Capítulo 18

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Hace dos días desde que dejé ahí a Eunha.

No he podido hablar con ella, este lugar me ha dado tanto trabajo. ¿Cómo puedo trabajar y también hacer el artículo? Ni que fuera a tener cuatro manos, pero con Anna Wintour no me puedo quejar porque lo más probable es que me despida, y se acabe mi única oportunidad para trabajar aquí.

Ahora solo me queda callarme la boca, sonreír y hacer como que todo va bien, en estos dos días no he revisado mi celular y aún no quiero hacerlo, así que solo salgo de mi oficina dejándolo ahí. Al cruzarme con Yerin, ambas sonreímos ya que es hora de irnos del lugar. Cuando nos subimos al auto escucho como mi amiga empieza a tararear la canción de Eunha.

—¿Ya dime que pasa? —la actitud de Yerin es sospechosa.

—Nada —suspiro, quedamos en silencio, me quedo mirando las calles de Seúl, veo como en cada negocio las personas van cerrando sus locales con una sonrisa en su rostro, de seguro porque ya pueden regresar a su hogar y disfrutar de su familia— ¿La haz llamado?

—No tuve tiempo —sigo mirando, como los faroles de luz comienzan a encenderse ya que la noche se aproxima.

—Hazlo, de seguro espera tu llamada, ahora tienes tiempo.

—Dejé mi celular en mi oficina.

—Típico —la miré prestándole atención— Estas rara, ¿pasa algo?

—Nada, solo que tanto trabajo me agobia.

—Te entiendo, llegando al departamento nos relajaremos, pero mañana la llamas. Sabes que aún tienes que terminar "eso" para que sigamos aquí.

—Lo sé, prometo hacerlo.

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Estoy en el gran sofá rojo recostada, mirando el techo blanco, mientras escucho ruidos provenientes de la habitación de Yerin, seguro haciendo desastre con su ropa como pasa cada día.

Solo veo el televisor, no entiendo nada de lo que pasa en la serie que están dando en este momento, de seguro porque está en silencio pero no quiero activar el sonido ya que me gusta estar así, tranquila.

—Sowonnie... —volteo para mirarla, se encuentra en ropa interior— Tomaré algo de tu armario, no encuentro nada que ponerme para dormir.

—Está bien —el timbre de la puerta suena, me levanto y veo a Yerin entrando a mi habitación.

—¡Ve, abre! —su grito vuelve a recordarme que hay alguien en la puerta.

Me dirijo a esta, no me pongo a pensar quien puede estar del otro lado, así que me dispongo a abrir tan rápido como llego.

—Ho-hola —no sé por qué tartamudeo, de seguro por el hecho de que Eunha está al frente mío con una sonrisa tímida.

—No has contestado mis llamadas —su sonrisa desaparece, ahora esta triste.

—Eunha yo...

—Sowonnie usaré ésta camisa —miro detrás de mí, Yerin nos mira a ambas mientras seguía en ropa interior con mi camisa en su mano.

—Ya veo... —escucho detrás de mí, cuando volteo para verla ya solo divisaba su espalda y como se alejaba.

—¡Corre! ¡Antes de que esa mujer crea que tenemos algo!

Salí rápidamente del departamento y corrí hacia el ascensor pero este ya estaba bajando a la planta baja, tome las escaleras bajáondolas de forma desesperada. Cuando llegué a la plata baja fui hacia el ascensor, está a solo un piso de abrirse, ese pequeño tiempo lo aproveche para recuperar mi respiración.

Las puertas se abrieron, ella estaba ahí, al verme no dijo nada solo paso a un lado mío como si no existiera. La tomé del brazo sin hacer mucha presión, ella giro pero se soltó de mí.

—No me toques, tus manos de seguro están sucias.

—¿De qué hablas?

—De ti y tu secretaria, aunque veo que son amigas con derecho.

—Que imaginación... —reí pero ella seguía enojada y ¿celosa? Eso ultimo me gustó— Ella es mi amiga, como mi hermana, estaba buscando algo para dormir y tomó mi camisa.

—Claro... —su tono era sarcástico.

—¿Por qué te mentiría? ¿Qué gano con mentirte?

—No sé, pero hace dos días que no me respondes los mensajes y mucho menos las llamadas, que estuvieras con tu amiga es una respuesta razonable.

—No respondí porque tuve mucho trabajo, intenté hacerme un hueco pero no pude.

—No importa, no me importa.

—Si no te importara no estarías aquí haciendo una escena... —le susurré— ¿Cómo supiste dónde vivo?

—Fui a la empresa, una chica me dio esta dirección y el número de tu departamento.

—Ven —la tomé de la cintura y la llevé adentro del ascensor, toque el botón del piso donde se encuentra mi departamento.

—Quiero irme —tomo mi mano que estaba en su cintura y la sacó de ahí.

—Quiero hablar contigo, por favor —la miré. Ella dudó.

—Tienes solo diez minutos, nada más.

—Gracias.

Después de esa pequeña conversación, no hablamos hasta que entramos a mi departamento. Ambas vimos a Yerin en el sofá, viendo la televisión, ella giro mostrándonos una sonrisa.

—¡Al fin! Tengo sueño y quiero dormir, así que seré rápida: Eunha, no tengo nada con Sowon, ella es mi amiga-hermana, además me gusta la pareja que hacen ustedes dos —ella comenzó alejarse— ¡Buenas noches!

—Descansa... —miré a Eunha, ella solo miraba el lugar— Iré por agua, siéntate —ella solo asintió, no decía nada y eso me preocupaba.

Dejé los dos vasos de agua sobre la mesa ratona que había al frente del sofá, me senté al lado de Eunha. Ella estaba con su celular, parecía que no le importaba que estábamos las dos solas, que podríamos aprovechar para hablar. Tomé mi vaso, le di un sorbo al agua y cerré los ojos, el líquido era muy frío, dejé el vaso de nuevo en la mesa. Estaba por hablar pero sentí sus manos tomar mis mejillas y hacerme girar para mirarla.

—¿Qué ha... —no logré terminar la pregunta ya que sus labios estaban sobre los míos.

Sentir de nuevo su dulce sabor hizo que le siguiera aquel dulce beso, necesitaba probar más de ella. Pasé mi lengua introduciéndola un poco en su boca para ver si reaccionaba bien, su boca se abrió un poco más permitiéndome entrar más.

Su lengua masajeaba la mía igual que la mía la suya, no quería separarme de sus labios, eran únicos los besos que ella daba, jamás alguien me había besado así. Después de un ratito, poco a poco se alejó de mí, dejando su dedo índice sobre mis labios.

—¿Por qué es tan distinto? —su dedo comenzó a rozar mis labios, cerré mis ojos al sentirme cómoda con esto— Él no besa como tú, no siento con su beso lo que siento con el tuyo —tome su dedo y me separé un poco de ella, abrí mis ojos sorprendida.

—¿Qué dijiste? ¿Quién él?






—¿Qué dijiste? ¿Quién él?

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30 días para enamorarla (Wonha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora