Día 1. El chocolate caliente

398 46 8
                                    

Al despertar vió su habitación iluminada, el sol ya se había colado por las cortinas, entendió con pesar que ya era hora de levantarse. Tuvo una noche de pesadilla, así habían sido todos sus embarazos, pero ese en especial era realmente agotador, noches en vela por el insomnio, tanto dolor e incomodidad. No tenía ganas de levantarse, pero tenía que hacerlo, sus pequeños tendrían hambre y él no podía quedarse tendido en la cama todo el día.

Cerró los ojos por un momento y respiró profundamente. Algo en el ambiente se sintió infinitamente cálido y pacífico. El aire tenía un olor dulzón, tan fascinante que quiso fundirse con él. Luego, con la mente un poco más despierta registró los hechos, el aire olía dulce cuando se suponía que él y sus pequeños estaban solos en casa, lo que lo llevó a imaginar a sus cachorros reunidos en torno a la estufa intentando cocinar. Se levantó de golpe dispuesto a correr a la velocidad del rayo para detenerlos.

Frente a él había un par de brillantes ojos verdes, iguales a los suyos, y un cúmulo de pecas en un rostro adorable.

—Buenos días, Aki —saludó la madre omega.

—Buenos días mamá —respondió su pequeña con una sonrisa, para inmediatamente salir corriendo de la habitación, gritando—. ¡Ya despertó!, ¡mamá despertó!

Eso lo asustó de nuevo, sucedía con frecuencia que uno de sus diablillos corría para avisarle al resto que él o Kacchan habían llegado y podrían descubrir sus travesuras. Se levantó con prisa, buscó algo con que cubrirse y salió corriendo de la habitación.

En el pasillo tropezó con algo duro que no se movió ni un poco por la fuerza y velocidad que llevaba al ir tan apresurado.

—¿Qué habíamos dicho sobre que tú corrieras? —preguntó su alfa como un regaño.

—Kacchan… —suspiró entre emocionado y preocupado—. Creí que estabas en el trabajo…

—Hoy comienzan mis vacaciones, te lo dije ayer amor.

—Lo siento, creo que no escuché eso… —se lamentó mientras se acurrucaba en el pecho de su alfa, dándose cuenta que llevaba un delantal cubierto de harina.

No alcanzó a preguntar, Katsuki lo tomó entre sus brazos y caminó con él hasta la sala de estar. En cuanto salieron del pasillo los recibió un ambiente de ensueño, Katsuki y los niños habían construido un nido en la sala, con mantas, cojines y peluches. Las cortinas estaban cerradas, eso los aislaba de la luz exterior dejando todo en semipenumbra, la pantalla plana puesta frente a los sofás estaba en pausa; la pequeña mesa estaba repleta de golosinas, pasteles y demás cosas que sus cachorros y su alfa prepararon.

Sus cachorros más pequeños, Aki, Yuudai e Iku festejaron que por fin su mamá se unía a ellos en su día de películas.

Katsuki llevó a su omega hasta el sofá más grande, lo dejó en el centro para que sus cachorros corrieran a acurrucarse entre sus brazos y recibir su beso de los buenos días.

—No entiendo nada de lo que está pasando… ¿sigo soñando? —bromeó Izuku.

—Por un día queríamos ser nosotros quienes te sorprendieran a ti —dijo su hija mayor, Natsuki, cuando salió de la cocina con una bandeja de tazas humeantes.

Ella puso en la mesa una bandeja con ocho tazas de chocolate caliente; su segundo hijo, Hideki, puso un tazón con mini malvaviscos y Shiro, el tercer hermano mayor llegó con una charola de galletas recién salidas del horno.

En un momento Izuku tuvo a su alfa acurrucado contra él, a sus pequeños demonios luchando por quedarse cerca y a sus hijos mayores sobre su nido improvisado. Nat dió play a una de esas películas de héroes de cómics que tenían encantada a toda la familia Bakugo, luego todos se concentraron en acaparar cada golosina a su disposición.

Sus aromas se fundieron con el del chocolate caliente, llevándolo a un mundo de ensueño, donde todo era cálido y acogedor. Pensó que, cada embarazo había tenido sus momentos difíciles, pero todos valieron la pena, todos le habían dado un regalo inigualable. Podría soportar noches de insomnio, cansancio y dolor, si con eso para los próximos inviernos podía tener en su mesa nueve tazas de chocolate caliente.

Calendario de adviento 2023 [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora