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A pesar de haber sido salvado ese día no había cambiado su situación actual realmente, a excepción de un pequeño detalle.


Cuando salía a hacer los mandados muchas veces podía ver a Matsukaze a la distancia caminando solo o acompañado por sus compañeros en el patio cerca de los campos deportivos, o incluso por los pasillos de ves en cuando, por alguna razón había comenzado a notar su presencia, sin embargo siempre estaba tratando de ocultarse, por lo que incluso cuando se lo encontró repentinamente no hizo mas que saludarlo para luego salir corriendo.


En los recesos casi siempre estaba corriendo de un lado a otro buscando un lugar seguro para descansar un poco, esperando no ser encontrado por el problemático trio, que para ese momento ya se había echo conocido, las situación de por si era horrible con el club de fans detrás de el, y ahora esto, ya ni siquiera podía comer tranquilamente, era casi como si no lo dejaran ni respirar.


Su complexión delgada y pálida piel siempre había sido un problema para el, pero ahora lo era todavía mas, era tan delgado que los golpes le provocaban moretones sin importar que no haya sido tan grave, daban la impresión de una hemorragia interna y su pálido aspecto permitía que se notaran a simple vista, no podía permitir que todas esas marcas fueran vistas por los demás así que incluso a semanas de las vacaciones de verano siempre usaba ropa que las cubriera.


El sol que brillaba con intensidad en el campo ese día y combinado con su deplorable estado físico, lo llevo a colapsarse en medio del regaño del profesor de educación física por no mostrar el mismo rendimiento que el de sus compañeros en los ejercicios y negarse a quitarse la chaqueta.


Para cuando despertó se encontraba en la enfermería, podía escuchar voces provenientes de algún lugar notando que en el marco de la puerta estaba Matsukaze hablando con el encargado de su salón, por lo que pudo escuchar al parecer le dio un golpe de calor en medio del campo así que lo trajeron para que se refresque, el encargado le dejo encargado de Matsukaze quien tenia una mirada serena a pesar de la situación en la que se encontraban.


-Matsukaze? que estas haciendo aquí?-


Para ese momento por la confusión no había sido consiente del estado de sus brazos, pero Matsukaze se lo hizo notar cuando le extendió los brazos repentinamente, estaban todos llenas de vendas que cubrían los moretones y heridas que tenia pero no eran las únicas, una vez destapo las mantas pudo notar que incluso las heridas de sus piernas estaban vendadas, era perfectamente consiente de cuando se produjo cada una de ellas y lo mucho que habían dolido todo este tiempo.


-quien le hizo esto?-


Su voz como su facciones parecían no ser expresivas sin embargo la forma en la que lo dijo fue impactante, el sonido de su voz demandante en busca de respuesta lleno la habitación, era su oportunidad, podía pedir ayuda, podía salvarlo otra vez verdad?


Sin embargo aquella esperanza desapareció cuando vio entrar a su compañera por la puerta haciendo que se sobresaltara, entro fingiendo preocupación genuina, acercándosele como si fueran amigos cercanos, preguntándole a Matsukaze si le había causado problemas, en un momento dado le había extendido su ropa ordenándole que se la pusiera, mientras trataba de convencer al mayor de que estaría bien y ya podían volver a su clase con el tono coqueto que siempre usaba para querer conseguir lo que quería y mas si se trataba de un chico.

Flor de DuraznoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora