Órdenes en forma de grito se escuchan a través de las puertas, resoplo e intento calmar mis nervios mientras los guardias abren las puertas para mí. Telas, cintas, trajes, capas, vestidos; s todo lo que se puede observar. En medio todo esto una plataforma con un espejo frente a este. El lugar está colorido, no abundan el dorado y rojo del catillo, las paredes son blancas, de cortinas cuelgan unas telas que serian suave al tacto, de un tono durazno muy hermoso. Encima una lampara grande y extravagante, pero no tanto como las que abundan por aquí. El sitio estaba fuera de lugar, como si no fuera parte del palacio.
Mi mano fue tomada por una chica muy rubia, su cabello era casi blanco. Sonrió para mí, mostrándome una fila de dientes perfectos mientras tiraba de mi suavemente hasta la plataforma. Subí allí y ella me hizo señas para que esperara. Aun podía seguir escuchando las órdenes en forma de grito y cada vez se acercaban más a mí. De entre las telas surgió un hombre de no menos de 40 años: vestía un traje de color blanco con filos dorados, estaba perfectamente peinado y sus anteojos situados de una forma perfecta sobre el puente de su nariz, su pelo era casi tan rubio como el de la chica que había jalado mi brazo. Sus facciones se veían rígidas y su mirada molesta mientras estaba situada sobre una chica de estatura baja con grandes anteojos y muchos papeles en su mano. La chica fue la primera en notarme, abrió sus ojos de forma impresionada e hizo una reverencia ante mí. El hombre, giro rápidamente su cabeza hacia mí y sin mas hizo una reverencia. Cuando ambos se incorporaron unos ojos de un azul como el cielo me recibieron sonrientes.
-Un placer tenerla aquí, majestad.
-Majestad todavía no, por ahora solo Lara -su sonrisa se hizo aún más grande y dio unos pasos hacia mi
-No creo que tenga permitido llamarla por su nombre
-Aquí hay muchas cosas prohibidas. Podríamos romper un poco las reglas, ¿no? -esta vez logre una carcajada-
-Es usted muy interesante. Bueno, ¿quiere usted ver su vestido? -asentí, el chasqueo sus dedos y la chica rubia de entes trajo un maniquí con una obra de arte, no había nada mas que lo describiera. Completamente blanco y de seda, encima telas transparentes que confeccionaba su falda y sus mangas, en estas había pequeñas cositas que brillaban y cuando di un paso para poder ver mejor, eran diamantes, un vestido confeccionado de diamantes. No era extravagante, no era excesivo. Sencillo y hermoso.
-Es muy hermosos -estaba totalmente hipnotizada-
-Lo es, siempre será mi mejor diseño. ¿Se lo probamos? -asentí y le sonreí.
Minutos después, una de las chicas me ayudó a subir a la plataforma y mis ojos se cristalizaron en cuanto pude verme. Estaba hermosa, el vestido se ajustaba perfectamente a mi cuerpo, hecho a mi medida. Sonreí sin poder evitarlo y el hombre detrás de mí, color sus manos en su cara, igual de sorprendido que yo. Aquellos diamantes parecían estrellas, esas que adornaban el cielo junto a la Madre Luna.
-Mi madre lloraría si me viera así vestida
-Espero que, por felicidad, porque está usted muy hermosa, majestad.
-Sigue usted con lo de majestad, señor... -fruncí mi entrecejo por la falta d información sobre su nombre
-Clement O' Sullivan, pero preferiría Clement.
-Sr. Clement, dentro de tres días seré su reina y en ese momento discutiremos si m dices usted majestad o no. Por ahora solo Lara, por favor -el asintió e hizo una pequeña reverencia con su cabeza-
-Necesito que escoja las telas con las haremos su vestido de coronación
-Sobre eso -baje de la plataforma con la falda del vestido entre mis manos, con el miedo de romperlo- quería comentarle algo
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7LATIDOS
Исторические романыDos reinos Dos almas puras Un corazón Una historia Portada creada por: @karladiaz037 Muchísimas gracias la ame ❤️