Capítulo 15: El diario secretísimo

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Capítulo 15: El diario secretísimo

Hola a todos! Bienvenidos otro domingo más a este fic! :D

Hoy me he despistado y se me ha hecho más tarde de lo normal, una disculpa! Pero, como siempre, aquí está el cap en el día prometido: ya sabéis, hay capítulo nuevo cada domingo! :3

Muchísisisisisisisisissimas gracias a todos los que habéis dejado review en el capítulo anterior, especialmente porque... HEMOS LLEGADO A LOS 200 REVIEWS! No me lo creo jajaja. Mil gracias!

Ahora sí, a leer!

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¡Pues ya verás cuando todos se enteren de que tienes cola!

Eso hizo que los que aún no estaban riendo comenzaran a hacerlo.

— Aquí termina — gruñó Hermione, cerrando el libro con ímpetu.

— Bien, bien — dijo Dumbledore, con una pequeña sonrisa.

Se acercó a la tarima y cogió el libro, volviendo a abrirlo por el capítulo que tocaba.

— El siguiente capítulo… — su expresión cambió. La sonrisa desapareció totalmente y a Harry le dio un vuelco el corazón. — El capítulo se titula: El diario secretísimo.

Ginny saltó en su asiento, a la vez que se oyeron murmullos por todo el comedor.

— ¿Potter tenía un diario secreto? — dijo McLaggen en tono burlón.

Se escucharon risas, pero Harry no les hizo ni caso. En lugar de eso, tenía la vista fija en Ginny, quien se había puesto bastante pálida.

Al fin había llegado el momento. La parte más difícil del libro estaba a punto de comenzar y pronto todos sabrían quién había abierto la cámara de los secretos.

Hermione, quien acababa de volver a su asiento, puso la mano en la espalda de Ginny en un gesto de apoyo. Harry vio que todos los Weasley parecían tensos, especialmente la señora Weasley. Bill le susurraba algo a Fleur Delacour al oído y la chica asentía cada pocos segundos, con gesto sombrío.

— ¿Quién quiere leer? — preguntó el director.

Sin embargo, su tono de voz y su expresión seria no invitaban a nadie a ofrecerse voluntario. Los pocos que habían reído al imaginar a Harry utilizando un diario secreto ya no parecían tan animados.

— ¿No hay ningún voluntario? — repitió Dumbledore, pero nadie se movió. Ni siquiera entre los profesores se ofreció nadie para leer, aunque Harry no podía culparlos por ello. Después de todo, ellos sí que sabían que el diario en cuestión había pertenecido a Voldemort y que había sido el causante de todo.

— Si nadie se ofrece voluntario, una persona será escogida al azar — gruñó el profesor Snape.

Todavía tenía cara de estar de muy mal humor, por lo que muchos evitaron cruzar miradas con él.

— Conozco el hechizo perfecto para eso — dijo Dumbledore alegremente. Sacó su varita y, tras hacer un par de florituras muy extrañas, una pequeña pluma se materializó frente a él y comenzó a sobrevolar el comedor.

Decenas de ojos siguieron la pluma, que planeaba sobre sus cabezas como si una brisa la meciera en el aire. Algunos Ravenclaw se agacharon cuando la pluma se dirigió hacia su lugar, dejando escapar risitas y grititos ahogados. La pluma siguió su curso, haciendo que muchos alumnos también se agacharan para esquivarla e incluso se cambiaran de sitio para evitar su trayectoria.

Hogwarts lee Harry Potter IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora