002;;

636 55 29
                                    

Los rayos del sol que atravesaban su ventana terminaron por despertarlo después de haber ignorado su alarma por segunda vez, sentía su cabeza palpitar de dolor debido a las emociones de la noche pasada, pasó sus manos a su cara para terminar por remover las lagañas y lágrimas secas. Se llegó a levantar con pesadez dirigiéndose hacia su baño para darse una ducha como cada mañana antes de irse al trabajo.

—Espero este imbécil al menos no moleste —menciono mientras se retiraba el condón que tenía como ropa para después, mover los grifos del agua para dar la temperatura ideal. Por su cabeza, simplemente se recordaban los flashbacks de la pelea, sobre lo que dijo y amenazó al más alto. «¿Realmente se habrá ido? Eso espero o al menos ya no se porte tan putas idiota», fueron sus únicos pensamientos antes de salir de la ducha e ir por otro de sus condones a su armario. Miraba su teléfono para cuidar la hora y no llegase tarde, su mañana se la estaba pasando muy tranquilo, eso le extrañaba de sobremanera, pero simplemente lo dejo pasar por la hora tan temprana que era.

Terminando por alistarte, reparar su lonchera y su maletín, partió hacia la parada de autobús más cercano sin antes cerrar con llave la puerta, en su camino seguía con sus pensamientos inquietos, recordando lo de la amenaza del retiro de su aval que había comentado en su regaño hacia el castaño.

—Necesitaría que alguien me asesore sobre eso pero ¿Y si de pura casualidad, él por fin empezará a pagar? —dijo para sí mismo aprovechando que la parada estaba en solitario aunque, segundos después soltó una risa ante su propio comentario ya que lo notaba algo imposible que pasase aun así, por decisión propia, se esperaría unas semanas para informarse y retirarse de pagar las deudas de su compañero, al menos de aquí hasta el siguiente pago que le tocaba hacer.

El dia para nuestro protagonista hecho de semen transcurría con la normalidad de siempre, con la excepción que ahora las únicas llamadas telefónicas que recibía eran solo de índole laboral, no de su compañero molesto, pero a esto no le tomo importancia, es más, incluso se sentía menos estresado al no tener más carga emocional. Pasaban las horas con lentitud hasta que marcaron las seis de la tarde exactas, había tomado dos horas extras adicionales para terminar los balances que le fueron encargados por su jefe de último momento, marcó su hora de salida y fue hasta la parada de autobús, con la fortuna de que este ya estaba por llegar, por lo que no tendría que hacer una larga espera.

 —Mi vista se siente tan cansada, solo espero que el pendejo no esté haciendo una mamada con explosivos —dijo para sí mismo en voz baja mientras tomaba asiento y checaba las noticias mediante su celular. Al llegar, bajo y dio una caminata de menos de cinco minutos para llegar directo a su hogar pero, al querer abrir la puerta, se percató de que la manija se encontraba trabada, o mejor dicho, cerrada.

—¿Que mierda? —fue lo único que mencionó mientras sacaba la llave de su maletín para seguidamente entrar y notar algo curioso, que todo estaba tal y como lo había dejado antes de retirarse, frunció su ceño mientras cerraba la puerta tras suyo y yendo directamente a ver todas las ventanas de la casa, también estaban intactos. «¿Y si nunca salió de la casa?» pensó para seguidamente ir a la habitación de Darkar, encendió las luces de la habitación solo para notar dos cosas curiosas e importantes: Darkar no se encontraba dentro pero, todas sus pertenencias seguían en la habitación.

—Ese imbécil seguro que salio antes que yo y simplemente no ha regresado, ha de estar de puta —concluyó sin tomar más importancia a la situación, pero en el interior se sentía agradecido que quizá, por una vez en su vida desde que cuida a su compañero, tendría todo un dia libre sin escucharlo ni verlo. 

Parte de la tarde y noche la paso con la tranquilidad que nuncas en años obtuvo, tomo una taza de café sin ser insultado porque si por su compañero, al igual que ver sus programas favoritos sin ser llamado gorda o golfa, ir al baño con tranquilidad sin tener un explosivo que le reventara su culo, se sentía en un sueño hecho realidad como en los clichés de las películas.

El ultimo regaño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora