Llama Púrpura

capitulo 21

El sonido de un ruido sordo contra la pared resonó en la pequeña sala de carruajes. Las manos de la veela estaban sujetas sobre la cabeza de la rubia y ella jadeó pesadamente cuando sus bocas se abrieron y los labios dracónicos de la heredera descendieron por la suave columna de su garganta.

"Oh, joder, bebé". Fleur gimió levemente en voz baja, Hermione sonrió levemente contra el punto del pulso de Fleur. Escuchó el corazón de la veela latir rápidamente y sintió su pulso martilleando contra sus labios. Las manos de Fleur intentaban con cierta dificultad desenredarse de las de Hermione. "Quítame la ropa." Exigió la rubia con un gruñido y la morena se alejó un poco. Lo suficiente para que los ojos azules y marrones chocaran y hubo un pequeño momento de pausa.

"No intentes darme órdenes, pequeña veela." Hermione habló en tono firme y presionó las muñecas de Fleur contra la pared. La rubia solo gimió, arqueó y levantó su pierna derecha. La parte interna de su muslo aún vestido rozó ligeramente la pierna de Hermione, levantando la falda de Gryffindor en el proceso y ambos jadearon cuando la curva de su rodilla se ajustó contra la cadera de Hermione.

Ninguno de los dos pasó por alto el cambio de temperatura de la piel de Hermione. Con una destreza mayor de la que Fleur había esperado, ambas muñecas fueron rápidamente sujetas por una mano y la mano libre bajó para agarrar firmemente el trasero de la veela.

"Yo-" Ella tartamudeó y gimió mientras su mano apretaba los músculos. La boca de Hermione se movió firmemente contra el cuello de Veela. "¡No estoy tratando de darte órdenes bebé!" Habló con un chillido cuando los dientes de Hermione se cerraron fuertemente contra la punta de su muñeca. "Sólo quiero que me folles". Ella gimió y las cosas se movieron rápido. Fue como si algo se rompiera dentro de Hermione.

La morena soltó las manos de la veela y ambas manos agarraron las piernas de la rubia, levantándola con fuerza del suelo. Fleur jadeó y gimió ruidosamente cuando la morena se deslizó entre sus piernas abiertas y el contacto casi directo contra el centro caliente fue casi demasiado.

"Hermione..." Fleur se aferró a los hombros de la morena y las dos se besaron profundamente aún contra la pared.

"¿Puedo llevarte a la cama?" Preguntó con un grito ahogado contra los labios de la veela y la mujer simplemente asintió. "Usa tus palabras bebé, después de todo no tienes vergüenza de decir lo que quieres. Pero sé una niña educada". El tono era ligeramente punitivo y Fleur jadeó y se sonrojó.

"¿Llévame a la cama, por favor? ¿Quítame la ropa? ¿Llévame? Por favor, cariño, por favor". La morena sonrió ampliamente y se inclinó para besar a Fleur durante mucho tiempo. Sus lenguas hicieron pleno contacto y el gemido de la rubia fue amortiguado por la lengua de Hermione.

Los dos comenzaron un lento movimiento hacia la cama con ambas manos de Hermione todavía agarrando y estabilizando a Fleur. Los dos se estaban besando profundamente y Hermione con una facilidad que sólo un medio dragón tendría, cargó a Fleur como si la rubia no pesara. Fleur sabía que era fuerte y ágil, su cuerpo forjado por el intenso entrenamiento del clan, pero no era liviana. Era flexible y ágil, pero su cuerpo estaba formado por músculos y muy poca grasa. Pero todos los músculos desarrollados por el rebaño parecían no tener ningún efecto contra los brazos de Hermione.

A diferencia de lo que Fleur imaginaba, la morena no fue directamente a recostar a la rubia contra la cama. Fleur estaba sentada suavemente en el borde de la cama y la rubia casi sintió que se derretía en su propia piel cuando la morena separó la boca y se arrodilló entre las piernas abiertas de Fleur.

"Te follaré, gatita. Pero también adoraré cada pequeña parte de ti". La rubia sintió su cuerpo estremecerse. La suave penumbra de la habitación casi le daba un aire misterioso a la situación, pero los ojos morados que miraban fijamente a Fleur y brillaban en la oscuridad no dejaban dudas a la Veela que era la persona que estaba con ella en ese momento. La luz de la luna se filtraba ligeramente entre las nubes del exterior y bañaba amorosamente la habitación a través de la ventanilla del carruaje.