Capítulo 6

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A pesar de que ya no quería hablar más con Rosé sobre ese problema—de mis celos y su enojo con JungKook —creí mejor dejar eso para después

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A pesar de que ya no quería hablar más con Rosé sobre ese problema—de mis celos y su enojo con JungKook —creí mejor dejar eso para después. O olvidarlo de una vez. No me gustaba discutir con nadie, mucho menos con Rosé, así que me embarqué en su emoción mientras bajabamos las escaleras para volver a cenar, y acepté su invitación de ver una película juntas en la sala.

—¿Qué película quieres ver? —pregunté mientras caminabamos de la mano hasta la sala.

—La que sea. Dudo mucho que veas la película—ella respondió, lanzándome una mirada de reojo que decía claramente lo que ella haría en los próximos minutos.

Y fue exactamente así. Escogimos una película al azar que había acabado de comenzar, pero ni siquiera vimos las primeras escenas. Pronto la historia quedó en el olvido cuando Rosé , que estaba con su cuerpo apoyado al mío, de espaldas a mí, comenzó a deslizar su mano por mi muslo, subiendo cada vez más. Y dejé de prestarle atención a la película y dejé que mi mirada siguiera sus dedos deslizándose por encima de mis pantalones. Pero cada vez que se acercaba donde yo quería, su mano volvía a bajar, haciéndome soltar un suspiro de frustración.

—¿Podrías dejar de torturarme? —pregunté en un susurro contra su oído, sentí su piel estremecerse cuando mi labio rozó el lóbulo de su oreja.

Oí su risita suave y suspiré nuevamente cuando ella volvió a apartar su mano, esta vez cruzándose de brazos.

—Me estoy vengando por la tortura en tu oficina.

—Pero yo fui hasta el final — objeté

—Me dejaste con ganas de más—ella devolvió, se apartó un poco y fue hasta el otro lado del sofá.

—Entonces ven aquí y te daré más — dije, extendiendo una mano en su dirección, pero ella no lo vio. Tuve que ir hasta ella, me estiré en el sofá para poder tirarla de sus tobillos, haciéndola acostarse en el sofá. El movimiento hizo que el vestido subiera por sus muslos hasta casi exhibir sus bragas azules que me habían hipnotizado antes.

Y mientras Rosé reía por estar siendo arrastrada por sus tobillos, tuve que tomar la iniciativa de ir hasta ella de nuevo, y me acosté a su lado en el sofá.

—Entonces ven aquí y te daré más— dije, extendiendo una mano en su dirección, pero ella no lo vio. Tuve que ir hasta ella, me estiré en el sofá para poder tirarla de sus tobillos, haciéndola acostarse en el sofá. El movimiento hizo que el vestido subiera por sus muslos hasta casi exhibir sus bragas azules que me habían hipnotizado antes.

Y mientras Rosé reía por estar siendo arrastrada por sus tobillos, tuve que tomar la iniciativa de ir hasta ella de nuevo, y me acosté a su lado en el sofá.

Infiltré una mano por debajo de su cabeza para servir como apoyo para ella, usé la otra para acercarla a mi cuerpo por su cintura. Sus pequeñas y suaves manos fueron directo a mi rostro, acercándome a ella para un beso que no dudé en corresponder.

DULCE PECADO |CHAELISA| ADAPTACIÓN G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora