Observe entre las flores y las copas para intentar encontrar la mirada del rey, ¿Por qué? Ni yo misma lo sé. Desde que baje para el almuerzo, no me ha dedicado ninguna mirada y no ha dicho ni una palabra. Solo miraba el libro a su lado y apuntaba del otro lado en unos papeles mientras comía. Cuando estaba dispuesta a hablar, unos tacones resonaron por el lugar. Mis sentidos se activaron y mi subconsciente me aviso de quien era, la falda de un vestido dorado se detuvo a mi lado, ella se inclino para hacer la respectiva reverencia a David y yo fui ignorada, internamente agradecí eso.
-Majestad, sus soldados han llegado hoy -David solo asintió y siguió comiendo sin prestarle atención- ¿Quiere que le dé alguna orden de su parte? -negó- ¿Estas bien? -dejó caer los cubiertos sobre el plato causando un estruendo y entrelazó sus dedos apoyando su barbilla sobre ellos y miró con severidad a Mila-
-Lo que estaría bien es que no se tome atribuciones indebidas, si quiere conservar ese bello cuello -dijo con una macabra sonrisa. Mila frunció sus labios y mantuvo su cabeza en alto mientras hacia una reverencia y salía a pasos apresurados de allí. Cuando el chirrido de las puertas cerrándose se hizo presente, miré mi plato tratando de pasar desapercibida. Sin más David se puso de pie y me petrifique al sentir su mirada fría sobre mí- Puede irse -salió de allí y la soledad volvió a ser mi aliada-
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Simona me acompañaba esta vez, en mi paseo, comenzaba a ser una de mis actividades para no pensar en lo lento que pasaba el tiempo. Mis pies se detuvieron frente a un cuadro que no había notado antes, quizás no había caminado por aquí antes. En él se retraba a una mujer de rasgos finos y pelo castaño. Vestía un hermoso vestido verde claro con flores adornándolo, estaba de pie junto a un jardín mientras sonreía, una sonrisa brillante, llena de amor. El cuadro transmitía felicidad a cualquiera que lo observara con detenimiento. Debajo de este, había una mesita dorada adornada con un jarrón blanco con flores pintadas que llevaba flores, flores con una vida que ya había visto. Volví a subir la mirada al cuadro y observé al jardín detrás de la mujer, esas flores también las conocía, ese hermoso paisaje ya lo había detallado. Me detuve en sus ojos, ese color, esos rasgos.
-Nuestra antigua reina era muy hermosa, lograba alegrar a quien estuviera a su alrededor. Ghrian era un lugar lleno de vida. -hablo con amor Simona, había notado mi embelesamiento-
-¿Qué le paso?
-No estamos autorizados a contar nada de la Reina. -esta vez fueron palabras rígidas, con miedo-
-Cuantos secretos -susurre- ¿Tampoco puede hablar de porque ese hermoso jardín que esta como escondido, esta prohibido?
-Podría costarme la cabeza -esas palabras lograron que me volteara y la mirara con miedo.
-¿La cabeza? ¿Qué clase de castigos se implementan aquí?
-Las reglas están para cumplirlas, el que no lo haga sufre consecuencias. Nuestro monarca es estricto.
No hice mas preguntas en lo que quedaba de camino, un rato después ella volvió a sus labores y yo emprendí mi camino hasta el lugar prohibido.
Al llegar dejé caer mi cuerpo sobre el suelo y recosté mi espalda en la pared. Observe el lugar y por un momento pensé en mi madre, ella estaría sentada a mi lado entre esas flores con los carboncillos de colores que usaba para pintar, llena de pintura y sonriendo mientras dibujaba seméjate paisaje. Cantaría mientras lo hace y yo junto con ella y sonreiríamos.
Una lagrima rodo por mi mejilla y luego de esas varias, cerré mis ojos y dejé que el resplandor del sol y la brisa del día dieran en mi cara. Y me permití llorar en silencio mientras recordaba a mi familia, a mi pueblo, a mi libertad. Estaba aquí por un propósito y estaba feliz por haberme brindado, agradecida por ser yo y no alguien más. Pero era mas fuerte que yo.
-No sabe usted obedecer una orden directa -abrí mis ojos y me encontré con esa mirada fría, y levanté mi cuerpo del suelo inmediatamente- Esta usted aquí de nuevo
-Solo lo he estado observando. No esta eso prohibido, ¿o sí? -no contesto, solo me observo atentamente- ¿nunca ha visto usted a alguien llorando? -su mirada cambio a algo que no pude descifrar, solo note que sus ojos perdieron vida, como si estuviera recordando y sin más asintió y coloco sus manos detrás de su torso y puso su cuerpo recto, rudo, amenazante-
-Los guardias y los sirvientes estuvieron buscándola porque había ordenado su presencia. Imagino que ninguno pensó en este lugar
-¿Por qué la urgencia? ¿Ha ocurrido algo grabe?
-No -afirmó- solo quería comentarle lo que haría para la boda. El sastre la estará esperando mañana en la mañana para terminar los detalles de sus vestidos.
-¿Vestidos? -interrogue-
-La boda y la coronación. Ambos tienen que ser perfectos -asentí en forma de entendimiento-
-¿Ya conocía usted mis tallas? -la interrogante logro que una de las comisuras de sus labios subiera en forma de una sonrisa torcida-
-Se muchas cosas sobre usted, mas de las que imagina -dio un paso hacia atrás, aun conservando sus manos detrás- será todo, si quiere conocer algo más puede preguntarle a mi consejera o a sus sirvientes. -dio media vuelta para alejarse y yo lo tomé del brazo, logrando que parara en seco y regresara su cabeza hacia mi demasiado brusco- ¿Qué hace? -lo solté inmediatamente y di un paso atrás-
-Lo siento, solo quería preguntarle algo mas -note su suspiro entrecortado y devolvió su cuerpo hasta quedar frente a mí y realizo una señal con su cabeza en modo de orden para procediera a hablar- ¿Quería saber si podría yo diseñar el vestido que usare para la coronación?
-¿No ha escuchado usted que ya están listos?
-Lo he escuchado perfectamente, pero podría yo darle los últimos toques. ¿Podría? -se tomo algunos minutos pensando mientras me observaba con curiosidad?
-¿Sabe usted de corte y costura? -interrogo, cosa que me hizo sonreír-
-Se un poco, cada vestido que traje aquí, fueron hechos por mis manos y las de mi madre. Ella me enseño en cuanto estuve interesada en aprender. No hemos tenido sastres, no ninguno que yo recuerde – y sin darme cuenta había contado algo de mi mientras sonreía, y el había escuchado con atención. Y en cierto modo, eso me dio miedo. Por unos instantes el no dijo nada, solo dio media vuelta y comenzó a andar por el pasillo. Cuando ya me había dado por perdida, y estaba empezando a caminar en dirección contraria, escuche su voz
-Tiene tres días. Póngase manos a la obra
Y sonreí mientras seguía mi camino, había ganado una batalla.
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7LATIDOS
Ficción históricaDos reinos Dos almas puras Un corazón Una historia Portada creada por: @karladiaz037 Muchísimas gracias la ame ❤️