Capítulo 5

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¿Por qué las personas se enamoran?, ¿acaso en tu vida a fuerza tenías que enamorarte de alguien?, ¿por qué no simplemente vives tu vida sin amar a alguien?, ¿por qué… se tiene que sentir esto?

Tanto el idealista como el de hebras naranjas acompañaron a los dos menores a sus casas, dudaban si era buena idea dejarlos solos, pero tenían que.

El albino iba a su habitación, hace tiempo que la pequeña azabache dejó de vivir con él, así que se la pasaba solo, pero más ahora, solo escuchaba el canto de un grillo, detestaba el silencio, lo odiaba.

Se acostó en el futón, mirando el techo, sus ojos hinchados, se daba asco, ahora Kunikida sabía todo, la razón por la que su corazón dolía, no sabía cómo verle a la cara al día siguiente.

Por parte del azabache, fue directamente a su habitación, no se cambió, solo se acostó en su cama. También vivía solo, Gin solo lo visitaba de vez en cuando.

El azabache amaba los momentos en los que estaba solo, en completo silencio, mas en esos momentos los odió, lo hacian pensar, lo que menos quería.

Ambos veían al techo, sus lágrimas se habían secado, se habían acabado ese día, aún así querían seguir llorando, llorar hasta que ya no pudieran más.

Sentían asco, decepción, repulsión y odio hacia ellos mismo, no merecían a la persona la cual los escuchó, simplemente, querían desaparecer, ir a un lugar alejado de todo.

Parece gracioso, los dos no son tan diferentes después de todo. Ninguno de los dos dirá lo que siente, no darán el primer paso, y morirían sufriendo por ese amor que era imposible para ellos.

¿Por qué debían ser ellos?, ¿por qué simplemente no podían ser personas normales para vivir sus vidas juntos?, al parecer el mundo no los quería juntos.

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—Buenos días —saludó el albino algo apagado.

—Buenas, Atsushi-kun —saludó el castaño —¿a dónde fuiste ayer?, no te vimos desde el almuerzo, y Kunikida-kun no nos quiere decir —interrogó el vendado.

—Dazai, deja de ahogar al mocoso, ponte a trabajar mejor —intervino Kunikida, algo que el albino agradeció.

Nadie preguntó más, claro que tenían la duda y estaban preocupados por el albino, pero no querían entrometerse si el albino no quería.

Atsushi llegó a su escritorio, empezó a trabajar, aunque su mente no lograba enfocarse en lo que hacía, iba de acá para allá.

—"no logré dormir bien anoche… Y ahora Kunikida-san sabe todo… dijo que está de mi lado, pero, ¿los demás lo estarán?" —se angustió el albino, tenía miedo, de que todos se decepcionaran de él.

—"soy un inútil que no sabe controlar sus sentimientos…" —pensó, aunque solo se hacía daño cada que pensaba esas cosas.

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El azabache llegó a su oficina, para su sorpresa Chuuya ya estaba ahí, sentado en los sillones que tenía.

—Buenos días, ¿dormiste bien? —curioseo el ojo azul. Temía que al azabache le hubiera ocurrido otro episodio.

—Sí —le afirmó, aunque era todo lo contrario, no logró pegar el ojo en toda la noche.

Se sentó a trabajar, pero sus pensamientos estaban en otro lado, pensaba mucho y quería todo, pero para su situación era imposible.

El mayor quería seguir hablando con el azabache, quería consolarlo, cuidarlo y esconderlo para que nadie más le hiciera daño, pero eso era lo único que no podía hacer.

Aquello que sentíamos || SSKK/Angst || ReescribiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora