Enemies To Lovers • PondPhuwin •

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Cuando llegué a casa, el encuentro con Wook seguía dándome vueltas en la cabeza. No podía evitar sonreír al recordar su amabilidad y el giro inesperado que tomó mi tarde después de chocarme con él en plena calle. Mi corazón latía un poco más rápido de lo normal, y no podía negar que la idea de seguir en contacto con un chico coreano me emocionaba.

Después de quitarme la mochila y dejarla en un rincón, me tiré en mi cama y saqué mi teléfono. Miré la pantalla, donde ya tenía un mensaje de Wook.

*"¡Hola Phuwin! Fue genial conocerte. ¿Cómo estuvo el resto de tu día después de nuestra inesperada reunión?"*

Sonreí ante su mensaje y comencé a responderle, contándole un poco más sobre mí y preguntándole acerca de su vida en Tailandia. A medida que intercambiábamos mensajes, descubrí que teníamos intereses similares y que nuestra conversación fluía de manera natural.

Los días pasaron, y Wook y yo seguimos hablando. Descubrimos que teníamos muchas cosas en común, desde nuestros gustos musicales hasta nuestras aspiraciones de vida. A medida que la amistad crecía, la idea de visitar Corea se volvía aún más emocionante, con la promesa de tener a alguien local que me guiaría por ese país que tanto me intrigaba.

Un día, Wook propuso la idea de aprender un poco de coreano. Se ofreció a enseñarme algunas frases básicas, y acepté entusiasmado. Así comenzamos a intercambiar no solo palabras en nuestros mensajes, sino también en llamadas de voz. Aprendí a decir "Hola", "Gracias" y algunas expresiones más, mientras él se esforzaba por entender mi Tailandés.

Con el tiempo, nuestras conversaciones se volvieron más profundas, compartiendo nuestras esperanzas, sueños y también nuestras preocupaciones. Descubrí que la distancia que nos separaba físicamente no era un obstáculo para construir una conexión significativa.

Y aunque no sabía a dónde nos llevaría esta amistad, estaba dispuesto a seguir adelante, abrazando la incertidumbre con una sonrisa.