Capítulo 10: La inscripción en el muro

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Capítulo 10: La inscripción en el muro

Hola a todos! Bienvenidos otro domingo más a este fic! :D Os lo advierto: este capítulo es largo jajaja. Coged palomitas!

A leer!

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— El señor Malfoy ya tiene un castigo pendiente — dijo la profesora McGonagall con frialdad. — Se le añadirá otro más por sus palabras.

Draco no se atrevió a discutir.

— Yo me encargaré de ese segundo castigo, Minerva — dijo Snape, poniéndose en pie con la mirada fija en Malfoy. Harry iba a protestar hasta que vio la expresión asustada de Malfoy.

— Hagamos una pausa — dijo Dumbledore con voz cansada. — Solo leeremos un capítulo más hoy. Se titula — cogió el libro que Daphne le tendía. — La inscripción en el muro.

Aturdidos, muchos se pusieron en pie para salir del comedor durante el descanso. Harry vio cómo Snape y McGonagall se acercaban a Malfoy y salían con él del comedor. No pudo evitar sentir cierta satisfacción al ver la expresión del Slytherin, a quien parecía que lo estuvieran llevando al matadero.

— Nos tienes que dar más detalles sobre lo que ha pasado cuando has salido del comedor — le recordó Hermione, poniéndose en pie. Eso hizo que Harry recordara lo que había querido hacer desde hacía un buen rato.

— Luego — dijo y, rápidamente, se dirigió hacia Moody, quien seguía sentado y escuchaba hablar a Kingsley y a Lupin.

— Eh… — titubeó Harry al acercarse. Moody lo miró fijamente unos segundos antes de decir:

— Me preguntaba cuánto tardarías en venir a hablar conmigo, Potter.

Harry bufó. Estaba cansado de que todo el mundo supusiera cómo iba a reaccionar antes de que él mismo lo hiciera.

— ¿Podemos hablar en privado?

Moody asintió. Se levantó con ayuda de su bastón y ambos se dirigieron en silencio hacia las puertas del comedor, ignorando las miradas curiosas de algunos. Una vez fuera, buscaron un aula vacía en la que poder hablar y no tardaron en encontrar una.

Harry recordaba haber dado alguna clase de encantamientos en ese lugar, si bien era un aula que solo se utilizaba cuando los hechizos podían potencialmente dañar el mobiliario. El aula estaba llena de cachivaches, desde viejos libros y pergaminos rotos hasta viales vacíos que en algún momento habían contenido pociones.

— Pues… — empezó a hablar Harry en cuanto cerró la puerta.

— Espera — le cortó Moody. Antes de que Harry pudiera decir ni una sola palabra, el auror hizo varios movimientos de varita. Harry sintió una onda de aire caliente expandirse por el aula. Tras unos golpes de varita más, Moody pareció darse por satisfecho.

— No hay nadie escondido dentro del aula y nadie puede escucharnos desde fuera — le explicó. — Si vamos a hablar de temas serios, hace falta tomar precauciones. Nunca sabes quién puede estar escuchando.

— Usted sí que lo sabe, profesor — dijo Harry, señalando su ojo mágico. Moody hizo una mueca.

— No me llames profesor. ¿No te lo he dicho ya? Yo no te enseñé absolutamente nada.

— Ya, bueno…

— Supongo que no me has pedido que hablemos para pasar el rato — gruñó Moody. Se apoyó en una de las viejas mesas de estudiantes y, tras comprobar que la estructura aguantaba su peso, dejó el bastón a un lado. — Quieres saber si te puedo decir quiénes son los infames enviados del futuro.

Hogwarts lee Harry Potter IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora