Capitulo 2

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La sirvienta me hizo despertar temprano en la mañana, cuando ya estaba aseada salí de la bañera y me esperaban dos sirvientas una sostenía un vestido dorado con detalles blancos, parecían plumas. Las observe con detalle y espere a que alguna hablara, del silencio la que siempre hablaba dio el paso al frente

-Este será el vestido que usará hoy, princesa.

-Tengo mucha curiosidad de tu nombre, no te has atrevido a decírmelo

-Es Simona, princesa

-Bien, señorita Simona. Me parece que este vestido no es de mi posesión

-Fue escogido por el rey. Cada accesorio que usara fue escogido por él. Y exige que los use. Es una orden directa

-No me lo pondré. Tengo mis propios vestidos, mis propios accesorios. No necesito ninguno de estos

-Princesa, por favor. Si incumplo una orden puedo ser castigada -su mirada fue suplicante- por favor

-Hablare con el rey, tranquila. Pero por esta vez me lo pondré, no va a ser ninguna castigada. -ella sonrío y se volteó a las demás que me miraban con alegría.

Comenzaron a colocarme el vestido que gracias a dios no llevaba corsé y luego me pasaron al tocador para peinarme y dejar pequeñas muestras de maquillaje, algo casi imperceptible. Cuando quedaron completamente satisfechas me colocaron en frente de uno de los espejos y me observe. Estaba impresionante, el vestido se ajustaba perfectamente a mi cuerpo y los accesorios y el peinado eran demasiado perfectos. Fruncí mis cejas y dejé de mirarme al espejo cuando mi mente comenzó a divagar sobre lo que se venía. Mis puertas se abrieron y salimos de la habitación, caminamos por los largos pasillos perfectamente decorados y nos detuvimos un arco custodiado por guardias. A través de el pude observar un comedor compuesto de una mesa enorme decorada con un mantel rojo y encima de esta se encontraba todo tipo de alimentos en plantos blancos y dorados demasiado relucientes. En la mesa solo había dos sillas una en cada extremo. En un extremo una silla grande y roja con bordes doradas, era imponente al igual que quien la ocupaba, el cual me observaba con curiosidad y algo que no pude descifrar. En el otro extremo la silla era mas pequeña, esta era blanca y dorada, se veía sencilla y frágil si la comparabas con la del otro lado. En el lado derecho de la mesa se encontraban 4 sirvientes, parados allí a merced de aquel hombre, esperando una orden mirando a la nada. Cuando di un paso adentro del lugar uno de los sirvientes dio un paso atrás y se puso de frente a mi desde su posición, esperando por mí. Di los pasos que me faltaban hasta la silla y antes de llegar ya el chico estaba tomando la silla para mi con la vista abajo, cuando cumplió su misión volvió a su sitio y continuo con su mirada al vacío. Que escalofriante todos aquí. Intenté no incomodarme y al subir la mirada, me encontré con esos ojos cafés que me observaban mientras sostenía en su mano una copa de vino. Carraspeé un poco mi garganta y procedí a servir lo que quería en mi plato, pero otra vez el sirviente tomo la delantera y me sirvió pequeñas porciones de cosas en mi plato. Observe todos sus movimientos mientras fruncía mi ceño. Cuando concluyo, volvió a su sitio.

-¿Los sirvientes tiene prohibido hablar y tener contacto visual con las personas? -solté antes de tomar un tenedor y comenzar a intentar desayunar, este no contesto solo sentía su mirada y luego de unos minutos volví a intentarlo- ¿Usted también tiene prohibido hablar con los demás o quizás le cortaron la lengua? -nada nuevamente solo el peso de su potente mirada. Luego de lo que se sintió interminables minutos, solté el tenedor incapaz de comer y dirigí mi mirada hacia este- ¿Contestara alguna de mis preguntas?

-Voy a considerar la idea de córtale la lengua a usted

-¿Cuál seria la razón? ¿A caso hice algún comentario o pregunta que fuera ofensiva?

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