PRIMER FINDE SEMANA

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Ya había pasado una semana desde que volvieron al colegio, Aoom, aumentando su popularidad, y Meena, bueno, Meena había logrado hacer una amiga por lo menos, su nombre era Ice, era una chica de color, alta, pero muy simpática, se conocieron en laboratorio, ya que tuvieron que ser pareja para el año en esta.

Ya es viernes, fin de la 2 semana de clases, todos los estudiantes estaban felices, haciendo planes para su fin de semana, unos iban a acampar, otro asistirían a alguna fiesta épica en la casa de algún estudiante, y otros, simplemente estarían en sus casas, viendo televisión, o leyendo algún libro dramático, ese era el caso de Meena, era nueva en la ciudad, nueva en la escuela, solo tenía una amiga, la cual vivía al otro lado de la ciudad, así que aún no podría armar aviones para sus fines de semanas, quien sabe por cuánto tiempo.

Iban a ser las 3:00, ya casi saldría, empacaba sus cosas, mientras miraba a la chica que hace una semana la había invitado a almorzar, Aoom, algo tenía esa chica que la intrigaba, no sabía si sus ojos, o su sonrisa. , pero no podía disimular mirarla.

Caminaba para su casa, por el recorrido que ya sabía de memoria, con tan solo repetirlo durante una semana, tenía esa habilidad, aprendía muy rápido, y olvidaba muy despacio, tal vez eso, si no era bueno, puesto que a la hora de Pelear con alguien, era muy orgullosa y muy difícil de recuperar.

Luego de caminar durante 10 minutos, sintió pasos detrás de ella, y antes de poder voltear para ver quién era, Aoom comenzó a caminar junto a ella.

- - ¿Por qué tan sola?

- - Me pegaste un gran susto – dijo Meena tocándose el pecho fingiendo su emoción.

- - Parece que te doy miedo, de las dos veces que hemos hablado, siempre te he asustado.

- - Tal vez si no fueras tan arrepentido, sería diferente.

- - Ya, vale, pero me gusta asustarte, me parece encantadora la cara que haces.

Meena, al escuchar estas palabras, no pudo evitar sonrojarse, caminaban muy pegadas, algunos instantes, de lo cerca que estaban, sus manos rosaban, y eso hacia estremecerla, tanto a Meena, como a Aoom, aunque lograra disimularlo.

- - Y entonces, ¿Dónde vives? – pregunto Aoom rompiendo el silencio.

- - Aquí en dos cuadros, calle 15, casa 6.

- - Woow, así que ahora resulta ser ricachona.

- - ¿Por qué lo dices?

- - Las casas de la calle 15, son de las más grandes y hermosas de la ciudad, solo una persona que ganó 3 veces lo de un médico, podría comprar una casa en este barrio.

- - Eso no lo sabía, solo se, que mi cuarto es demasiado grande, y aún no logro encontrar la forma de hacerlo cómoda para mí.

- - Si quieres podrías ayudarte.

- - ¿Hablas en serio? – dijo con una corazonada, una linda corazonada.

- - Sí, soy buena en esas cosas, solo necesito saber tus gustos, y saber con qué presupuesto cuentas, y como arte de magia, me lo agradecerás el resto de la vida.

- - Bueno, me encantaría que lo hicieras.

Estaban entrando en el porcho de la casa, Meena no sabía qué hacer, si invitarla a pasar, o simplemente entrar dejando un monotono "adiós", no sabía si querría ver su cuarto hoy, u otro día, pero estaba rogando que fuera hoy. , aunque no necesito pensarlo mucho, antes de subir las escaleras de la entrada, Aoom se detuvo, haciendo que Meena quedara en frente de ella, sobre una escalera, y así, quedando casi de la misma estatura.

- - Entonces, ¿te parece si paso mañana a medio día para comenzar los aviones?

- - Me encantaría.

- - Eso está bueno, así que, no vemos mañana pequeña Meena. – dijo, saliéndole una pequeña sonrisa por la boca.

- - Hasta mañana, curiosa Aoom.

Y sin pensarlo, Meena depositó un tierno beso en la mejilla derecha de Aoom, haciendo quedar a esta congelada, al ver esa reacción, solamente sonriente, y entró a su casa, corriendo hacia la ventana para ver qué camino cogía Aoom.

Después de unos segundos, despertó de su shock, y comenzó a caminar hacia su casa, con otra sonrisa boba en su rostro, "¿Por qué demonios sonando así?" se preguntó, pero no se preocupó mucho, solo quería que llegara el día siguiente, para poder irrumpir en la habitación de su pequeña Meena, y hacer que ese lugar, fuera un gran santuario para ella, definitivamente, había sido buena idea coger el camino. Que no era para su casa, solo por seguir a la bajita pelinegra

ERES MI TODO- MEENBABE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora