Capítulo 7

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El reloj marcó las dos de la mañana cuando la puerta abierta. El aire fresco de la madrugada acarició su rostro y, tal como la primera vez, el rostro de su persona hizo a su corazón latir más rápido y fuerte. Era increíble como aún después de tanto tiempo todo su ser se llenó de adrenalina y una sonrisa partió su rostro por la mitad. Una lágrima fugitiva corrió por su mejilla develando lo mucho que lo emocionaba verle después de tantos años.

- Hola pequeño – dijo él y sus piernas flaquearon. Nunca dejó que resaltara su diferencia de altura que amaba en secreto. Incluso ahora que estaban fuertes y bien construidos, aquel hombre le llamaba pequeño.

No pudo evitarlo. Dejó que entrara y casi automáticamente se lanzó en un abrazo reparador que ambos necesitaban. Un abrazo que se sintió como la bienvenida a un hogar después de una noche lejos de casa. Pero ellos eran así. La necesidad era tan fuerte como respirar imprescindible. Olió su perfume a chocolate y frambuesa y lloró un poquito más fuerte porque ese era su aroma favorito y siempre lo sería.

- Vamos pequeño – dijo Mingyu tomando su rostro – Déjame verte.

Sorbió un poco e intentó quitarse las lágrimas mas con sus gentiles dedos, Mingyu las alejó acariciando su rostro. Los ojos dorados brillaron intensamente y la sonrisa genuina se abrió como las flores en primavera. Wonwoo le miró y le devolvió la sonrisa acariciando las manos que lo sostenían.

- Ha pasado un tiempo – dijo Wonwoo sin dejar de mirarle – Uno muy largo.

- Lo sé – respondió Mingyu y besó su frente – Yo también te extrañé.

Ni siquiera supieron cuánto tiempo estuvieron ahí de pie grabando sus rostros en la memoria, reemplazando los dolorosos recuerdos con unos renovados. Mingyu se veía saludable. Su piel dorada se veía limpia y brillante, y sus ojos que alguna vez estuvieron empañados por el dolor y la miseria, centelleaban llenos de vida. Para el moreno, Wonwoo era el diamante más hermoso de la joyería más cara del mundo. Sus mejillas sonrosadas por el sol, la felicidad y la paz que emanaban de su cuerpo le encantaron. Había crecido sí y su cuerpo alguna vez desgarbado ganó su masa muscular y fuerzas en los lugares correctos. Una belleza si le preguntaran.

- ¿Has comido algo? - inquirió Wonwoo a lo que el otro negó – Ven te recalentaré algo.

- Me encantaría.

Lo llevó a la cocina. Mingyu tomó asiento en la encimera y observó a Wonwoo moverse con gracia por la cocina. Era como estar en su elemento aunque para él, Wonwoo siempre llenaba los lugares solo con su simple presencia. Sonríe y recuerda como aquella vez que conoció al pelinegro e invadió su espacio personal y probó el tacto de su mano en la suya, el pelinegro prácticamente no habló. Solo le miraba analizando y calculando sus movimientos como el gato a su presa.

Wonwoo chasqueó los dedos en su cara y extendió un plato sobrante de pasta bolognesa y un zumo de naranja. Agradecido, comenzó a comer rápidamente y sonrió al notar la insistente mirada sobre él.

La última vez que se vieron fue en el aeropuerto. Mingyu había ido en silla de ruedas pues acababa de salir del hospital. No era el mejor momento de ninguno pero debían despedirse. Wonwoo viajó a París y él fue directo a rehabilitación. Pero ahora, con Wonwoo frente a él, podía sentir como si el tiempo nunca se hubiera esfumado. Solo eran ellos dos, más fuertes y más felices. Apartó el plato saciado y colocó en la mesa su palma para Wonwoo, quién sin pensarlo dos veces colocó la suya encima como siempre habían hecho.

- Hey – Mingyu apretó su mano y sonrió – Te ves bien.

- Tu te ves bien – recalcó el pelinegro – Increíble, si soy honesto.

- Bueno gracias – bufó el moreno – Te cortaste el cabello

- En cambio tú lo llevas largo. - rebatió Wonwoo – Te extrañé.

- Yo también te extrañé, pequeño

Wonwoo se sonrojó por quinta vez en la noche y se soprendió con lo bajo que estaban hablando. El moreno bostezó y le pidió amablemente le prestara unas mantas para recostarse en el sofá hasta la mañana siguiente. Wonwoo asintió y le bajó una de sus mantas y una almohada dado que no sabía dónde su madre guardaba el resto. Se abrazaron una vez más y, antes de que Wonwoo subiera a su habitación, Mingyu le susurró.

- Hablemos mañana.














La mañana llegó a Wonwoo con el olor del café matutino y una suave esencia a chocolate muy cerca. Alzó la cabeza y suspiró.

- Tienes que dejar de colarte en mi habitación, Kim Mingyu – la voz ronca salió de entre las sábanas – Espero por tu bien que ese no sea mi café.

El mencionado rió y se acercó a paso lento, café en mano, extendiendo la caliente bebida. Wonwoo bufó y olisqueó abriendo los ojos. Se recostó en la cama y Mingyu procedió a sentarse bebiendo el suyo.

- Costumbres que nunca cambiarán – Mingyu dijo luego de un rato - ¿Dormiste bien?

Wonwoo asintió sorbiendo su café. El amargo sabor en su organismo terminó de despertarle y le sonrió al moreno frente a él.

- Tu madre me dejó subir – se justificó – Ella dijo que si te daba el café no me echarías de tu habitación.

- No lo haré... – afirmó - ¿De qué querías hablar conmigo?

Mingyu carraspeó y dejando la taza vacía en el suelo, se giró en posición de indio hacia él.

- Quería agradecrte, de hecho. - Mingyu chasqueó la lengua y clavó su mirada en Wonwoo – Mi madre me dijo que tu habías sido quién me encontró y me sacó de la bañera esa tarde. Nunca te dije lo agradecido que estaba y cuando desperté solo supe que te irías y me partió el corazón.

- A mí también.

- Así que gracias por salvarme cuando más lo necesitaba.

Wonwoo asintió con los ojos acuosos. Cada paso que dió hacia el avión aquel día lo entristeció y lo llenó de esperanza al mismo tiempo. Se estaba alejando de lo que más amaba y dejaba atrás lo que más odiaba al mismo tiempo.

- Es demasiado temprano para ponernos emocionales – suspiró el pelinegro – Por cierto, ¿por qué viniste tan tarde anoche?

- Ah, bueno.. Es que ya no vivo aquí...

- ¿Eh?

- Vivo en Nueva York, Wonwoo. Desde hace más de dos años me mudé a la gran manzana pero, estaré una temporada en la casa. Tengo que hacer unos encargos acá en LA y quizás ponerme al día con cierto enano que regresó sin que yo lo supiera.

- ¡Deja de decirme pequeño!





















Gracias a Baek Yerin y a mis niñas de RUN? cuyo cover me inspiró en gran parte a este capítulo. ¿Qué les pareció? Espero les guste y lo disfruten mis bellas ❤️

Summertime (Meanie) [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora