O5: El principito.

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No supe nada de Chan durante el resto de la tarde, luego del extraño suceso de la flor

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No supe nada de Chan durante el resto de la tarde, luego del extraño suceso de la flor. Vaya alivio, en realidad.

Uno de los guardias me llamó cuando estaba oscureciendo para que ayudara a limpiar la cocina. Fui, muy dispuesto a tener las uñas quebradizas por la cantidad absurda de cloro que usaría para tratar de limpiar toda la maldad de los cubiertos que fueron tocados por esos cerdos asquerosos con los que estoy encerrado aquí. Demoré un par de horas, los reos que estaban allí ni siquiera me miraron, por lo que me dediqué a tararear mientras pulía, enjuagaba y barría.

Sería de madrugada cuando volví a mi celda. Nuevamente, no había nadie. Pero por la lavadora funcionando, supuse que Chan había estado aquí. Decidí que no me importaba el tipo en absoluto, y sólo me acosté en la litera de abajo con uno de los libros que traje dispuesto a leer hasta caer dormido. Mis manos estaban secas y olían a productos químicos, pero por alguna extraña razón eso me gustó.

La limpieza es una especie de orden, de control. Y eso era lo que quería en mi vida.

Estaba por dormirme con el libro sobre la cara, pensando felizmente que, de alguna forma, mi vida se estaba acomodando a como yo quería. Cuando la reja de la celda se abrió estruendosamente y pisadas avanzaron hacia adentro, junto al perfume varonil que conocía muy bien.

Bajé el libro hasta que cubría sólo mi nariz, y observé con ojos entrecerrados al idiota tatuado de la espalda musculosa abrir la ruidosa lavadora y sacar su ropa en completa paz. Ni siquiera me miró, pero lo escuché silbar alguna canción molesta que no conocía, y mover el sofá hasta que estuvo separado de la pared. Colgó las prendas mojadas en el respaldo y se tronó el cuello, pareciendo cansado.

Sonreí ante la idea de un tipo tan peligroso y temido tendiendo ropa luego de lavarla. Sexista, lo sé. Pero, se veía incluso más suave de lo que realmente era. Yo había visto esos ojos oscuros desde cerca, bastante cerca, y era consciente de la sombra de rencor e ira que aguardaba allí,

Nuevamente, decidí que no me importaba su existencia, y volví a poner el libro en mi cara. Pasaron minutos en total silencio, y no podía dormir. Su presencia me tenía alerta, de forma extraña. No temía que me hiciera algo, sólo esperaba a saber qué estaba haciendo.

De pronto, agua corriendo y un extraño sonido, como si algo estuviera cortando el aire, acabaron con el silencio en la celda. Era irritante.

Me senté en la cama con pereza, los resortes rechinando. El libro se deslizó hasta mi regazo, y tuve la gloriosa vista de su torso desnudo junto a los brazos musculosos tensionándose mientras se inclinaba en el lavabo y afeitaba la ligera barba en su afilada mandíbula con una navaja de mano. Metió aquel objeto afilado bajo el chorro de agua y volvió a pasarlo por su rostro, quitando los delgados vellos tan azabaches como el cielo oscuro de afuera.

Entonces, sucedió.

Nuestros ojos se encontraron por el reflejo del espejo. Me avergoncé horriblemente por mi pelo despeinado y el rostro rojo, además de haber sido pillado babeando por el norte de su cuerpo desnudo. Chan mostró una lenta y ladeada sonrisa, tan juguetona y a la vez sombría que mi espalda sufrió un escalofrío. Golpeó la navaja contra el borde del lavabo, y cortó el agua, antes de tirar el objeto dentro con algo de brusquedad. Volví a temblar por el estruendo, y tragué la saliva acumulada en mi boca, sin ser capaz de sostenerle la intensa mirada por más tiempo.

Dandelions ♡ chanlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora