09. Vuelta a clases

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Fue la rápida, enérgica, y explosiva guitarra de la intro de Live Wire lo que despertó a Pam de su plácido sueño aquella mañana. Incorporándose de un salto con un grito, se encontró con Kate sujetándole un altavoz en la oreja a todo volumen.

–¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO?!

–¡BUENOS DÍAS!

–¿¡QUÉ HORA...!? ¡KATE, SON LAS SIETE DE LA MAÑANA!

–¡PRIMER DÍA DE INSTITUTO, PAMMY, TOCA IR A CLASE!

–¡TE VOY A MATAR!

Kate se apartó de ella justo a tiempo de esquivar el puño de Pam, dando brincos y bailando al ritmo de la canción y blandiendo el altavoz por el aire con el brazo extendido. Cuando Vince Neil empezó a cantar, Kate cantó al unísono, siguiendo la letra a voz en cuello.

PLUG ME IN, I'M ALIVE TONIGHT, OUT ON THE STREETS AGAIN...

–¡SON LAS SIETE DE LA MAÑANA!

–...TURN ME ON, I'M TOO HOT TO STOP, SOMETHING YOU'LL NEVER FORGET...

–¡ME CAGO EN TUS MUERTOS!

¡TAKE MY FIST, BREAK DOWN WALLS; I'M ON TOP TONIGHT, NO NO!

Pam saltó de la cama y empezó a perseguir a su hermana por la habitación, mientras esta huía de ella como un pollo sin cabeza, usando una silla de escritorio como escudo y tirándole cojines para frenarla–. ¡TE VAS A ENTERAR!

CAUSE I'M HOT, I'M YOUNG, RUNNING FREE, A LITTLE BIT BETTER THAN I USED TO BE, ¡CAUSE I'M ALIVE!

–¡SÍ, POR POCO TIEMPO!

Diez minutos y varias canciones de Mötley Crüe más tarde, Maggie puso orden y demandó que empezaran a prepararse para no llegar tarde. Ambas hermanas, despeinadas y con los pijamas estirajados de los tirones que se habían pegado una vez Pam hubo enganchado a Kate, asintieron y se pusieron en marcha entre refunfuños.

Cuando salieron por la puerta a las ocho menos cuarto, estaban ya vestidas, desayunadas, y con las mochilas a la espalda. Adicionalmente, Pam tenía los antebrazos llenos de arañazos, y a Kate le estaba sangrando el labio ligeramente.

–Tía, me da hasta un poco de cosa salir a la calle –reveló Pam nerviosamente mientras bajaban en el ascensor–. ¿Y si aparece la señora Domitrovich otra vez?

–Qué va, si ni siquiera sabe dónde vives –dijo Kate, quitándole importancia con un gesto de la mano.

–Sabe dónde ensayamos. Tiró un ladrillo por la ventana, ¿recuerdas?

–Sí, pero eso te pasa por follarte a un tío casado que vive literalmente en el edificio de enfrente. Y de todas maneras, no sabemos si ese ladrillo fue ella.

–Decía "pagarás".

–¡Eso puede referirse a cualquiera de los cinco! Hemos puteado a mucha gente, Pam, podría ser cualquiera. Tú estate preparada para correr por si acaso y ya está, como siempre.

En el Instituto Valvanera había un área que había sido apodada por los alumnos como "la puerta de los heavys". Consistía en una de las puertas laterales de acceso al edificio, que daba a un pequeño porche techado que, a su vez, daba a una pequeña zona con bancos de metal, suelo empedrado y árboles. Ahí era donde todas las parias del instituto se juntaban para fumar, jugar a las cartas o molerse a palos: hippies, punkarras, drogatas, góticos, emos, autistas... Sin embargo, se la llamaba la puerta de los heavys porque estos eran los que más bulla generaban, y, por lo tanto, el grupo cuya presencia era más notable.

Todas las mañanas, Pam, Kate, Marshall y Robbie se reunían en la puerta heavy a esperar a que la abrieran para entrar a clase junto con el resto de metaleros. Todos juntos no eran muchos, pero hacían bien de ruido.

𝙃𝙀𝙇𝙇'𝙎 𝘼𝙉𝙂𝙀𝙇𝙎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora