𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝟑

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FYODOR

Despertaría alrededor de las 8 de la mañana viendo mi cama vacía. Aparte de mí, no había nadie.

- Jaja, ¿se fue? Qué gatita más rebelde - me diría a mí mismo mientras me sentaba en la cama viendo cómo se había llevado todas sus cosas. Bueno, casi todas, pues había dejado en el las marcas de sus uñas.

- Gatita traviesa - diría para mí mismo, pasando mi mano por mi cabello -, más te vale esconderte porque iré por ti, mi gatita rebelde.

Diría mientras me miraba al espejo viendo las marcas de aquella noche. No puedo creer que una mujer me enloqueciera tanto. Tras ducharme y vestirme, saldría de la habitación viendo a sus guardias.

- ¿Capo, cómo pasó la noche? - preguntaba David, mi más leal guardaespaldas con el cual llevaba años de conocernos.

- ¿Por qué la dejaron ir?

Preguntaba a mis guardias los cuales solo se quedaron callados causando me más enojo

- ¿¡Qué, por qué la dejaron irse?!

Gritaba enojado por el silencio que quedaba ante mí pregunta, podía ver a David asustado el cual retrocedía un par de pasos al escuchar el grito.

- Bueno, capo, traes más de 3 mujeres semanalmente y siempre se van así que no creímos necesario retenerla - diría el hombre mientras me miraba y no lo podía culpar, después de todo, era la primera vez que una mujer se fuera sin despedirse y me hacía rabiar tanto.

- Está bien, dime qué tenemos para hoy.

Tras eso, pasé la mañana entera en los "ductos" para después, a la hora de la merienda, ir a una cafetería con mí guardaespaldas y uno de mis primos, el cual lo ayudaba en sus negocios. Y ahí la vio.

- Carol - susurraba viendo a la chica desde mi mesa pero ésta parecía no recordar nada. ¿Quizás me estaba confundiendo?

NATHALIA

La joven estaba muy nerviosa mientras iba por los menús. Podía sentir su mirada sobre ella y era algo que tenía que admitir le causaba escalofríos. Sin embargo, debía hacerse la tonta, por lo que con una sonrisa se acercó.

- Buenas tardes. ¡Bienvenidos a The Cute Kitty! Soy Nathalia y seré su mesera el día de hoy - diría con una sonrisa, para luego dejar los menús frente a ellos y escuchar la voz del hombre dirigiéndose a a mí lo cual me aria tragar saliva.

- ¿Nathalia?

- Así es, señor. Estaré al servicio de ustedes mientras se encuentren aquí. Si necesitan algo, me pueden llamar.

Diría con una sonrisa amable, pero podía sentir cómo me miraba. Intentaba ignorar la intensidad con la que lo asia, pero sabía que me miraba con enojo o más bien estaba intentando examinarme definitivamente me había reconocido.

- Bueno, me retiro. Cuando estén listos para ordenar, me pueden llamar.

Por fin me fui de cerca de ellos y camine hasta el área de empleados donde sabía no me podían ver.

- Estoy totalmente jodida - me diría a mí misma, pudiendo respirar nuevamente.

FYODOR

- (es ella, estoy seguro) - pensaba mientras la escuchaba hablar, prestándole atención a sus labios. No tenía ni una duda, era ella. Pero ¿por qué me mintió con su nombre? ¿Y por qué actuaba como si no lo conociera? ¿Acaso tenía algún tipo de pérdida de memoria o algo así? Al verla irse, miró el menú atentamente.

Una Joya Entre La Mafia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora