Capítulo 5

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HAILEY
Acababa de llegar a la puerta de mi casa. Me apoyé en la baranilla de las escaleras mientras sacaba las llaves de mi mochila. Una vez fuera las introducí en la cerradura y abrí la puerta.

Suspiré profundamente mientras apoyaba mi espalda en la puerta, ya cerrada. Había pasado prácticamente por todos los sentimientos hoy: dolor, amor, angustia, incomprensión... Todavía me quedaba la duda de lo que Xabier era enrealidad.

-No es normal.- murmuré en voz alta.

Subí las escaleras despacio y cojeando un poco por la rodilla, mientras la imagen de la casa de Xabier se me venía a la cabeza. ¿Cómo podía vivir ahí? Tenía que ser coña, ¿no?

Cerré la puerta de mi habitación y me desplomé inmediatamente en la cama. Puse mi mano sobre mi frente y cerré los ojos unos minutos mientras una sonrisa se dibujaba en mis labios al recordar el nombre clave: Xabier Black.

>>Este chico... ¿Cuándo aprenderá?>>

Xabier era tan impredecible... Me encanta su aspecto siniestro, su intenso pelo negro, sus ojos color miel... ¿Cómo no iba a estar todo el Instituto por él? ¡Era imposible!

Un mensaje me distrajo un momento. Me acerqué al escritorio y encendí el móvil para leer el WhatsApp. Me habían metido en un grupo formado por todos los de mi clase. Una tontería pues nadie en todo el Instituto tenía el número de Xabier... Es casi como si fuese antisocial. He tenido suerte al haber hablado algo con él; casi nadie ha tenido ese privilegio.

Encendí el ordenador casi sin pensar lo que hacía. Cuando se abrió una pestaña en internet se me antojó buscar datos sobre Xabier, es decir; si era normal esa personalidad que tenía y le hacía... único. ¿Pero cómo lo buscaba? Probé con poner "personalidad fría y siniestra" "afilados colmillos" y cosas por el estilo. En cada búsqueda aparecían mil cosas, pero sólo tenían en común una palabra "vampiro". Me empecé a reír descaradamente ante esa estúpida idea. ¿Xabier? ¿Un vampiro? Por favor, estaba loca. Pero no tanto (creo).

Cuando busqué todo lo que se me ocurría decidí ceder un poco ante esa probabilidad entre comillas, porque los vampiros no existen.

-La naturaleza de un vampiro- empecé a leer en voz alta.- suele ser siniestra, es su naturaleza. Algunas otras características suelen ser: la palidez, superioridad y... ¿qué?- interrumpí mi lectura, asombrada.- inmortalidad.

Con esa palabra recordé el estado que se había puesto Xabier en Instagram, que por cierto; todavía no me había aceptado o denegado la solicitud.

No pude evitar leerme la página entera. Ya que había empezado a dudar me gustaría saber todo lo demás para confirmalo. Si eso fuera un test: Xabier Black era un vampiro al 100%.

Me tapé la boca con la mano y abrí los ojos como platos. No podía negar a la realidad.

-Pero, si los vampiros no existen.- medité en voz alta.

Apagué el ordenador de golpe para no asustarme más y me metí con esa misma ropa en la cama. No quería hacer nada, ni comer ni dormir... Nada. Me dediqué exclusivamente a darle vueltas al tema,mientras estaba despierta. Palidecí al acordarme de que los vampiros pueden transformarte en uno de ellos si te mordían y te inyectaban un poco de su sangre al morderte, pero peor era la teoría de que si te chupaban la sangre te mataban.

···

-¡Vamos vaga! ¡Levanta coño!

Mi madre estaba realmente cabreada conmigo. Me había logrado dormir muy tarde y a consecuencia me despertaría casi a la hora que empezaba la clase si mi madre no me diese voces.

Como si fuera el fin del mundo, mi madre me metió dos tostadas en la boca junto con un gran chorro de leche fría, gracias a Dios no me había metido entre las tostadas pasta de dientes...

Me enjuagué la boca con Oraldine y me puse rápidamente unas mustang negras, mayas azules y una camiseta negra con un dibujo, antes de abalanzarme sobre el asiento del copiloto. Mi madre me llevó al Instituto a una velocidad que nunca había alcanzado conmigo dentro del coche, hasta me asusté un poco en las curvas.

Ya frente al Instituto ni me despedí; subí de tres en tres las escaleras hasta llegar frente a mi clase, que seguía... ¿sin completar aún? Ahora caía: era uno de los simulacros de mi madre. Suspiré y me acerqué a Mirella, que no dejaba de gesticular con las manos y hablar muy rápido. Parecía un tema tan interesante, ni me saludaron.

-¿De qué habláis?- las interrumpí, mientras dejaba la mochila sobre mi silla. Me miraron con perplejidad.

-¿No te has enterado?- preguntó Mirella.- Claro, como no has llegado a nuestra hora...

-¿Qué ha pasado?- pregunté con curiosidad.

-Que Ashley va a intentar tirarse a Xabier.

El puñetazo en el estómago que me aportó esa respuesta no vino solo: me recordó lo que sabía ahora de Xabier.

Estaba asustada por esos dos motivos, así que intentaría no acercarme a él lo más mínimo. De echo intenté no mirarle en toda la clase. Justo cuando por primera vez era él el que me miraba. Pero no era una miradita inocentona, me miraba como perplejo incluso inquieto.

Me intenté centrar en la clase de la señora Ruds, pero me fue imposible entre cómo me miraba Xabier y lo que estaba a punto de pasar con Ashley. Esperaba que esa chica hubiese cambiado desde el año pasado, pues no la había visto desde entonces.

Sonó el timbre y la segunda clase se me hizo muy corta. Obvio, era Plástica. Entonces sonó el timbre de nuevo, anunciando el recreo y Mirella me echó una mirada cómplice, como si ella hubiera estado pensando en lo mismo que yo esas dos horas.

Nos reunimos todas juntas cuando la clase se vació y salimos al pasillo.

-¿Listas? ¿Tenéis las palomitas?- dijo Katherine
.

-A alguien le va a doler.- dijo Mirella, mirándome de reojo.

Bajamos a la planta baja. Allí había un círculo de chicos y chicas del curso, incluso alguno de un curso superior. Supuse que ahí estaba Ashley, presumiendo y... guarreando.

Nos acercamos y pude ver cómo Ashley hacía tiempo tonteando con chicos que ni le interesaban. Pero, ¿a qué esperaba si Xabier ya había salido?

Para nuestra sorpresa Ashley esperó a que sonara el timbre de nuevo para actuar. Nos quedamos allí hasta que la gente se fue yendo, pero ella seguía allí con un par de chicos más. Fue cuando por el pasillo iba caminando Xabier. Mirella me dio un codazo para que prestara atención a como Ashley se iba al final del pasillo para ponerle una mano en el hombro. Él la apartó de mala manera, todo sin pararse un instante. Pero ella no se rindió y se puso delante suyo. Xabier la volvió a apartar y apremió. Ashley negó con la cabeza, cogió su rostro con las manos y pude ver cómo aquella chica de ojos verde intenso, largo pelo castaño liso hasta la cintura y con curvas de vértigo; le besó en los labios.

Al momento Xabier la empujó y siguió su camino, como si nada hubiera pasado. Ella se quedó allí, paralizada, al contrario que él, que me rozó el hombro al pasar.

Yo siempre había envidiado a Ashley por ser la chica más popular y guapa del instituto. Bueno, guapa en mi opinión. La mayoría de las chicas (incluso sus amigaas) pensaban que era una puta y ya, que era muy fea. Pero yo no lo creía así.

Ashley siempre me había caído muy bien, incluso hubo una época, corta pero la hubo; en la que fuimos grandes amigas. Ella eligió su camino y yo el mío y nos separamos.

Lo que decía, que siempre la había envidiado por su largo y suave pelo, sus ojos verdes que te perdías en ellos y esa figura perfecta... Pero ahora la envidiaba más por aquel beso que le robó. Le había resultado tan sencillo... y yo nunca lo conseguiriá.

El amor muerde(pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora