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Que desperdicio.

Así es como podría describir al repartidor caliente, un jodido y desafortunado desperdicio. El tipo lo que tenía de guapo lo tenía también de mal hablado, coqueto y mal educado.

Habían chochado varías veces en el proceso de descargar el camión y en ninguna de ellas  le había ofrecido una disculpa, si Suguru salía para ir a buscar al vehículo más de lo que aún faltaba por desmontar Toji, el repartidor caliente, iba directo y lo arrollaba con su musculoso, duro y ardiente cuerpo. La verdad es que lo hacía adrede porque le había gustado su cliente y pues consideraba que chocar con el era una buena forma de tocarlo directamente "sin querer" una buena excusa ¿No?

—¿No pretendes disculparte?

—¿Por qué debería hacer eso?

—Has estado chocando conmigo aun cuando me hago a un lado para evitarlo, ¿Qué te creés? ¿Un toro? Para andar corneandome cada que te da la gana.

—Pues no, si me creyera uno te aseguro que no sería así como te cornearía.

Era una forma un poco inusual y tosca de coquetear, lo sabía... Pero le había gustado, tal vez estaba loco.

—¿Así es como tratas a tus clientes? Me sorprende que aun tengas empleo, que mierda.

—No a todos, primera vez que lo hago. —Y sonrió. Diablos. Se notaba la diversión en sus ojos y aquella sonrisa socarrona, el corte en su labio extendiendo se y haciéndolo ver a un más caliente de lo que ya era, con un ligero toque de superioridad que no sabía de donde venía exactamente. También le había gustado y su cuerpo reaccionó demasiado bien a todo esto, a la pequeñísima tensión sexual que había entre ambos, a la forma de coqueteo tan basura y a las feromonas que el tipo estaba soltando... ¿Qué se cree que es para tratar de seducirlo por medio de ellas?

Pero estaba funcionando un poco, solo un poquito. Ay Dios.

—Que halago.

—De nada.

—Vaya mierda.

Y huyó con lo que tenia en las manos hacia el interior de la casa, afortunadamente lo que traía el hombre ya era lo último que faltaba por descargar. Firmó el certificado de entrega y lo vió marcharse, con un suspiro de alivio cerró la puerta para ir a sentarse en uno de los dos sillones en la sala, una copia de la factura en sus manos, terminó por leerla para luego empezar a doblarla hasta que vio en la parte trasera de la hoja una serie de números acompañados de un nombre.

Toji Fushiguro
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El repartidor caliente le había dejado su nombre y número de teléfono.

Vaya confianza la que se carga. Pensó con una sonrisa en la cara mientras guardaba su número en el móvil que tenía temporalmente. ¿Qué? No se le puede juzgar, no todos los días se conocía a alguien así de guapo y lanzado, mucho menos que éste te deje su número. No sabía si lo llamaría algún día pero definitivamente no lo iba a votar, ni loco.

                                 °°°

Su madre le estaba ayudando con todos los preparativos de la mesa de dulces, la boda sería al día siguiente por lo que debía tener todo listo a tiempo y de paso debía también ir a buscar su traje. Joder que cansado todo esto.

Como eran postres pequeños, había sido bastante fácil de hacer y más gracias a la elección que había hecho Utahime. Lo más complicado era el pastel, había elegido hacer el bizcocho de chocolate semi amargo de 5 pisos y el relleno de trufas decorado en merengue suizo blanco, pequeños detalles en plateado que lo hacía ver hermoso e iba a juego con la decoración de la fiesta ¿Qué mejor que esto? Era elegante y siempre encantaba a los invitados, aunque en este caso le valía poco lo que dijeran ellos, su único objetivo era que su amiga y su futura esposa estuviesen satisfecha con lo que había preparado para ellas.

Between The Two. ~Satosugu~TojisuguDonde viven las historias. Descúbrelo ahora