La primera noche: Lado B

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La casa de Gran Hermano zumbaba con la energía vibrante de sus nuevos habitantes. Alan y Martín compartían historias, sumergiéndose en la conexión que estaba tomando forma entre ellos. Sin embargo, un cambio repentino se produjo cuando la puerta chirrió anunciando la llegada de Axel.

Ingresó al dormitorio un chico lleno de alegría y atractivo, irradiando positividad con cada paso. Saludó a los demás participantes antes de dirigirse a desempacar, creando un frenesí de actividad en la habitación. Martín, sin poder evitarlo, se sintió atraído por la presencia magnética de Axel. Alan, por otro lado, notó la mirada de Martín y percibió un atisbo de celos.

La interacción entre los tres participantes en el dormitorio adquirió un matiz diferente. Mientras Axel se sumergía en sus pertenencias, Alan y Martín mantenían una charla distante, con un halo de tensión flotando en el aire.

El desfile de participantes continuó, cada uno trayendo consigo su propia esencia y personalidad única. Hasta que la voz de Santiago, desde la tele en la sala, cortó el bullicio. Los concursantes se congregaron frente a la pantalla, ansiosos por compartir sus primeras impresiones.

Florencia, la participante modelo plus size, expresó su entusiasmo. — Estoy emocionada de compartir este tiempo con todos ustedes. — Su voz resonó con sinceridad, y una sonrisa iluminó su rostro.

Alan lanzó una mirada cómplice a Martín, pero esta vez no recibió respuesta. Martín, inmerso en sus pensamientos, estaba centrado en trazar una estrategia para integrarse y sobresalir en el juego.

Las palabras de Santiago resonaron con solemnidad. "Esta casa está llena de sorpresas, y a partir de ahora se van a formar lindas amistades y quizás, quien sabe, alguien encuentre el amor. Pero chicos, por favor, no olviden que este es un juego y vinieron para divertirse, y por supuesto, para ganar". La pantalla se apagó, y los participantes, aún sentados en el sillón, le ofrecieron un fuerte aplauso. El silencio invadió la sala mientras las palabras de Santiago se desvanecían en el aire, dejando a los participantes en un estado de reflexión. La solemnidad de sus palabras resonaba en la habitación, recordándoles que, a pesar de la diversión y las posibles conexiones emocionales, estaban allí por un juego.

La energía de la noche aún palpitaba en la casa, y la decisión de brindar marcó el comienzo de una nueva fase. Las copas se alzaron, cada una simbolizando sueños, esperanzas y el espíritu competitivo que impulsaba a cada participante.

La sugerencia de Rosina de jugar a las preguntas agregó un toque de misticismo a la atmósfera. El gran sillón se convirtió en el epicentro de la próxima actividad, y los participantes se acomodaron ansiosos por descubrir más sobre sus compañeros.

— ¿Qué signo son? — preguntó Rosina con coquetería mientras enfocaba su mirada en cada participante.

Uno a uno, revelaron sus signos zodiacales. Cuando llegó el turno de Alan, la sala se iluminó con su sonrisa, revelando que era de Escorpio. El interés de los demás participantes creció, y la curiosidad se reflejó en sus rostros.

— ¿De qué día? — preguntó una participante intrigada.

— Del 10/11 — respondió Alan con seguridad.

La atención de todos se centró en él hasta que Martín, conocido como "el chino", se levantó y señaló hacia Alan con asombro.

— ¿Del 10/11? Boludo, yo también soy del 10/11. No, para, para. — Martín se acercó a Alan con una sonrisa amplia y le dio un abrazo, desatando risas y aplausos en la sala.

Alan, sorprendido por la coincidencia, se levantó para corresponder al abrazo. Cuando Martín lo rodeó con sus brazos, Alan sintió una mezcla de nerviosismo y calor. La mano de Alan se posó instintivamente en la cintura de Martín durante el abrazo, y la proximidad de sus cuerpos generó una corriente eléctrica sutil pero palpable.

Al separarse, el rostro de Alan se iluminó con una sonrisa nerviosa, pero sus ojos revelaban una mezcla de emoción y cautela. Las orejas de Alan, ahora enrojecidas, delataban la turbulencia de emociones que experimentaba en ese momento inesperado.

— ¡Qué loco! — exclamó uno de los participantes, rompiendo la tensión con su comentario humorístico.

Las risas y los comentarios tontos continuaron resonando en la casa durante esa noche llena de sorpresas y conexiones inesperadas. Los participantes compartieron historias, secretos y risas hasta altas horas de la madrugada. Sin embargo, la traición del sueño comenzó a hacerse evidente, y las luces de la casa se apagaron gradualmente.

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Esto No Es un Juego: GH - Alan Simone x Martín KuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora