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VOCALOID NO ME PERTENECE, LA HISTORIA TAMPOCO, ES DE JANINA PEREZ DE LA IGLESIA, YO SOLO LO ADAPTO PARA USTEDES.

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Toda la noche la pase rodando de un lado a otro de la cama. Sentí dar las doce en el viejo reloj de la sala y la imagen de Miku en medio de mis burlones compañeros se negaba a irse de mi habitación. Era la primera vez de muchas noches de insomnio que me esperaban, pensando en ella.

A la mañana siguiente me levante de mal humor. Si en el desayuno me hubiesen dado la noticia de que las calles se habían derretido o que mi colegio había salido volando a otra galaxia, yo hubiese sido feliz. Pero mi cuota de buena suerte estaba agotada hacía mucho tiempo. No me quedó más remedio que enfrentarme a la vida y me fui con mi mochila al hombro, rumbo al patíbulo.

Al entrar, lo primero que hice fue buscar con la mirada a la culpable de mi noche. Pero Miku no había llegado. Me sentí un poco más aliviada, como el condenado a muerte al que le posponen la ejecución. Al final sería lo mismo. Pero de momento yo estaba sentada en una banca, respirando aún.

Una palmada en el hombro y se esfumaron mis tenebrosos pensamientos.

- ¡Se te queman las neuronas!

Lily se sentó a mi lado, con una cara de felicidad que daba envidia. Aunque eso no es nada raro, siempre la tiene así, lo contrario de mí. Quizá por eso somos amigas.

-Hola Lily-salió mi voz, desde el fondo de un pozo vacío.

- ¡Oyeee! ¡Hoy sí que estás mal! ¿Te hizo daño el cocodrilo que cocinó tu hermano anoche?

-No estoy para bromas-le dije, y era enserio.

- ¿Suspendiste algo? -se alarmó- ¿Matemáticas? ¿Física?

-No estamos en exámenes-le recordé con hastío, mientras el timbre de entrada me salvaba de su insaciable curiosidad.

Lily se tuvo que conformar con la certeza de que tarde o temprano, yo le diría que es lo que me pasaba y se fue a su grupo. Yo marché al mío. La hora de reencuentro había llegado.

Entre al aula y me fui derecho a mi lugar sin mirar a los lados siquiera. Me hacía la distraída, buscando algo que no existía dentro de la mochila, cuando Miku se sentó del otro lado. No tuve que verla para saber que era ella. El olor era el mismo que el del día anterior.

- ¡Hola Luka-chan!

-Hola-saludé, fingiendo que acababa de notar su presencia.

Saqué la libreta y me puse a copiar la fecha. Quería decirle algo más, pero no pude. Una gallina que picoteaba sin parar dentro de mi cabeza me lo impedía. Pero a ella no le pasaba igual.

- ¿Qué asignatura toca ahora? -preguntó. Y sin darme tiempo para contestarle siguió diciendo-: Se me olvido copiar ayer el horario. ¡Hoy tuve que traer todos los libros! ¿Me puedes prestar el tuyo para copiarlo?

Se lo busqué y mientras lo pasaba a su libreta llegó la profesora y comenzamos con la clase de japonés. ¡Al menos no le daba pena sentarse junto al hazmerreír del grupo!

Miku era una excelente estudiante, de eso me di cuenta al momento. La timidez no estaba incluida entre sus aptitudes y desde la primera hora hasta el recreo se paró dos veces a responder y fue una a la pizarra. Yo jamás de atrevo ni a levantar la mano. Muchas veces me se las respuestas pero prefiero escuchar lo que responden otros.

También presentía que un nuevo problema que encapotaba el cielo con negros nubarrones y amenazaba tormenta. Tres asientos más allá no me quitaban los ojos de encima: era Aria Planetes, alias Ia.

El DisfrazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora