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—Perdón Sacchan.

La voz de Midoriya sonaba sincera y un tanto preocupada al mencionar que, debido al incidente en el USJ, requería que se quedara en los dormitorios que la escuela había creado para garantizar la seguridad de todos. Explicó que el aumento de las medidas de seguridad y los entrenamientos más intensivos ocuparían gran parte de su tiempo.

—Es comprensible, Izuku. La seguridad es lo primero —respondió Sayuri, tratando de transmitirle que entendía la importancia de estas medidas. —Además, pasaré a visitar a tu madre con más frecuencia.

—Mi madre siempre ha amado tus visitas.

—Por supuesto que las ama, nunca se nos acaban los temas de conversación, siempre tiene historias divertidas que contar sobre el vecindario.

—Gracias, Sayuri. Sé que esto puede complicar las cosas, pero están haciendo lo que pueden para protegernos. —Midoriya pareció aliviado por su respuesta.

La conversación se tornó más relajada mientras compartían anécdotas y risas, aligerando la carga de la situación. Sin embargo, Sayuri podía percibir en las palabras de Midoriya que la responsabilidad de ser un héroe pesaba sobre sus hombros.

Los días que siguieron estuvieron igual de siempre, la misma rutina de ir de la casa a la escuela y viceversa. A pesar de la separación física, Sayuri y Midoriya se mantenían conectados a través de mensajes, compartiendo sus experiencias y brindándose apoyo mutuo.

Sayuri cumplió su promesa de visitar a la madre de Midoriya con más frecuencia, encontrando en esos momentos de serenidad un respiro necesario en medio de la agitada vida como estudiante. De alguna forma, estar con ella era mejor que estar en casa. Con su hermano, ahora de 7 años, la casa se convertía en un tornado de ruido. Él siempre corría por la casa, impidiéndole cerrar la puerta de su habitación porque la pateaba. Además, no podía trabajar en la florería de su madre porque él ya había pasado por allí, derribando los maceteros y dejándole la tarea de limpiarlos antes de que su madre se diera cuenta.

Se preguntaba de quién sacó tal personalidad, ya que nadie en la familia era tan escandaloso.

Así, el final del trimestre se aproximaba, y con él, la intensidad de las clases y entrenamientos alcanzaba su punto clave. En una de las clases de entrenamiento, algo inusual sucedió. Mientras utilizaba su don para fortalecerlo, una de las ramas se enredó de manera cómica en su cabello. Las risas resonaron en toda la clase, y su rostro se tiñó de un ligero rubor mientras trataba de deshacer el enredo.

—Vaya, parece que tu cabello tiene una mente propia, Sayurin. —comentó Nico entre risas.

Miko, con una sonrisa leve, sugirió en tono de broma: —Tal vez deberías considerar un cambio en tu cabello.

La idea resonó en la mente de Sayuri. Reflexionó por un momento y, entre risas, decidió que quizás era hora de hacer algo diferente. Se dirigió a Nico y Miko, quienes estaban disfrutando de la escena.

—Chicas, ¿qué opinarían si me acompañan a la peluquería después de clases? Creo que es hora de darle un giro a mi estilo.

Nico y Miko intercambiaron miradas intrigadas antes de asentir con entusiasmo. Después de las clases, se dirigieron al centro, y mientras caminaban, la conversación giró hacia temas más ligeros. Compartieron anécdotas divertidas, hablaron sobre sus experiencias pasadas y sobre las últimas noticias de los héroes que admiraban.

Llegaron a la peluquería con la sensación de nerviosismo. Mientras las demás miraban por todo el lugar, Sayuri conversaba con la estilista explicando lo que quería. Mientras la veía trabajar en su cabello, Sayuri sintió cómo se desvanecían las tensiones y la presión de las responsabilidades como estudiante.

Una hora después, salieron de la peluquería con un cambio de imagen notable. El cabello de Sayuri ahora caía un poco más corto que sus hombros, y una sensación de ligereza y frescura acompañaba cada paso que daba.

Nico y Miko la miraron impresionadas, y sus sonrisas revelaban su aprobación. —¡Te ves increíble, Sayurin! —exclamó Nico.

Miko, con su habitual serenidad, asintió. —El cambio siempre es refrescante.

Con su nuevo estilo, caminaron un poco por el centro de la ciudad, fueron al karaoke y compraron algunas cosas que les gustaron.

Durante los días siguientes, el nuevo corte de cabello se convirtió en tema de conversación en la sala. Las bromas y comentarios divertidos flotaban alrededor de Sayuri, recordando el incidente, pero en lugar de sentirse incómoda, se sumergió en el espíritu positivo que la rodeaba. Incluso aquellos que antes solo eran conocidos ahora se acercaban con halagos y curiosidad.

El último día del trimestre se acercaba, y la escuela estaba envuelta en un aire ajetreado y anticipatorio. A medida que se preparaban para enfrentar las evaluaciones finales, Sayuri apreció no solo el cambio físico que experimentó, sino también el crecimiento interno y la fortaleza que surgieron.

Con el tiempo, el trimestre llegó a su fin, marcando un hito en la formación de Sayuri y sus amigas como agentes. La conexión entre ellas, forjada en risas compartidas y experiencias compartidas, se convirtió en uno de los pilares fundamentales que las sostenía en este viaje.

Una tarde, después de una clase de estrategias, se encontraron en la azotea, disfrutando de la brisa y las vistas de la ciudad. El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo con tonos cálidos. Nico, Miko y Sayuri compartían reflexiones sobre el trimestre.

—Ha sido un viaje increíble, ¿verdad? —comentó Nico, mirando el horizonte.

Miko, por una vez, rompió su usual serenidad con una sonrisa. —Debo admitir que al principio, no estaba segura de cómo llevarme con ustedes. Mi personalidad reservada a veces puede ser malinterpretada, pero con el tiempo, me di cuenta de que formar parte de este equipo es algo valioso para mí.

La sorpresa se reflejó en los rostros de las chicas mientras Miko continuaba: —Si bien puedo no expresarlo tan abiertamente como Nico, aprecio profundamente su amistad y la fortaleza que encuentro en este equipo.

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Nico, conocida por su expresividad y energía desbordante, se quedó momentáneamente sin palabras ante la revelación de Miko. Sin embargo, la emoción pronto la invadió, y con lágrimas en los ojos, intentó abrazar a Miko con todas sus fuerzas.

—¡Esto es increíble, Mikorin! —exclamó Nico, emocionada—. Si alguna vez necesitas expresar algo, sabes que siempre estamos aquí para ti.

—El próximo trimestre será aún más desafiante, pero sé que juntas podemos enfrentar cualquier cosa. —dijo Sayuri con una sonrisa.

Nico asintió con entusiasmo. —¡Por supuesto! Somos un equipo increíble.

Y así, se despidieron del trimestre con un sentimiento de logro y anticipación, listas para enfrentar nuevos desafíos y aventuras que las esperaban en el próximo capítulo de sus vidas.

Mis héroes ||Boku ni hero academia||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora