensidad, el corazón de su compañera de clase.

Se rascó un poco la cabeza sin saber explicarse, últimamente casi no dormía mientras permanecía dentro de sí mismo un sentimiento romántico dirigido únicamente a ella.

Todo un balde de agua fría, que de primera mano lo envío al médico, porque definitivamente las ojeras en su rostro ya no eran normales, si pudiera hablar de la fátiga que tenía nadie le creería las causas, el gran Satoru Gojo había sido flechado por una pequeña joven de mirada géntil y agridulce personalidad.

Era una batalla que no podía perder.

Se lo pensó tanto que incluso ideó un, según él, ingenioso plan. Este se basaba coquetearle hasta que cayera enamorada junto a él. ¿Genial no? seguro tendría éxito.

No obstante sus intentos fallaron, ella permanecía incrédula tomaba sus coqueteos como parte de su peculiar personalidad, haciéndole gracia pensando que su actuar era producto de los delirios de ser omnipotente que este tenía de vez en cuando.

Gojo se frustró, más el que persevera alcanza, refrán que logró que no se rindiera tan fácilmente, o puede ser ¿que no lo hiciera por cuestión de orgullo?, el albino no definía una línea clara entre esos dos puntos.

No lo pensó tanto recurriendo al plan B: Pedirle que fuera su novia. Estaba seguro que no fallaría, su voz interior se lo decía mientras lo abanicaba, después de todo él era Gojo Satoru ¿no?, no podría decirle que no.

— No es una broma — el peliblanco ladeó la cabeza para ver de cerca a la más baja. — En serio, sé mi novia — repitió él nuevamente.

— Qué — repitieron Ieri y Geto al unísono sin entender el contexto de la situación, aunque ciertamente ni la misma protagonista de la confesión lo entendía.

— Gojo, yo no puedo ser tu novia — contestó la chica cruzándose de brazos mientras cerraba los ojos suspirando.

— ¿Eh? — Satoru se paralizó de repente — ¿Por qué no? — se quitó los lentes dejando libre su vista para analizar si es que estaba oyendo mal.

— Pues no me has invitado a ninguna cita — musitó la fémina al compás que señalizaba con sus dedos en conteo de las razones por las cuales no acepta un noviazgo con él. Una flecha imaginaria atravesó el pecho de Satoru.

— Me pides ser tu novia pero ni siquiera me expresas tus sentimientos ¿Cuál es el sentido de eso? — continuó ella levantando un segundo dedo mientras un nuevo puñal se clavaba en el pecho del joven de ojos diamante.

— Y la razón principal por la cual no saldría contigo, es que eres un mujeriego, Dios mío, ¿Por qué en mi sano juicio querría estar con un hombre que lo más seguro es que me engañaría? — suspiró ella levantando un tercer dedo colocando su mano frente al rostro ajeno — No he llegado a ese punto de masoquismo — ladeó la cabeza al cerrar sus ojos soltando un suspiro en segundos.

— Game Over — mencionó el albino agonizante retorciéndose en el suelo como lombriz, su idea era continuar de esa manera en busca de ablandar el corazón de su amada, pero, un foco se prendió en su cabeza al recordar las razones de la contraria — ¡Si lo que te molesta es que no hayamos salido, te invito a una cita! — levantó la cabeza con emoción recibiendo una mirada desaprobatoria por parte de los tres presentes.

— ¿Por qué mejor no haces el intento de negar que eres un donjuán? — le cuestionó Suguru levantando una ceja.

— Porque no puede — Intervino Shoko — reconozcámosle la honestidad — articuló ella asintiendo con la cabeza.

— Tienes un punto — dijo Geto imitando el gesto de la castaña.

— Qué bueno que son mis amigos, verdad — reclamó Gojo en el suelo hasta que notó que en la conversación faltaba la voz de su, según él, futura novia.

Sin hacerse esperar él la buscó con la mirada, notando como esta comenzaba a escabullirse aprovechando la coyuntura dispuesta a regresar a su hogar sin más novedades.

— ¡Espera, (Nombre)! — Satoru se levantó dispuesto a seguirla o al menos acompañarla camino a casa, no obstante, ella despareció en cuestión de milésimas, dejando al albino con la mano extendida, el cual rendido prefirió rascarse la nuca.

— Eso fue un Fatality — habló Shoko notándose casi inmutable, pero con una pizca de gracia.

— ¡Qué fracasado! — se carcajeó Geto de la situación de su amigo, el cual intentaba disimular viendo por la ventana como la joven atravesaba la salida con velocidad.

Be my girlfriend! || Gojo Satoru x Lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora