Día 10. Las galletas navideñas

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Con esfuerzo sobrehumano consiguieron llegar a su departamento. Se habían enfrentado a una horda de villanos en las afueras de la ciudad, ambos estaban heridos, pero Deku, ese héroe testarudo que nunca medía las consecuencias, estaba en realidad muy mal.

El personal médico los atendió, Red Riot los dejó frente al edificio donde vivían, entonces Dynamight subió las escaleras con su esposo apenas consciente sobre uno de sus hombros.

Por tercera vez en la semana dejaron un recorrido de huellas de sangre por las escaleras que iba a parar hasta su puerta.

En cuanto consiguieron llegar a la habitación Dynamight dejó a Deku en la cama y se tumbó junto a él, estaban heridos, completamente agotados, por eso ninguno reparó en el desastre que estaban haciendo.

Se encontraron frente a frente, apenas manteniéndose conscientes.

—Creo que necesitamos vacaciones, Kacchan.

Deku tomó la mano de su esposo para refugiarse del dolor. Dynamight encontró fuerza suficiente para acercarse y envolver a su esposo en un abrazo reconfortante.

—Definitivamente necesitamos vacaciones —concedió el rubio.

Refugiados en los brazos de su amante, sintiéndose por fin a salvo, se dejaron vencer por el sueño.

[...]

Lo primero que registró al despertar fue un dolor lacerante que lo recorrió de la cintura hacía arriba, tuvo que ahogar un quejido; lo siguiente de lo que se dió cuenta fue del dulce aroma que envolvía su habitación. Al abrir los ojos notó que las sábanas estaban limpias, más importante aún ya no tenía puesto su traje de héroe sino su pijama, y aún más importante que eso era que su esposo no estaba en la cama con él.

Se movió con cuidado, no queriendo dañar más su ya cansado cuerpo y evitando a toda costa acciones dolorosas.

Cuando llegó a la cocina encontró la fuente de ese olor exquisito. Kacchan estaba horneando galletas. Izuku fue hasta él, lo atrapó muy cerca del horno y lo envolvió en un abrazo.

—Me dejaste solo en la cama —se quejó.

—Lo siento amor, pero necesitamos comer algo —respondió su esposo correspondiendo el abrazo, al tiempo que dejaba un beso en su frente—. Siéntate mientras te sirvo.

—Te puedo ayudar…

—Olvídalo pecas, tú estás peor que yo.

—Todavía puedo caminar por mi cuenta, Kacchan…

Aunque intentó quejarse no fue escuchado, Katsuki lo guió hasta dejarlo sentado a la mesa, y aún cuando Izuku quiso desafiarlo y levantarse su esposo no se rindió, puso frente a él un plato con galletas de jengibre recién horneadas y una taza con chocolate caliente.

—Solo por hoy puedes comer el postre primero —animó Katsuki, para luego dejar otro beso en su frente.

Nunca funcionaba, pero aún así Izuku enfrentó a su esposo con un puchero, con eso solo consiguió la oportunidad de ayudar con la decoración de las galletas que Kacchan estaba preparando.

Izuku no tenía ni idea que Katsuki no solo estaba cocinando para ellos, sino también para sus padres, quienes llegarían la mañana siguiente a primera hora, pues tenían planeado pasar las festividades decembrinas con ellos y de paso cuidar sus irresponsables hijos.

Calendario de adviento 2023 [Katsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora