Compras

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-Mira este, Charlie!- le extendió una ropita de color rojo con estampado de fresitas.

-Es hermoso, bebé.- sonrió enamorado, pues el Omega estaba brillando. Reluciente, con un brillo en sus ojazos.

-¿Podemos llevarlo?, se que es pronto y..- comenzó a balbucear, las emociones estaban a flor de piel. Estaba extasiado de felicidad.

El alfa solo tomo la nuca del Omega, acercadosé.
-No tienes que preguntar, Mon Soleil, toma lo que quieras.- beso protectoramente la frente del pecoso, alejándose rápidamente.

Checo le dedicó una grande sonrisa y asintió contento, comenzado a mirar por el lugar las ropitas diminutas, tiernas que hacían que su corazón saltase de emoción, ya deseaba tener a su bebé en brazos, sea niño o niña, el estaría encantado y lo amaría de igual forma, sabía que su alfa estaría de acuerdo.

Charles solo miraba como su Omega se movía emocionado, soltando pequeños chillidos cuando miraba algo que lo emocionaba. Inevitablemente sonrió, orgulloso, enamorado.

-Mira, podemos poner este zapatito en la caja de Arthur y la prueba junto con este gorrito a tu madre.- mostró los objetos, esperando la opinión del monegasco.

-Tienes que añadirle algo más directo y claro a Arthur, estoy seguro de que no captará a la primera.- dijo divertido, no lo decía en mal plan, conocía a su hermano, y por ende sabía que este no entendería el mensaje si no fuera claro.

Charles soltó una risita, recibiendo un golpe en su hombro, (que para nada le dolió), a modo de regaño.

-Deja de ser burlón.- gruñó con fingida molestia. Se dió la vuelta y siguió avanzado, mirando más los trajes que había en el local.

-¡Vale!, pero en serio, dale mejor el mameluco a el..- arrimó el carrito de compras que ya portaba con ciertas cosas, siguiendo a su esposo.

Una vez compraron ciertas cosas de la sección de bebés, Charles termino pagando todo, a pesar de que Checo insistió en pagar la mitad el, el alfa se negó rotundamente.
Salieron de la tienda, y se fueron al supermercado, dónde el Omega compraría todo para la cena.

No demoraron más de una hora dentro de la tienda, salieron con prisa pues debían llegar a casa y preparar todo, también debían almorzar, Mary ya debía de tener la comida hecha, y ambos morían de hambre.
En cuestión de minutos llegaron a su grande casa, dónde el alfa se encargó de bajar las compras más pesadas.

-Sr. Sergio, la comida está terminada, ¿La servimos ya?- encuestó dulcemente la chica.

-Por favor Mary.- le dedicó una sonrisa amable a la beta.

La chica simplemente asintió, devolviendo la sonrisa.
-De acuerdo, en un momento estará.- dió media vuelta y se marchó, desaparecido de la vista del Omega.

Se giró sobre sus talones y llevo las bolsas con los preparativos para la sorpresa, dejándolos sobre el mueble de la sala. Poco después el alfa entro con las bolsas de las comprar del supermercado.
Y uno de sus mayordomos, las tomaron, llevandolas a la cocina.

Charles se acercó por detrás del Omega, rodeando con sus brazos la cintura del menor, acercándolo hacia el. Hundió su nariz en la glándula aromática del Omega, olisqueando el aroma, que ahora, tenía sutiles rastros de miel. Al estar gestando este aroma se implementaba al suyo.
Emitió un ronroneo de satisfacción, oyendo como Checo soltaba una risita.

-Necesito renovar la marca, Cariño.- soltó de forma precipitada y de la nada.

-Podrás hacerlo después de que la visita se vaya, Charlie.- acepto gustoso la sugerencia.

-¿Por qué no ahora?- gruñó.

-Porque estamos en la sala, Mary está sirviendo el almuerzo y tú familia llegará en menos de tres horas, si te dejo hacerlo, me dolerá sentarme.- habló con obviedad, girandosé para quedar cara a cara con el monegasco.

-¿Prometes que después?- definitivamente estaba actuando como un niño de seis años, pero ¿Que le importara?
Estaba con su Omega y esposo, podía darse la libertad de actuar así sin sentir vergüenza alguna.

-Claro que si, mi amor.- prometió, sintiéndose enternecido por el comportamiento tan infantil y dulce de su alfa.
Adoraba estos momentos, dónde Charles dejaba la faceta de hombre serio, fuerte y indomable de lado, mostrándole unicamente a él, ese lado amoroso, protector, e incluso posesivo.

Sin resistirse, beso suavemente los labios del castaño, separadose rápidamente evitando que el alfa intentará salirse con la suya y profundizar el beso.

Se alejo un poco, sonriéndole al alfa cuando esté lo miro con un mojín en sus labios.
-Vamos, ya tenemos hambre, Alfa.- entrelazó sus manos, jalando al monegasco para que empezará a caminar.

Charles sintió su corazón dar un vuelco emocionado al oír ese "estamos", sabía que se refería a él y a su cachorro que ahora crecía en su vientre. Sonrió, y sin más remedio se dejo hacer, no podía negarse al Omega, además por la noche ya se las pagaría.

..

Charles anda muy prendido, q envida le tengo a los dos

B A B Y - Checlerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora