𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝟒

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FYODOR

Por Fin la tenía, solo para mí, y sabía que nadie me la arrebataría. Después de todo, todos creerían que aquella chica en el departamento era ella y por la explosión sabía que no quedarían rastros de la chica, además de algún que otro hueso.

- Capo, ¿a dónde vamos?

- A Italia, quiero volver a mi nación y ahora con un nuevo tesoro.

Acariciaba el suave rostro de la chica, teniéndola en mi regazo. Ella sería una esposa perfecta, una reina perfecta.

- Nadie debe saber que estuvimos aquí y quiero que lo busquen, al ex de mi reina tengo cuentas pendientes con él.

Diría al llegar al jet que los llevaría a Italia ahora que sabía lo que pasó iba a vengar cada una de las lágrimas que mí reina había derramado por ese hombre. No quería que nadie siquiera pudiera imaginar que ella seguía con vida, se la llevaría para siempre y nadie se la arrebataría. Después de todo, la que se entregó a él fue ella, por lo que ahora tenía que hacerse cargo de las consecuencias de sus actos.

NATALIA

Podía sentir a mi gato acurrucarse a mi lado, por lo que por un momento pensé que todo aquello había sido solo un sueño. Después de todo, solía soñar cosas extrañas, hasta escuchar a una mujer hablar, pero no podía entender lo que decía.

- È sicuramente una bellezza, figlio mio - sinceramente es una hermosura, hijo mío.

- Sì, è una bellezza - sí, ella es una hermosura.

- Dove lo metterai? - ¿Dónde la vas a meter?

- Quello? - ¿Qué?

- La mia domanda è: su cosa lo metterai a lavorare? Al bar o al bordello? - mi pregunta es ¿en qué la vas a meter a trabajar? ¿En el bar o en el burdel?

- No mamma, non l'ho portata per quello - no madre, no la traje para eso.

- Allora perché l'hai ingoiato, figliolo? - entonces, ¿por qué la tragiste, hijo?

- Sarà mia moglie - será mi esposa.

- Meravigliosa! Finalmente mio figlio - ¡maravilloso! Finalmente, hijo mío.

Siendo sincera, no entendí nada de nada de lo que decían, pero por algunas palabras supuse que ella era su madre. ¡Pero dónde carajos estoy?! Lo último que recordaba era hablar con aquel hombre y un pinchazo en el cuello. Después de eso, ya no recordaba nada. Aproximadamente 5 minutos después, escuchaba cómo aquella mujer se iba y sentía cómo la mirada del hombre estaba fija en mi.

(Maldigo el momento en que diocito me hizo tan sumisa ante miradas así)

- Sé que estás despierta - diría mirándome mientras se sentaba a mi lado.

- D... ¿Dónde me trajiste?

Sabía que no valía la pena fingir, por lo que con cuidado me sentaba en la cama. Al ver al gato, se dio cuenta de que sí era el suyo debido a que tenía una pequeña mancha de pelo en la parte baja de la columna debido a una enfermedad de la piel que tenía cuando lo rescató.

- Italia.

- . . . ¿Qué?

- Te traje a Italia.

Tras eso, por unos momentos el silencio reinó en la habitación. no sabía qué decir y él solo se me quedaba viendo.

- ¡¿Por qué carajos me trajiste a Italia?!

Gritó mientras lo miraba. Se le olvidó por un momento que la había apuntado con un arma. Podía escuchar cómo él soltaba una risa.

- acaso no recuerdas lo que te dije cuando te tuve en mí cama?.

- ¿Qué?

lo miraba y No entendía a qué se refería. Veía cómo se levantaba y se acercaba a la cama, agarrando posteriormente su mentón haciendo que lo mirara a los ojos.

(Puta madre ¿cuando me volví tan sumisa? . . . Aunque En verdad nunca había conocido un hombre que me tratará de esta manera así que supongo que siempre fui sumisa)

- Eres mía, mi gata salvaje. Hiciste mal en escaparte y ahora te traje a donde nunca podrás esconderte de mi. . .

Soltaba mientras me miraba. Podía sentir su mirada recorrer toda mi cara hasta situarse en mis labios. Podía jurar que había visto sus ojos brillar unos momentos, un brillo rojo que recorrió un momento sus ojos. No sabía qué decir ante su afirmación, así que dije lo primero que pude.

- E-estás loco ¿o qué? - bueno, quizás no era lo mejor que podía decir dadas las circunstancias, pero en ese momento era todo lo que podía salir de mí.

- Sí, la verdad sí lo estoy y, aún así, gemiste entre los brazos de este loco.

Su respuesta me dejó totalmente paralizada y he de admitir, un poco sonrojada. Después de todo, no me esperaba que sacará ese tema.

- S-solo fue por el alcohol.

Diría intentando negarme a mí misma todo eso, pero él solo me miró con una sonrisa para después salir de la habitación en la que me encontraba sin decir ni una palabra mas.

(En qué carajos me metí?, nota mental:no volver a beber en lo que me queda de vida)

Que en realidad al Pazo que voy no sera mucho tiempo

- ¿Dios mio porque tenía que pasar esto?

Me diría a mí misma, viendo a mi gato, el cual estaba muy cómodo como si nada pasara. Bueno, no me sorprende. Siempre había sido así, además, el pobre tiene ya 11 años, es un viejito que solo quiere dormir.

- Y tú muy cómodo, ¿verdad?

Agarraba al gato, el cual era gordo y grande, siendo un gato de más de 7 kilos. Siendo muy peludo, su hermoso pelaje naranja siempre me había gustado.

- ¿En qué nos metí? ¿Bueno que iba a saber yo igualmente? Uhg en verdad que debo dejar de dejarme llevar así ahora que aré?

Me reprochaba mientras acariciaba a mi gato, el cual en segundos se volvía a dormir en mis piernas. Poco después, escuchaba cómo la puerta se abría y una mujer canosa entraba hablando en italiano.

- Finalmente hai svegliato la mia principessa - finalmente despertaste, princesa.

- ¿Eh? Disculpe.

Sabía que era aquella mujer que antes había hablado con aquel hombre, pero no entendía por que se la veía tan feliz.

- È già passato mezzogiorno, ti ho portato qualcosa da spuntino visto che abbiamo già pranzato - ya pasa de medio día, así que te traje algo de merendar, pues ya almorzamos.

- . . .

-(Ok, me doy por vencida, ¿dónde carajos está mi celular? Necesito el traductor).

Pensaba mientras miraba a la mujer completamente confundida. Poco después, entraba una sirvienta con una charola con unas fresas, crema, un par de sándwiches te unas galletas y algunas cosas mas.

- Disculpe, señorita. La señora no habla inglés ni español.

Diría la sirvienta, la cual supongo es de la misma edad que la señora o un poco mayor. Tras eso, la mujer ponía en una mesa lo que había traído y aquella señora se sentaba y me asia gestos para que la acompañe

- La señora quiere que meriende con ella. Yo les ayudaré con la traducción.

Fueron las palabras de la sirvienta. no sabía ni siquiera cómo reaccionar, solo asentía y sacaba al gato de mí regazo para luego bajar de la cama y sentarme enfrente de la mujer la verdad me sentía mareada supongo que era por lo que sea que me habían inyectado, Esto definitivamente iba a ser incómodo.

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⏰ Última actualización: Mar 19 ⏰

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