Nochebuena

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Tadashi había tenido demasiadas oportunidades para dudar de llevar a cabo ese plan: Cuando Kei se lo contó por primera vez, cuando Kei sugirió que el afecto físico fuera parte de la mentira, la primera vez que vio a la mamá de Tsukishima, tal vez incluso la noche anterior. La mañana de Nochebuena sin duda era el peor momento para hacerlo.

—Akiteru siempre ha sido capaz de leerme como si fuera un libro, no vamos a engañar a nadie —se quejó Tadashi entre susurros, amasando la masa de galletas con más fuerza de la necesaria, frustrado.

—Ya le dije a mamá, nos vio. Yamaguchi, necesito que hagas esto —Kei susurró de vuelta.

—¡Y Tanaka-san! Vas a romperte cuando empiece a burlarse, sabes bien que no podías aguantarlo en la prepa.

—Puedo hacerlo. ¿Y tú? —Kei se defendió con el ceño fruncido.

—¡Ya no sé!

Kei gruñó antes de acercarse y darle un corto beso. Tadashi no estaba seguro si era una manera efectiva de hacer que se callara o si le estaba dando una razón para seguir el show. La verdadera razón era su madre entrando a la cocina de nuevo, casi escuchando su conversación.

—Hacer galletas no sucede más rápido con amor —se rió y Yamaguchi volvió a sonrojarse.

—¡Listo! —comentó Tadashi en vez de contestar su comentario.

Eso es lo que le gustaba de cocinar, podía poner en uso esos desagradables y ansiosos sentimientos para amasar y se recompensaba con delicias más tarde. Moldeó la masa en una suave y firme bola antes de sonreírle a la señora Tsukishima. Yamaguchi sabía que había dominado la receta luego de tres navidades pero aún era lindo escuchar los halagos.

—Increíble —le dijo ella con una sonrisa—. Eres un aprendiz rápido, Kei aún es pésimo haciéndolo.

—Mis manos son muy frías y no ayudan con la mantequilla, lo dijiste tú misma —se quejó Kei, sonriéndole con burla a Tadashi inmediatamente—. ¿No es acaso una bendición que Tadashi sea un calentador humano para poder hacer este tipo de cosas?

Tadashi le sonrió falsamente, ni molestándose en limpiarse las manos, de hecho, recogió algo de harina en sus dedos antes de tocar la punta de la nariz de Kei, dejando una marca blanca en su piel.

—No te preocupes, cielito, puedes ayudar a cortar las galletas —le dijo antes de darle un pequeño beso.

—Das pena —gruñó, sonrojándose entero. Sólo verlo era suficiente para calmar a Yamaguchi. Sí, era potencialmente mortificante para él también pero avergonzar a Kei así... puede que valiera la pena.

—Y más te vale que te pongas a cortar galletas —le dijo, entregándole un cortador con forma de árbol de navidad—. Apúrate, el horno ya se está calentado y, ah-ah, no quiero quejas, ambos sabemos que eres el que más las come.

Kei se quejó un poco más pero aún así le hizo caso, extendiendo la masa a un grosor considerable antes de hacer lo que había dicho, no sin lanzarle miradas ofendidas a Tadashi cada cuanto que tan sólo sacaba su lengua en su dirección cada que le atrapaba.

—Bien hecho, Tadashi-kun. A mí tan sólo me tomó... ¿Cuántos años tienes, Kei? para que me hiciera caso —bromeó su madre, haciendo a Tadashi reír con ella.

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Una hora y media.

Es lo que llevaba parado enfrente de la pila de ropa que se había acumulado sobre su cama en esperanzas de encontrar algo que se viera... bueno, no estaba seguro qué es lo que estaba tratando de encontrar. Los Tsukishimas ya sabían que no se arreglaba tanto para las navidades pasadas, pero se suponía que esto era diferente, quería verse bien pero no muy bien, elegante pero sin ser exagerado, con estilo pero sin que nadie se diera cuenta de que llevaba hora y media arreglándose. Odiaba la navidad en la que habían hecho tradición los ugly sweaters porque ahora no podía ir sin uno pero igual quería lucir como un buen novio. Se preguntó si sería grosero esperar hasta que los Tanaka llegaran a la casa de los Tsukishima, así podía pedirle a Kei una foto de referencia del código de vestimenta. Dios, estaba seguro que lo que escogiera no se vería ni la mitad de bien o elegante o estilizado que lo que sea que Shimizu-senpai usara.

Un novio (falso) para Navidad | TsukiyamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora