Flor de Durazno

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Finalmente, el día había llegado, Ginro estaba tratando de disminuir la ansiedad creciente que se acumulaba en su cabeza, los pensamientos de posibles escenarios donde todo podía salir mal no dejaban de aparecer por su cabeza, era casi como si su propia mente no pudiera darle algo de paz.

No había manera en la que las situaciones podría empeorar, pero allí estaba, regresando por donde vino por que inconscientemente sus pies lo llevaron hacia la calle que seguía para llegar a casa de Matsukaze.

-contrólate no es momento de pensar en estas cosas-

Sus pasos pronto fueron aumentando de velocidad antes de percatarse de que estaba corriendo, por el miedo de enfrentarse a Matsukaze, mientras mas corría para escapar de sus problemas mas se acercaba a otros.

Los exámenes estaban en un enorme tablero fuera de su salón organizado en un cronograma, sus nervios se calmaron cuando vio que el cronograma establecía solo un examen por día, desgraciadamente no duro mucho tomando en cuenta que el primer examen para su clase era el de matemáticas, era casi como si los dioses quisieran poner su resistencia al estrés a prueba.

Aun así ya había llegado demasiado lejos como para renunciar, apenas tuvo el examen dio su mayor esfuerzo para recordar todo lo que estudio todo este tiempo, dio su mayor esfuerzo en ignorar la presión que tenia sobre sus hombros reprimiendo sus sentimientos y emociones para concentrarse únicamente en el examen.

Apenas llego a su casa aprovecho en dormir hasta que su hermano llegara por el cansancio de casi no haber dormido la noche anterior, despertó unas horas después y después de cenar se dispuso a estudiar, sus apuntes, lo de matsukaze, el libro, acompañado de la misma melodía que se repetía una y otra vez en sus auriculares.

Cuando despertó alterado por un sonido estridente recordó que la había colocado para asegurarse de despertar a tiempo, le tomo unos segundos para darse cuenta que se había quedado dormido justo sobre su mesa, para su suerte estaban a pocos días del verano así que la noche era mas cálida, se alisto con pesar como si estuviera alistándose para ir a una especie de guerra, el ambiente fuera de su habitación no era mejor podía sentir a su hermano ignorándolo muy notoriamente, mientras el desayunaba lo mas rápido posible para irse a sus clases y acabar con esa tortura.

Los días siguientes fueron iguales, dormirse en su escritorio despertar e irse lo mas rápido posible, regresar y desmayarse del cansancio sobre su cama, eso no podía llamarse siesta tomando en cuenta que apenas tocaba su cama tomaba las sabanas para enrollarse en ellas hasta quedar inconsciente.

El miércoles les anunciaron que iban a adelantar los exámenes, así que el día siguiente tendría sus ultimas dos pruebas ya que el viaje de las delegaciones deportivas se adelanto repentinamente para el sábado, por ello las notas debían ser entregadas en la ceremonia de clausura del siclo escolar, el mismo donde anunciarían al ganador del premio del festival cultural.

Su maestra se veía exhausta como el resto de profesores y supuso que justamente era por que estaban calificando exámenes lo mas pronto posible para la clausura, muchos de sus compañeros se veían preocupados y luego estaba el haciendo un sobre esfuerzo humano para no quedarse dormido en clase.

Ese día apenas llego de sus clases ignoro el sueño por completo, no tenia tiempo para dormir, puso su alarma a la misma hora y otras tres después por si no lograba despertar, era su batalla final, al día siguiente camino con tranquilidad pensando en que haría después de los exámenes, ya no estaría bajo la presión de su hermano y tenia toda las vacaciones sin responsabilidades, pero por mas que pensaba no había algo que quisiera hacer realmente, cuando conoció a Matsukaze solo se quejaba de querer jugar sus videojuegos, incluso se había olvidado de ellos cuando empezó con el sojutsu y estudiaba junto a el, pero todo eso se desvaneció desde el momento en que escucho Matsukaze aceptar la condición de su hermano.