En mi trabajo me piden constantemente esté bien de salud, por lo que una vez por mes me solicitan una constancia médica, pero con todo esto de la pandemia, pues no nos exigen ir al hospital o a la clínica, dada la gran tasa de contagios que hay ahí, por lo que he estado llendo a un particular, pero ese día mi médico de siempre no estaba disponible, por lo que me recomendó ir con una colega suya que tiene su consultorio al sur de la ciudad de México, así que fuí, por lo visto ese día no había mucho movimiento puesto que apenas llegué la doctora me recibió...
-Buenos días me imagino que eres Ariel.
-Asi es doctora, vengo por recomendación del doctor Covarrubias.
-Si me comentó, pasa hoy no tengo más pacientes de hecho, es digamos un favor para Gustavo (así se llamaba mi doctor).
El consultorio estaba dentro de un departamento, acondicionado para tal hecho, pero mi atención en ese momento era para la doctora, era un bombón maduro de unos 45 años muy rico, alta de unos 171cm aunque con los tacones subía hasta el 178cm, delgada, piernas bien torneadas, nalgas redondas, y un par de pechos que rogaban escapar de la blusa, cabello castaño oscuro rizado, usaba lentes, y ese día traía puesto una falda entallada que llegaba a las rodillas, blusa azul y por supuesto la bata blanca...
-¿Te parece si empezamos? -me pregunto.
-Adelante doctora.
Inició con las preguntas de rigor, edad, peso, altura, hábitos etc, revisó mi presión, la oxigenación sanguínea, respiración etc...
-En apariencia está todo bien, vamos a oscultarte, por favor quítate la ropa, toda por favor.
Eso me tomó un poco por sorpresa, ya que el doctor Covarrubias nunca me había pedido algo así, pero cada médico trabaja a su modo así que hice caso sin preguntar, acomode mi ropa en una silla, y la doctora volteo a verme y notó que estaba depilado de la entrepierna...
-Vaya te ves bien no muchos hombres optan por la depilación, sube a la báscula por favor.
Nuevamente hice caso, y el aparato rechinó, la doctora hizo los ajustes y me dijo...
-Vaya, estamos un poquito subidos de peso, hay que hacer más ejercicio, y quizá una dieta baja en carbohidratos.
-Ya sabe Doctora, la pansemia nos afectó a todos.
La doctora rió con el chiste, y luego midió mi estatura, luego me indicó que bajara de la báscula, y me pidió ponerme de pie en un círculo rojo en el suelo...
-Coloca tus pies en la orilla del círculo, mantente erguido y levanta los brazos a la altura de tus hombros, mantén esa posición tanto como puedas, y respira con normalidad.
Así lo hice, y ella dió la vuelta al rededor de mi viendo todo...
-Bueno puedes bajar los brazos, ok ahora voy a tocarte un poco. -dijo poniéndose los guantes.
-Doctra ¿Es completamente necesario que use guantes? No me agrada mucho la sensación del látex en la piel, además estoy limpio.
-No ningún problema en absoluto.
La doctora se puso gel antibacterial en las manos y se acercó a mi...
Comenzó por tocar mi pecho, llevó sus manos por todo mi pecho, mis pezones de inmediato se pusieron duros, ella los miro y los tocó...
-Aqui todo bien.
Tomó uno de mis brazos, lo miro y lo toco, miro mis manos, y pasó a mi espalda, la tocó toda, y luego puso ambas manos en mis nalgas, y las apretó, eso me comenzó a poner caliente, pero yo trate de tener compostura, paso entonces al frente y con la mano derecha levantó mi verga, retrajo la piel del prepucio, y se acercó a oler, con la otra mano tocó mis testículos, la calentura iba en aumento...