Capítulo 3

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HAILEY
-¿Habéis logrado hacer correctamente las ecuaciones?- preguntó Lily a sus a sus amigas.

-Eran bastante difíciles.

-Yo no he dormido casi.- dijo Hailey.

Estaba agotada, no dejaba de buscar un rato o un sitio cómodo

para echar una cabezadita, por lo que se durmió en clase y el profesor no se dio cuenta. Estaba deseando que acabasen las clases para intentar averiguar algo más sobre Xabier, lo que fuera. Esperaba con paciencia hasta la última clase del día: plástica, por lo que se le hizo más corta.

Xabier recogió la mochila y se fue nada más sonar la campana, y Hailey se tuvo que dar prisa para poder seguirle. Al principio él fue por el camino normal, pero más tarde se metió en el bosque. No sólo en el bosque a donde ya nadie entra, si no por lo más dentro posible. Con tantos árboles a Hailey le costaba mucho ver por dónde iba y al mismo tiempo apartar las ramas que se interponían en su camino. Hubo una parte en la que sólo había arbustos y más arbustos y al no ver donde pisaba se tropezó y cayó sobre uno. Xabier se dio la vuelta y cuando aseguró que nadie le seguía continuó su camino hacia el lago oculto tras una colina.

-¡Ay!- Gritó de dolor Hailey tras ver su rodilla y codo sangrando.

Fue cojeando como pudo hacia aquel lago. Se paró al ver que Xabier ya no estaba, había desaparecido. Al otro lado de aquella masa de agua había una casa con pinta de estar abandonada. Tenía la fachada gris y un poco estropeada por el tiempo, al igual que el tejado que tenía agujeros. Hailey rodeó lo más rápido que pudo para ver de cerca la casa por si Xabier se ocultaba allí. De cerca la casa era más triste, prácticamente estaba en ruinas. Ella cogió el pomo de la puerta y tras vacilar unos instantes la abrió. Se echó hacia atrás cuando un ratón salió de la casa y la rozó un pie.

-Sólo es un ratón, nada más.- Se dijo.

Cogió aire y entró en la casa. Todo estaba muy oscuro y con la poca luz que salía del agujero del techo se veían muebles antiguos. La puerta se cerró detrás de ella de un portazo y un aleteo le asustó. Miró al techo, había algo que volaba sobre ella: un murciélago. Éste tardó tanto tiempo en captar su atención como en desaparecer en las sombras. Hailey avanzó un poco más y vio un pasillo poco ancho, por el que una sombra pequeña no dejaba de moverse. Estaba un poco asustada.

-Tranquila, tranquila.

Unas manos heladas se posaron en sus hombros.

-¡¡¡¡AAAHHH!!!!- Gritó mientras corría hacia el pasillo.

-¿Qué haces aquí?- le dijo una voz familiar.

-¿Quién eres?

-No, ¿tú quién eres?

-Hailey, porfavor no me mates.

La figura se acercó, la cogió de la mano y la llevó fuera de la casa.

-¿Qué haces tú aquí?

-Quería seguirte.

Xabier puso los ojos en blanco. Era una situación realmente bochornosa para Hailey.

-¿Por qué?

-Hay algo raro en ti y quería averiguar qué era, pero no necesitaba que me matases de un susto, ¿vale?

-¡Lárgate!

-Vale pero, ¿me puedes al menos curar esta herida?

Hailey le mostró la rodilla a Xabier. Éste la miró fijamente y más tarde miró a Hailey. De nuevo a la herida y después a Hailey, así un rato hasta que negó con la cabeza.

El amor muerde(pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora