Capítulo 4

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Para Mikahel, los amigos eran iguales a la familia.

Si ellos están felices, él también lo estará. Si ellos están tristes, buscará la forma de animarlos y sufrirá con ellos.

Porque para él, quién a penas tuvo a su abuela, eran una existencia importante.

Algo que tenía que atesorar.

Mikahel era una persona inocente, cómo un niño que recibió por primera vez el cariño de sus padres.

Es por eso, que ver a su pequeño amigo en ese estado le trajo desesperación y conmoción.

....

Akai...

Mikahel apretó los labios, sintiendo una sensación familiar incrementándose en su pecho. Su voz ligeramente temblorosa no alcanzó al contrario, quién se veía fuera de sí, imbuyendo sus ataques con grandes cantidades de maná, destruyendo todo a su paso.

El de cabellos plateados no sabía que hacer, porque incluso si lo supiera, su cuerpo no respondía a sus órdenes, quedándose estático en su lugar mientras veía a su amigo destruir su hogar.

Fue entonces que la barrera en el bosque se trizó, y Mikahel reaccionó.

Levantando el brazo, invocó una gran y potente ráfaga de viento, el cuál desequilibró al contrario y realentizó levemente sus movimientos. Aún así, para Mikahel fue el tiempo suficiente. El hada corrió rápidamente a dónde su amigo, y utilizando un arte secreta que aprendió de su maestro, golpeó cierta área de la cabeza de Akai, noqueandolo unos segundos. Pero no pareció funcionar muy bien, y el contrario le pegó una patada a Mikahel, mandándolo unos metros lejos de él.

El de hebras plateadas apretó los dientes ante el impacto y se dirigió nuevamente hacia su amigo, pegándole en el estómago. Mikahel creó lanzas de agua en sus manos una vez se alejó de Akai y las giró mientras se inclinaba y empezaba a correr ligeramente hacia Akai, quién creó una gran bola de fuego en su mano, tirándola hacía Mikahel.

Esquivandolas, el hada corrió lo más rápido que pudo y golpeó a Akai con las lanzas, sin embargo, Akai logró esquivar y pateó a Mikahel, lanzándolo lejos de él, una vez más.

Luego, invocando nuevamente la gran ráfaga de viento, el príncipe del bosque invocó una lluvia de fuego, la cuál se funcionó con la ráfaga de viento y se disparó hacia Akai, quién se concentró en detener y esquivar el fuego. Fue en ese momento en el cuál Mikahel aprovechó para acercarse a Akai por otra dirección, creando otra lanza de agua y apuntándola hacia la espalda de Akai. Está vez, dió en el blanco.

Contrario a lo que uno pensaría, la lanza de agua se disipó dentro del cuerpo de Akai, quién se desmayó inmediatamente.

Porque la lanza poseía cierta infusión que Mikahel desarrolló con las plantas de su bosque, una fórmula para dormir.

Lo siento, Akai...

Mikahel sostuvo en brazos a su amigo, susurrando con tristeza.

Akai era un hada cuyo elemento sincronizaba con el fuego. Por ende, la lanza que el de hebras plateadas cortó la mayor parte del maná del contrario.

...En ese estado, Akai con suerte podrá hacer una pequeña bola de fuego.

...Las peleas en mi bosque sólo deben ser atendidas por mi.

Recordó al grupo de Cale.

Y aunque nadie le escuchó, Mikahel suspiró profundamente.

Aunque no era un buen luchador, el de hebras plateadas solía analizar y planear algunas estrategias para que cuándo el momento de pelear llegue, este pudiera salir victorioso.

Él príncipe del bosque cuyo destino había sido decidido (TOTCF)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora