Canción de Roma: Entre Amistad y Amor

Confesiones en la Noche

El alcohol había desdibujado los límites de la cordura de Isaac. Entre risas y conversaciones, se acercó tambaleante a Leonard, con la guardia baja y el corazón desbocado.

—Oye, Leonard... —comenzó Isaac, su voz entrecortada por los efectos del alcohol.

Leonard lo miró con atención, percibiendo la inusual vulnerabilidad en la expresión de su amigo.

—¿Qué pasa, Isaac? —respondió Leonard, preocupado por la evidente alteración de su amigo.

Isaac luchó por mantener el equilibrio mientras intentaba articular sus pensamientos.

—Sabes, siempre te he valorado mucho... como amigo, como músico. Pero todo esto, con Giulia... siento que nos estamos alejando y... —sus palabras se tropezaban entre sí, revelando una mezcla de confusión y angustia.

El brillo de la juventud y la sinceridad exacerbada por el alcohol convergían en aquella confesión. Leonard, sorprendido por la franqueza repentina de Isaac, escuchaba atentamente.

—Isaac, sé que las cosas han cambiado últimamente. Giulia es genial, pero eso no significa que nuestra amistad tenga que sufrir por ello —respondió Leonard, intentando calmar la situación.

Las palabras de Leonard resonaron en la mente de Isaac, filtrándose entre la neblina etílica que nublaba su juicio. Las emociones se entrelazaban en un torbellino de confusión mientras luchaba por mantener el hilo de su pensamiento.

—Lo sé, Leonard, lo sé. Solo... no quiero perderte. Eres... importante para mí —balbuceó Isaac, con una sinceridad cruda que sorprendió incluso a él mismo.

El peso de esas palabras colgaba en el aire, entremezclando el ambiente de la noche con la confusión emocional de dos amigos cuyos mundos parecían tambalearse entre la cercanía y la distancia. El alcohol había liberado las palabras que Isaac guardaba celosamente, dejando una huella incierta en la frágil conexión que compartían.