Capítulo 13: Sombras en la Oscuridad

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StarNova se aventuró fuera de la imponente nave Nemesis, buscando un breve respiro en los vastos paisajes desgarrados por la guerra de Cybertron. Mientras el viento soplaba a través de su chasis, intentaba despejar su mente de las complicaciones de la batalla y las lealtades divididas. Sin embargo, su breve pausa se vio interrumpida cuando regresó a la nave y notó que algo estaba fuera de lugar.

Megatron, el líder de los Decepticons, actuaba de manera más extraña de lo habitual. La femme, con la astucia afilada por años de experiencia en el campo de batalla, notó las sutiles señales de que algo estaba mal. Utilizando sus habilidades adquiridas a lo largo de los años de guerra, comenzó a seguir los pasos del líder de los Decepticons.

Pronto, se encontró con la perturbadora escena: Megatron estaba utilizando el Energon Oscuro, una sustancia que, para los cybertronianos, era un tabú absoluto. Corrompía sus chispas, transformándolos en seres inhumanos y sin escrúpulos. Las implicaciones de esto hicieron que StarNova retrocediera, su expresión pasó de la sorpresa inicial a la preocupación profunda.

Se alejó sigilosamente, asegurándose de no ser detectada por Megatron ni por ninguno de sus subordinados. Con paso firme pero silencioso, regresó a su oficina en la Nemesis. La sombra de la decepción y la furia se reflejaba en sus ópticas mientras cerraba la puerta tras de sí. El rugido de su frustración resonó en la habitación cerrada. Sabía que la oscura presencia del Energon Oscuro había contaminado no solo a Megatron, sino también la integridad de los Decepticons.

Deadlock, con la intención de entrenar y aprender de su formidable madre adoptiva, la buscó por los corredores de la nave. Detectando su enojo antes de verla, se acercó con cautela. Al entrar en la oficina, notó la expresión enfadada de StarNova.

—"Madre, ¿qué sucede?" —preguntó Mech, preocupado.

StarNova gruñó en respuesta, su mirada intensa y furiosa se clavó en él. —"Megatron ha caído en las garras del Energon Oscuro. Está corrompiendo nuestra causa, nuestro propósito. Este tabú podría destruirnos desde adentro."

El más joven frunció el entrecejo, sin comprender completamente la gravedad de la situación. —"¿Energon Oscuro? ¿Cómo es posible?"

—"Lo he visto con mis propios ojos. Está mancillando su chispa, convirtiéndose en algo que ya no es un verdadero Cybertroniano. Esto no puede continuar." — La femme apretó los puños, una mezcla de tristeza y rabia en su voz.

—"Pero, madre, somos Decepticons. ¿Acaso no buscamos el poder y la superioridad?" —Mech sostenía la mirada desafiante de StarNova, pero su madre no retrocedió. Ella gruñó, y en sus palabras resonaba la frialdad que la caracterizaba en el campo de batalla.

—"El poder y la superioridad no se ganan con atajos oscuros, Mech. No se ganan a través de la corrupción de nuestra esencia. Se ganan a base de energon, de sacrificio, de esfuerzo. Usar el Energon Oscuro es tan deshonroso como..." —sus palabras se detuvieron por un momento, su chispa sintiendo el peso de un pasado doloroso— "...como aquel mech que fue la causa de que me separara de los Autobots."

Mech frunció el entrecejo, reconociendo la gravedad en la voz de la femme. La mención de ese mech desconocido dejó una sombra de misterio en el aire. —"Madre, ¿quién fue ese mech?"

StarNova suspiró profundamente, sus ópticas reflejaban el dolor de un recuerdo que preferiría olvidar. —"Ese recuerdo es solo dolor, Deadlock. Me enseñó que puedo ser un monstruo con armadura de santo. Por eso, elijo ser un monstruo de frente, porque nunca seré como ellos."

La pesadez en el aire se volvió más tangible, la carga de la historia de StarNova resonando en el silencio. Mech, aunque inquieto por la falta de detalles, comprendió la gravedad de la lección que su madre le estaba transmitiendo.

StarNova desvió la mirada hacia la pantalla de su D-pad, el dispositivo que conectaba su chispa con la red de comunicación. —"Tendré que informarle a Optimus sobre esto. Y ambos..." —sus palabras se colaron entre dientes— "...ambos tendremos que dejar a los Decepticons."

DEadlock asimiló la noticia con una mezcla de sorpresa y determinación. —"¿Dejarlos? Pero madre, ¿qué significa eso para nosotros?"

—"Significa que no podemos permitirnos ser arrastrados por las sombras. No podemos comprometer nuestra integridad. Si Megatron y los Decepticons han perdido su camino, nosotros debemos encontrar uno mejor." —StarNova fijó su mirada en su hijo, una mezcla de protección y desafío en sus ópticas. La decisión de abandonar a los Decepticons para preservar su propia integridad había sido tomada, pero la reacción de Mech estaba por revelarse.

Deadlock, en silencio, absorbía la información. Una furia interna se arremolinaba en su chispa, pero por el momento, optó por mantenerse callado. Con un gesto brusco, se apartó de la oficina de su madre adoptiva, la puerta cerrándose con un chasquido.

La rabia palpable que emanaba de Mech lo llevó directamente al campo de entrenamiento. Mientras se sumergía en la furia de sus movimientos, sus pensamientos eran un tumulto interno. En su interior, un conflicto emergía entre los ideales de honor y fuerza de su madre y lo que él veía como debilidad.

—"¿Dejar a los Decepticons?" —murmuró para sí mismo mientras descargaba su frustración en los simuladores de entrenamiento. —"¿Desde cuándo la guerra se trata de ser honorable? ¿Acaso mi madre no comprende que en la guerra todo se vale?"

Cada golpe que lanzaba estaba impregnado de la tensión que sentía. Para Deadlock, la visión de su madre alejándose de los Decepticons era un golpe directo a los fundamentos que había abrazado en su vida. Su madre, a quien veía como un modelo de fuerza y determinación, ahora mostraba una faceta que él consideraba débil.

Entre cada choque de metal y energía, la semilla del desprecio germinaba en su chispa. La lección de StarNova sobre la integridad y la rectitud en la guerra chocaba directamente con la percepción de Mech de que cualquier medio justificaba el fin en este conflicto interminable.

El campo de entrenamiento se llenó con el sonido metálico de su ira. Mientras el desprecio se arraigaba en su interior, la relación entre madre e hijo enfrentaba su prueba más difícil. ¿Podrían reconciliar sus diferencias y encontrar un camino común, o la sombra del desprecio amenazaría con separarlos incluso en medio de la guerra?

Mi pasado ocultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora