My Life With Alex Walter | A.W

Capítulo 1

01. La hermana de Hayley

Katherine y George Walter habían llegado al departamento de casados de Will y Hayley. Dónde hace tan solo un par de horas, Rebeca Young, la hermana menor de Hayley, había llegado del aeropuerto. Los señores Walter estaban ansiosos por conocer a la recién llegada.

—Bienvenida, Rebeca —Katherine le regaló una de esas dulces sonrisas que solo ella podía dar. —Te traje éstas para tí.

La morena se sonrojó al recibir una pequeña bandeja de cupcakes recién horneados y perfectamente decorados. Hayley sonrió mirando con ternura a su hermana de 17 años. Sabía que a ella le encantaba lo dulce.

—Muchas gracias Dra. Katherine —agradeció con efusividad, tomando la bandeja con mucho cariño.

—Oh, solo Katherine —la pelirroja le guiñó el ojo y el hombre rubio que la acompañaba le colocó un brazo por los hombros.

—Sí, bueno. En realidad yo hice los postres —dijo con chulería, a lo que todos rieron. —¿Qué? ¿No me creen?

Rebeca, o Bee, como le gustaba que le digan; venía del otro lado del estado, donde tenía una vida cómoda junto a sus padres. Sin embargo, al enterarse que su hermana mayor se había casado, quiso venir de inmediato. Estaba ansiosa por conocer a la familia de su cuñado y todo ese precioso prado verde que solía ver en las fotos. Amaba la naturaleza y sobre todo a los animales. Le había costado muchos ruegos, notas altas y buen comportamiento para conseguir el permiso de mudarse aquí para su último año de preparatoria.

—Hayley nos contó que vendrías a cursar tu último año aquí, estamos muy felices por ello —Katherine miró a Bee con dulzura— También nos dijo que estabas muy ansiosa por conocer los prados y a los animales. ¿Te gustaría ser veterinaria, Rebeca?

—Eso sería un sueño hecho realidad —la morena casi chilló de la emoción.

—Pues puedo echarte una mano con eso. Hayley nos dijo que estabas buscando un trabajo de medio tiempo, puedes ayudarme en la clínica y en casa con los caballos y demás animales. ¿Estás de acuerdo?

Rebeca miró a Hayley con una gran sonrisa en la cara y su hermana asintió de forma divertida.

—¡Estaría encantada!

—Me encanta el espíritu de ésta niña —George se cruzó de brazos, divertido— No se conocen muchos adolescentes así hoy en día. A ver si le contagia algo bueno a los chicos.

—Sobre eso, quería pedirles un favor —Hayley agachó la cabeza avergonzada y Katherine frunció el ceño preocupada.

—¿Sucede algo, cariño?

—Estamos aquí para ayudar —George sonrió, apoyando a su esposa.

—Will y yo aceptamos traer a la niña aquí, pero me temo que no tendremos espacio para ella, no el que requiere como una adolescente. Ya que a ustedes les sobra una habitación libre, estábamos pensando con Will... si podían dejar que Beca se quede con ustedes. Por favor, al menos un tiempo.

Rebeca se quedó en silencio. Los señores Walter se miraron entre sí, la última vez que habían llevado una jovencita a la casa no había salido muy bien, todavía había secuelas de ello en su hogar, secuelas de la cual no podían recuperarse. Sin embargo, Katherine miró a Rebeca a los ojos. Era una jovencita llena de vitalidad, alegría y ganas de vivir una vida plena. George tenía razón, a su hogar le vendría bien un espíritu feliz como ese.

—Por mí no hay problema —George se encogió de hombros, sonriente. —Kathy, tienes la última palabra.

—No molestaré —añadió Rebeca, de forma tímida— y en cuanto gane suficiente dinero, puedo conseguirme un lugar cerca de la clínica.