El viento helado del norte sopla fuerte en Chicago. Ya he perdido la cuenta del número de veces que he estado en esta hermosa y enigmática ciudad. Casi me estoy pensando en comprarme un piso aquí en vez de alojarme en la Lakeshore Terrace Suite del Four Seasons.
El salón es amplio y luminoso, con una chimenea encendida y una zona de estar cómoda. El dormitorio principal es enorme, con una cama king size y un baño privado con bañera y ducha... Sí, es demasiado apática mi descripción, pero a pesar de ser un lugar espectacular, no es mi hogar. Me faltan mis cosas, las señales que denotan que ahí vive gente, que suceden eventos que serán historia de la familia que habita entre esas paredes.
Extraño a Rick. Esta es la primera vez que dejo Málaga tras mudarme. Se espera que permanezca aquí al menos dos semanas, por lo que mis planes de pasar mi primera Navidad en España se fueron a la mierda. «Nuestra carrera no entiende de vacaciones o eventos de ningún tipo», sería lo que me diría Connor.
Era de esperar que tuviera que viajar a mi país para terminar la grabación de Killing Floor. Como te dije Chicago es mi primera parada y después volveremos a Nueva York, donde terminaremos de filmar ocho semanas más tarde.
No sé si me podré encontrar con Rick para Nochebuena. Está muy complicado porque él no quiere pasar una Navidad sin Erin y tiene varios compromisos ahora que su carrera como escritor crece sin parar. Lo comprendo y no puedo reprocharle nada. Aunque me habría encantado vivir unas fiestas mejores.
Me siento en el sofá del salón y cierro los ojos. Respiro el aroma de madera y lavanda que flotan en el ambiente. Antes me relajaban. Ya sólo me recuerdan que, una vez más, estoy sola.
Permanezco varios minutos sentada, abrazada a mis piernas, imaginando lo hermoso que habría sido tener esa Navidad de ensueño, de esas pelis románticas que se aparecen por estas fechas en Netflix, y que crean tantas falsas expectativas...
Abro los ojos, me enjugo las lágrimas y miro por la ventana. La ciudad de Chicago se extiende ante mí, como una postal navideña con la nieve acumulándose en las aceras, coches aparcados, techos de los edificios... Tengo la tentación de subir la temperatura unos cuantos grados más para pelear contra los diecinueve grados Fahrenheit —menos siete grados Celsius, aproximadamente— del exterior.
Apenas hay gente en la calle. A esta hora están todos resguardados bajo la calidez de su hogar. Los desgraciados que estén de visita estarán deseando que su vuelo de vuelta no sea cancelado para volver a los brazos de sus seres queridos.
No entiendo por qué esta nube de pesimismo se ha posado sobre mí. Bueno, sí...
La depresión es una enemiga mortal a quien no le importa ceder el terreno, que deja que te confíes, que te sientas mejor, para emboscarte en el momento más inesperado, en el que más débil te sientes, rodearte con su gélido y cruel abrazo y recordarte que ella estará contigo por mucho tiempo. Tienes que ser muy fuerte para resistir batalla tras batalla.
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Invitados por Navidad
RomansaSe acercan las fiestas y parece que no van a ser las mejores para Athena. Tiene que filmar en Chicago y no va a poder estar con Rick en Navidad. Rick también tiene compromisos que lo obligan a quedarse en Málaga para presentar: La Diosa de la Muerte...