-Sólo cállate, por favor...- Afloje mi agarre de sus muñecas, no me gustaba verlo con esa mirada de temor, pero tampoco podía hacer nada, incluso estoy seguro que estaba a más del triple de asustado que él.
Después de un buen rato mirándolo fijamente a los ojos, me di cuenta de que el temor en sus dulces ojos color miel se iba discipando, su respiración era cada vez más lenta y relajada, ya nisiquiera intentaba soltarse o patearme la entrepierna.
-Shh, no te haré nada, calmate un poco Bill, solo eso, solo calmate...- Le dije en el tono de voz más bajo que mi garganta me permitía hacer, solo quería calmarlo, y si él lo hacía, tal vez yo también podría hacerlo.
-¿Q-qué hago aquí?, ¿dónde estoy...?- Su voz tan entrecortada provocaba que un sentimiento extraño me invadiera, nunca había sentido esto, pero algo me decía que solo tenía que protejerlo.
-Estás... En mi casa...- Intenté alivianar el ambiente con una leve sonrisa mientras me rascaba la nuca de forma nerviosa.
-¡¿En tu casa?!- Y de nuevo volvió a sobresaltarse, apartandome de enfrente de él para levantarse alborotadamente y observar todos y cada detalle, mi cama, mi ropero, y hasta mi escritorio.
-Oye, tranquilo, créeme, yo tampoco sé como es que llegaste a mi cama-
-¡¿Qué?! No, no, no, no, no, ¡¿Cómo es posible que no lo sepas?!-
-N-no, ya se que no suena lógico pero yo... Me levanté por un vaso de agua y cuando regresé ya estabas aquí...-
-Entonces... ¿Quién me trajo hasta acá...?- Sus palabras sonaban vacías y vagas, casi apagadas.
-No lo sé Bill, pero...-
-¿Pero qué?-
-Ya calmate, ¿si? Veré la manera de que regreses de donde sea que vengas-
-¡¿Qué me calme?! No, no pienso calmarme, quiero irme, ya- Su tono de voz y sus expresiones faciales, incluso su "lenguaje corporal" eran como las de un niño berrinchudo, pero aún así no encontraba como soltarle una buena bofetada tal y coomo lo hubiera hecho mi madre.
-Bill, escuchame, ya te dije que no sé...-
-¡No me importa!- Y me interrumpió antes de que pudiera terminar de explicar, le dio un manotazo a la mesa que le quedaba más cerca, podía sentir su frustración incluso a distancia.
Perdí la paciencia y salí de mi propia habitación, azotando la puerta con fuerza a mi paso. Para mi buena suerte, toda mi familia se había ido de paseo y a hacer una que otra compra por ahí, no me imagino el lío en el que me encontraría ahora mismo si mi madre o alguna de mis tías hubiera visto a un hombre con pinta de gay en mi cama.
(Lo de pinta de gay no es con intención de ofender, Bill es el ser más hermoso del multiverso ☝️)
A los minutos no pude contolar ese sentimiento de culpa que me invadía tan a menudo, pero está vez era otro tipo de culpa, una que me hizo creer que ya estaba decayendo en mis pensamientos extraños de nuevo, sí, otra vez sentí que pude haber hecho más, y no en cuestiones de mi vida personal, ahora lo sentía por haberlo dejado ahí solo y probablemente asustado, confundido, agobiado, abrumado...
¿Pero en qué estaba pensando? No, no podía tratarlo como un bebé, él no era un recién nacido, y... aún así quería seguirlo protegiendo a alguien que por una u otra circunstancia terminé adorando más que mi existencia.
Caminé hasta la habitación, no lo iba a tratar como a un niño pequeño, pero no estaba dispuesto a ser un completo monstruo como lo habían sido mis familiares conmigo. Toqué la puerta con un sándwich en la mano y con la voz entrecortada dije:
-Bill, voy a entrar- No obtuve ninguna respuesta por el otro lado de la puerta, no había tiempo que perder y entré sin volverle a avisar, solo ahí lo encontré tirado al lado de la cama hecho bolita mientras sollozaba.
-Ya vete, quiero estar solo...- Se quejó aún sin mirarme a los ojos.
-Hey, no tienes que lidiar con todo tú solo...- Intenté tranquilizarlo poniéndome de rodillas a su lado mientras le acariciaba la espalda.
Sus llantos se volvieron cada vez menos silenciosos conforme iba pasando mi mano por sus hombros y espalda, quebrandose por completo mientras yo lo observaba.
-Shh, ya encontraremos como solucionarlo. Toma, seguro que tienes hambre- Acerqué el plato con el sándwich a su lado.
-No tengo hambre...-
-Vamos, está rico- Corté un trozo de este y lo acerqué a su boca en un instinto maternal.
Poco a poco fue comiendo y saboreando cada bocado que yo introducía a su boca, pensé en que probablemente lo estaría haciendo un inútil al darle de comer en la boca, pero también sabía que necesitaba algo de consuelo en estos instantes.
Cuando terminó, lo tomé en mis brazos con la suficiente fuerza para levantarlo pero la misma suavidad para no lastimarlo, lo coloqué en la cama, admirando su nariz tan fina y esbelta, solté una sonrisa de lado sin poder contener la alegría que me daba tenerlo ahí, aunque claro, también era egoísta de mi parte querer que se quedara.
-¿Sabes? Aveces siento que estoy loco y que solo yo puedo verte-
-Mmm, estás loco. Aunque yo tampoco te puedo asegurar que sea real- Se rió con algo más de ánimos.
-¿Enserio?, ¿entonces eres un fantasma?- Bromee y acaricie su cabello perfectamente planchado.
-No lo sé... Supongo que siempre creí que solo era alguien de tus sueños. Aunque nunca supe de verdad como se sentía un sueño, quizás estoy soñando y nisiquiera me he dado cuenta-
-No creo que estés soñando, en un sueño todo son brillos y pastelitos, ¿no?-
-No creo que sea así... De hecho...- Supe que Bill estaba apunto de decir una de sus frases filosóficas o científicas, y la verdad estaba más que listo para escucharlo, pero un ruido de una llave abriendo la puerta desde el piso de abajo cortaron sus palabras, haciendo un nudo imaginario en su garganta para evitar que estás salieran a través de su boca.
-Oh mier...-
Capítulo 4 publicado tarde 😞, había perdido la libreta en la que lo había anotado y eso jeje, disfruten y disculpen si hay faltas de ortografía.
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My little Fairy | TOLL
Fanfiction★Se dice que el universo siempre une a aquellas almas gemelas, a esas que están destinadas a ayudarse mutuamente, a brillar juntas para unirse y crear el más hermoso resplandor. Pero... ¿Qué pasaría si de pronto algo se interpone entre dos almas?