El rey lo mira, siempre lo está observando, y no le importa que la reina este en el mismo lugar que ellos dos, el rey lo sigue observando.
Todo esto comenzó cuando acudió a los aposentos del rey, lo encontró ahí parado completamente desnudo, mostrando su polla flácida contra sus muslos. Lucerys inmediatamente volteó el rostro y pidió miles de disculpas a su soberano por verlo en ese estado. La culpa trasciende y llega hasta sus ojos que se nublan por las lágrimas que piensa derramar en cualquier momento.
La risa de su rey se hace presente y el sirviente está tentado a mirar, pero no lo hace, al contrario; empieza a derramar sus lágrimas temiendo lo peor, temiendo que por esto le decapitarían.
Todo el reino sabe lo fiel que es el rey Aemond a la fe de los siete, un rey que sigue al pie de la letra todas las normas y reglas establecidas por los septo, y el rey estaba casado, y que otra persona que no era su fiel esposa lo mirase desnudo era un pecado.
Lucerys se arrodilló preso del pánico.
Eh imploró.
"Su- su alteza se lo ruego, no fue mi intención entrar a su habitación..." sus disculpas se quedaron suspendidas en el aire cuando sintió la mano del que era su rey tocar su mentón delicadamente para luego levantar su rostro a la misma altura del suyo.
El rey se había arrodillado y le estaba tocando el rostro, pero aun con todo el terror en su mente y cuerpo no pudo evitar observar lo guapo y aterrador que era ese hombre. Piel blanca maltratada por ligeras cicatrices de batallas, pero la que más deslumbraba era la que tenía desde la parte superior de la ceja hasta el pómulo, esto no afectaba a su ojo izquierdo pero lo hacía ver siniestro y bello.
El cabello plateado cayendo suelto por su frente y hombros, sus labios finos y rosados, pero sus ojos, sus ojos que parecían que en cualquier momento se volverían negros al encontrarse dilatada la pupila, solo se mostraba un fina línea del conocido amatista que adornaba los ojos de la familia Targaryen.
"Shh, shh, no llores pequeña florecilla" limpió sus lágrimas con su dedo pulgar y se lo llevó a la boca chupándolo. Gimió ante el sabor de las lágrimas ajenas, Lucerys se había quedado anonadado ante tal acción, abriendo un poco la boca debido a la situación.
"Mi rey..." fue lo único que pudo articular, su cabeza parecía poder incendiarse de lo extraño que se estaba sintiendo, el rey lo había llamado "pequeña florecilla"
¿Por qué?
"No hables Lucerys, podría follar esa bonita boca que tienes ahora mismo, solo no hables más" musitó el rey delineando los labios carnosos del sirviente con su dedo pulgar, era como si el rey esperaba algún movimiento suyo para poder cometer algún pecado.
Lucerys sintió escalofríos ante la declaración, las caricias a sus labios le estaba provocando que su coño hormigueara por la electrizante nueva sensación, además el rey estaba desnudo y su polla ya no se encontraba flácida desde hace mucho, desde que probó sus lágrimas.
"Puede tomarme mi rey, soy virgen aún" habló Lucerys para luego chupar el dedo que paseaba por sus labios, no sabía lo que había dicho, sin embargo al ver como el rostro del rey se contraía a uno de felicidad completa, no se arrepintió, ¿qué mejor que perder la virginidad con el señor de los siete reinos?
Nada.
Sigue chupando el pulgar, se siente como una puta, él nunca ha hecho algo como esto, siempre se preocupó primero por su trabajo y nada más.
"Para", es lo que dice el rey luego de unos segundos contemplándolo chupar su dedo, el hombre desea que Lucerys chupe otra parte de su cuerpo.
En un ágil movimiento levanta al sirviente. "usarás esa bonita boca en mi polla, ¿comprendes?", musita mientras le toca los rulos que caen con gracia por su frente.
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DESEO DEL REY; Lucemond
Fiksi PenggemarEl rey Aemond desea al sirviente de su esposa y él siempre obtiene lo que quiere. Un esclavo puede llegar a portar la corona.