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Dentro de la habitación se encontraba Checo, sentando frente a la tres pruebas de embarazo, a su lado se encontraba su alfa. Charles le sostenía la mano en señal de apoyo.

Checo miraba con ansias el cronómetro que habían puesto para esperar que pasaran los cinco minutos que demoraba en dar el resultado.
El alfa notó como el dulzón aroma de su Omega se tornaba con notas ligeras amargas.

—Tranquilizate, Omega.— alzó sus manos unidas, dejando un beso cariñoso sobre la mano del pecoso. Soltando intencionalmente sus feromonas para tranquilizar al chico frente a el.

—¿Qué haremos si no sale positivo?— su voz salió un poco lastimera sin quererlo. Habían intentado unas dos veces pero en ambas ocasiones no se concedió su deseo.

—Lo intentaremos otra vez, tenemos mucho tiempo libre para hacerlo, no te preocupes, todo estará bien.— le rodeó con su brazo, depositando un protector beso sobre la cabellera oscura del tapatío.

Checo soltó un suave suspiro, temblando ligeramente en el proceso. El Omega no quería desilusionarse nuevamente, mucho menos sentir que era un mal Omega para un alfa increíble como Charles.

Iba a hablar pero el sonido del celular le interrumpió, indicando lo ya esperado.
Se alejo lentamente, mirando con cierto temor e incertidumbre al alfa. Pasó saliva con dificultad, desviando su mirada hacia la mesa que tenía sobre ella las pruebas.

Con su mano libre tomó una de las pruebas, girandosé para quedar frente al castaño, inhaló un poco de aire, y cuando se sintió menos nervioso, exhaló.
Charles le miraba con una mezcla de amor, emoción y curiosidad. El oji-verde jamás le soltó la mano, al contrario, le respatía pequeñas caricias, que lograban calmar a su animal.

Volteó la prueba, mirando con atención el resultado.





Positivo.





Se quedó mudo. Incrédulo de presenciar aquello, sintió sus ojos arder ante las lágrimas que comenzaban a formarse, y que amenazaban con caer. Sus manos empezaron a temblar sin preverlo y por dentro sentia a su animal removerse con emoción, su Omega estaba chillando y aullando de felicidad.

—¿Qué dice, mon amour?— el alfa estaba igual de ansioso y algo preocupado por la reacción del menor.

B A B Y - Checlerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora