El funeral del rey Vegeta fue de esos de los que nunca se podrán olvidar. Todo saiyan fue invitado a la ceremonia de partida al nuevo mundo, un suceso claramente histórico no pasó por alto.
En la fila principal se encontraba su escolta, Bardock. Serio y con el alma partida, intentaba aparentar que podía sobrellevar la situación sin desmoronarse. Sin embargo, por dentro, creyó que no aguantaría ni un segundo más con sus piernas firmes.
A su lado se encontraba su mujer, Gine, puesta allí por ser una de las más fieles guerreras en combate. Agarraba firmemente la mano de su hijo Kakarotto, quién no podía parar de moverse.
Hasta que su hermano, sin siquiera girarse a mirarle, levantó el puño para darle un golpe rápido en la cabeza. El otro paró en seco, un poco aturdido se frotó la cabeza, sin saber muy bien qué hacer.
-Para que te estés quieto mendrugo.- Le regañó un Raditz de catorce años de edad, con el ceño fruncido y los brazos cruzados.
-GRRR...-Gruñó el menor cuando volvió en sí.
-Chicos. Poned un poco de respeto y estaros quietos. Aunque nuestro señor haya muerto, todavía no ha dejado de ser lo que es: Nuestro rey.- Bardock se pone firme, con una mirada penetrante. Parece fulminarlos, pero, en realidad, lo hace con cariño, casi sin fuerzas.
-Haced caso a vuestro padre, por favor.- Pide Gine con una sonrisa nerviosa al ver lo cansado que se encuentra su marido.
-Estaaa bieeen.- Contesta con desgana el mayor de los hermanos.
Mientras, Kakarotto, mira al suelo frunciendo el ceño, sintiéndose culpable. Él realmente no tiene conocimiento sobre lo que significa esta ceremonia, solo sabe que lo han arrastrado hasta allí para honrar a alguien que no conocía.
Sin embargo, su padre estaba muy unido a él, por lo que hizo un esfuerzo para mantenerse firme y no morder el brazo a su hermano.
-Silencio, por favor. La ceremonia de partida al más allá del Rey Vegeta dará comienzo en breve, cuando termine de detallaros el transcurso que se llevará a cabo.- El escolta del príncipe miró firmemente al público haciendo una pausa, para después, continuar.- Todos los presentes deberán guardar respeto; no se aprueban conflictos ni peleas durante todo el día ¿Entendido?- Preguntó sin esperar ninguna respuesta. Luego Turles prosiguió, dando introducción a la presencia de Vegeta.- Ahora vuestro principe hablará, para dar honor a todo por lo que hemos luchado...-
-Osea matar.- Una interrupción que provocó, al principio, un silencio escalofriante.
Luego llegaron, por orden de rango, las miradas inquietas; exigiendo por una respuesta. Fue cuando Turles se giró bruscamente entre confundido, sorprendido y asustado que comenzó una revuelta, generada por gritos y murmullos insinuantes.
-¡Silencio inútiles! ¡Yo seré vuestro rey queráis o no!- Alzó la voz firmemente el principito, sin ademán de alterarse.
-Vegeta...- Susurró Turles todavía sin procesar la situación.
Él había sido quién había interrumpido el discurso de su escolta. Ahora se alzaba imparable ante el público callándolos en el acto. Sólo tenía diez años, pero a esa afirmazión le sobrava el "Sólo".
Captó la atención de muchos. Otros se limitaron a escuchar, ya sabían como era el Rey Vegeta, así que asumieron que su hijo no sería tan diferente a él.
Bardock observaba serio, paciente y a la espera. Fue de los pocos que no se sorprendió ante la actitud del pequeño monarca. Gine lucía estupefacta, parpadeó un par de veces pero no se alteró con la situación. Es más, parecía divertirle el comportamiento del pequeño, así que, al final, sonrió, intentando reprimir una risita.
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.-"CARTAS AL GRAN REY"-.
Science Fiction-¡EL REY VEGETA HA MUERTO!- Un grito desgarrador colmado de desesperación inunda el silencio, manchándolo de polvo y cenizas. Envuelto en un olor a dolor y guerra. A la postre de la muerte de su padre, el principe Vegeta se ve en condiciones de suce...