Capítulo 12

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La mañana en la ciudad era tan gélida como sus recuerdos europeos pero él, no lo sintió en lo absoluto. Abrió los ojos y encontró el rostro de Mingyu en su brazo y sus manos en su pecho. Había sido tan bonita la noche anterior que solo deseaba haber tomado aquel avión mucho antes. Pidieron pizza y Mingyu preparó unos chocolates calientes con canela, se vieron toda una serie vieja y disfrutaron de una buena compañía en la noche. El moreno prometió llevarlo esa noche a desayunar pero, Won estaba tan cómodo bajo el edredón que no deseaba levantarse de la cama.

Mingyu abrió lentamente sus párpados y una brillante sonrisa salió de sus labios al verle observarle. Compartieron un beso, uno más suave cargado del mismo deseo tapiñado que el primero e igual de intenso. Mingyu nunca se cansaría de probar los labios de su hyung, de hecho consideraba un privilegio que el pelinegro mayor le permitiera derretirse en sus labios una vez más.

- Buenos días, golden – Wonwoo le robó otro pico - ¿Qué tal has dormido?

- Creo que llevaba años sin dormir tan bien – respondió con honestidad - ¿Y tú? ¿No extrañas mucho tu propia cama?

- Cada vez me cuesta menos dormir en camas en las que no estoy acostumbrado pero, anoche dormí como un tronco.

- ¿Café? - preguntó Mingyu – Prometí llevarte a desayunar hoy.

- Hace frío – suspiró el pelinegro y se pegó mas al moreno – ¿No tienes café aquí?

- ¿Desayuno a la cama?

Dos cafés con leche y dos sandwiches después, la cama de Mingyu pasó a ser el comedor. Wonwoo robó uno de sus suéters de lana y se envolvió en unos pantaloncillos sueltos mientras él dejaba el desayuno encima del colchón. Pasar el tiempo juntos para ambos era primordial, y Wonwoo no se equivocó. Esa conexión, esa familiaridad y esa tensión entre ambos seguía viva. Tal como si fueran dos cables que se pegaban y le encantaba sentirse así. A la vez, era algo nuevo. Ya no eran adolescentes con miedos e inseguridades, ahora tenían la capacidad de expresar sus emociones sin excusas y lanzarse al vacío con seguridad.

Desayunaron viendo una pelicula navideña y disfrutaron el resto de la tarde. Mingyu había reservado en un restaurant cerca de su depa así que haciendo uso de su mejor ropa de invierno, bajaron juntos tomados de la mano. A pesar del frío había montones de gente en la calle, notó Wonwoo, y los autos estacionados a largas filas de la calle mientras otros estaban en atasco. Si bien la ciudad era hermosa, al vivir tanta gente diversa y haber tantos negocios y empresas, se podía sentir el humo, la presión por vivir llenando las expectativas de los jefes y la intranquilidad de los neoyorquinos.

- Esto es...

- Llegamos.

El restaurant/cafetería era de un amigo de Mingyu. Tomaron asiento en su mesa reservada y, antes de escoger, Wonwoo retó a Mingyu a adivinar lo que pediría mientras que él haría lo mismo. Para su sorpresa, el moreno acertó todas a lo que él negó sonriendo y acertó las del moreno.

- Empiezo a creer que estamos hechos el uno para el otro – mencionó Mingyu saludando a la camarera – Pidamos que me muero de hambre.

Una comida sencilla acompañada de un buen vino especial. Charlaron de todo un poco. Wonwoo contó de su experiencia en Paris, estudiar y trabajar en si mismo y sus proyectos personales. Se sentía tan bien conversar con el moreno y responder sus preguntas y escuchar sus opiniones banales aunque significativas. Si algo siempre habían tenido en común era esa necesidad de comunicarse siempre. La noche cayó lentamente mientras ambos caminaban tomados de la mano. Encontraron un bar subterráneo y entraron. La música estaba alta y la purpurina rodaba por los lugares. Habían bailarines en la barra que hacían el famoso "voguing" mientras el público les vitoreaba.

Se escurrieron dentro y pidieron bebidas. Bailaron al ritmo de la música cada vez más alta y menos entendible. Mingyu lo jaló a la pista de baile y él se dejó llevar por el momento. Quizás fue el líquido recorriendo su sistema pero, no se recordaba ser tan deshinibido. Juntaron sus cuerpos con los de la pista y Wonwoo le robó un beso sucio a Mingyu, que dejó al moreno preguntandose dónde estaba. La diversión se fue mezclando con el tiempo y, antes de darse cuenta, salieron a la medianoche.

La mañana siguiente fue para ambos demasiado fuerte. El dolor de cabeza era un signo fuerte de que se habían pasado pero crearon un nuevo recuerdo. Se turnaron para ir al baño y pidieron domicilio para todo. Se pasaron todo el tiempo acurrucados entre las sábanas. Para Wonwoo fue toda una novedad bailar olvidando todos su problemas y preocupaciones mientras Mingyu le observaba cuidándole la espalda. Le dolían los pies, las manos y la garganta de tanto expulsar el alcohol.

Su tercer día en la ciudad fue tan relajado como el segundo. Mingyu pedía sus suministros a domicilio evitando salir a comprar y regresar en taxi con tantas bolsas. Prepararon pasta en casa para el almuerzo y unas buenas hamburguesas caseras. Wonwoo se encargó de limpiar el desastre del día anterior y, disfrutó bailando con una playlist navideña.

Jaló a Mingyu por una mano y bailaron alrededor de la sala de estar como pudieron. Se movieron alrededor del otro con las manos adornando los cuerpos con una sonrisa capaz de alejar el frío de la ciudad.

- Min – comenzó Wonwoo aún de pie en medio de la sala – Tenemos que hablar.

- Nunca me ha gustado ese inicio en una conversación – suspiró el moreno – Sentemonos.

- Mingyu me gustas. - declaró Wonwoo nada más sentarse – Y sé que tuvimos una historia antes y que no terminó bien pero, necesito saber que estamos en la misma página aquí. Amo que me beses y que me hayas invitado a venir es lo mejor que me ha pasado pero...hmpf

Lo besó. Como si su vida dependiera de ello, con toda la alegría y la nostalgia que le producía su primer amor de verano. Escuchar que era amado se sentía íncreible y estaba a punto de explotar de felicidad.

- Soy tuyo desde que me miraste asustado el día de tu cumpleaños, desde que odiaste que oliera a chocolate y me colara en tu habitación, desde que me besaste bajo las sábanas de mi habitación y me prometiste que no importara como terminasemos, siempre estaríamos juntos – Mingyu contestó en carretilla – He querido ser tuyo desde que te ví otra vez hace meses y me abrazaste recibiendome en casa. Tu alma, tus labios y tus ojos han sido mi casa desde hace años y siempre lo serán si quieres.

- Mingyu...

- Te amo muchísimo Wonwoo – confirmó con una sonrisa que fue devuelta – Quiero ser tuyo siempre que tú desees ser mío.

- Yo siempre he sido tuyo, Mingyu.

Se sonrieron sin dejar de mirarse, con los corazones latiendo al unísono y disfrutando de la certeza que se pertenecían el uno al otro. Compartirían momentos y sonrisas y alegrías y recuerdos y, mientras se decían palabras cada vez más melosas, afuera los primeros copos de nieve hicieron aparición bendiciendo la unión.

Summertime (Meanie) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora