Señor Nakahara diríjase a dirección, joven Akutagawa usted también – Sonó por la megafonía de la escuela Bungou Stray – Es un asunto de suma importancia, por favor ser rápidos.
Akutagawa ya se imaginaba que paso, Chuuya se igual manera, por lo que se levantaron rápidamente de esos asientos, yendo hacia la oficina del director, donde se encontraban 2 chicos, ambos en diferentes crisis Atsushi tenía alucinaciones con el nombre que lo maltrataba cuando era más pequeño, aquel le causaba un miedo y pánico inimaginable, por lo que terminó con un ataque de pánico.
Por otro lado a Dazai habían hecho una broma “inocente” mientras él dormía en su mesa, le habían quitado sus vendas, las vendas que cubrían un pasado malo, autolesiones por todos lados, el brazo lleno de cicatrices tanto viejas como nuevas. Cuando sus compañeros vieron sus brazos lo único que le gritaron fue “¡Monstruo!” o cosas como “Solo quiere llamar la atención de los demás”. Quien lo había llevado con el director fue su compañero Fyodor.
- Dazai, Dazai, estoy aquí – Dijo Chuuya mientras le volvía colocar las vendas en sus brazos, tapando todo rastro de autolesión - Ya pasó, ya es pasado. - El castaño estaba llorando en el hombro del más bajo sin control, lágrimas corrían de sus mejillas sin compasión alguna, ¿esto le molesta a Chuuya? Claro que no, lo que le molestaba era que la gente tan mierda que podía llegar a existir, el simple hecho de saber que ahora en el mundo existe gente tan jodidamente asquerosa y despreciable, juraría que mataba con sus manos a quién le hizo eso a su pareja.- Soy un monstruo… Demonios hablan en mi cabeza, ¿por qué sigo vivo? - susurró castaño logrando que sólo Chuya lo escuchara, aquello alarmo al más bajo, ya que hace mucho su pareja no se sentía tan miserable. Ya llegaba a los 2 meses sin cicatrices en sus brazos, y gracias a esa mini… ¿para qué mentir? fue bastante grande y Osamu solo quería morir y borrarse del plano.
- Amor sigues vivo porque mejorarás, tranquilo, ¿sí? – Trataba de calmarlo, a pesar de ser muy pequeño sus caricias y su cuerpo calmaban al castaño - Estoy aquí para ti, ¿quieres ir a un lugar más apartado? – Preguntó secando las lágrimas de Osamu, viéndolo directamente a los ojos, en los ojos del mayor se podía ver la preocupación y empatía que sentía por ese momento.
- Llévame lejos, contigo Chuuya, sácame de aquí, te lo pido por favor… - Dijo aquellas palabras, y con ayuda del profesor Sakunosuke Oda, lo llevó a una sala completamente vacía.
Ahora vamos con nuestro tigre albino, ¿no? nuestro Atsushi se encontraba en el suelo llorando, posición fetal apoyado en la pared, ojos fijos hacia una esquina cuando Akutagawa llego, el albino se lanzó sobre él rápidamente, el azabache lo acunó entre sus brazos mientras Rashomon le acariciaba la cabeza, su habilidad se había materializado soltando un gruñido llamando así al tigre de Atsushi, Byakko, el cual se materializo realmente grande, poniéndose al lado de Atsushi y Aku, dándole a entender que estaría junto a su portador.
Allí estaban Ryunosuke apoyado en la pared, Atsushi en sus en sus brazos acurrucados, Byakko a su lado y Rashomon acariciando a Nakajima, parecían una familia, Atsushi por fin había encontrado a la persona correcta, la persona que lo apoyara sin importar que, que lo consolaba cuando lo necesitara y lo escuchara en todo momento, todas aquellas alucinaciones que sentía, se fueron en cuanto toco los brazos de su amado.- ¿El director del orfanato volvió a aparecer? – Pregunto el criminal, repartía besos y caricias en su hombro, tranquilizando así al menos con más facilidad.
- Sí… Ryu, ¿por qué vuelve? – Cuestiono jugando con el pelaje de su habilidad, él no quería que el director volviera, la persona que tanto daño le había hecho… pero a su misma vez, la persona que lo protegió de lo cruel que era la sociedad, la persona que consideraba una figura paterna – Tu… Gracias por venir. – Agradeció con su sonrisa de siempre, una la cual a Ryunosuke le llenaba de luz, esa sonrisa que era capaz de capturar corazones apenas era vista, mala suerte para algunos, buena para el azabache, ese corazón le pertenecía a él.
- Jinko, el vuelve por tú recuerdo, no estas conforme al olvidarte de él, aun lo extrañas, porque el fue tu padre suplente durante tu tiempo de estadía en el orfanato, es completamente normal. – Explicaba con calma y paciencia, sabiendo que decía la verdad y que su pareja no se iba a molestar - ¿Qué te dijo el psiquiatra ayer? – Pues sí, ayer Atsushi había asistido a un psiquiatra, el cual lo ha estado viendo los últimos 5 meses de su vida, le dijeron que tomara fluoxetina, la cual era para la depresión y risperidona el cual era para la psicosis que el albino sufría, pero aquellas pastillas se las tenia que manejar Ryunosuke al ser el mejor estable mentalmente y el mayor en la casa.
- Me… toma, esto es tuyo. – Le dio las pastillas, solo tenia una tomada de la unidad de 30.
A Atsushi se le había olvidado pasarle las pastillas, pero él se controlaba y no le daban esos impulsos suicidas como a su amigo, pues el si atesoraba la vida que sus progenitores le habían otorgado.- ¿Fluoxetina? ¿Risperidona? ¿Te las receto el psiquiatra? -
- Sí, se me había olvidado pasártela, perdóname. – Respondió el agente sonriendo, ya mejor y muchísimo mas tranquilo que antes.
Felices, se les notaba en el rostro, en su corazón, en lo mucho que latia su corazón uno por el otro...
—
989 palabras.
Le quiero agradecer de todo corazón a mi pareja (quien no tiene wattpad) por ayudarme con la narrativa y todo lo que tenga que ver con estos relatos cortos.
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Soukoku's Week - (。•̀ᴗ-) ♡
Romansa7 dias, 7 One-Shot, 7 historias de la rama del Soukoku. (Contenido Maduro por referencias a temas sensibles) ZENKO SOUKOKU SHIN SOUKOKU SOUKOKU