¡¡CONTIENE SPOILERS DEL MANGA!!
Tras finalizar la guerra, el Reino del Trébol comienza la reconstrucción de su territorio. Charlotte es designada a una misión larga junto a Yami. Sin embargo, su relación está completamente deteriorada debido al rech...
«Now the day bleeds Into nightfall And you're not here To get me through it all I let my guard down And then you pulled the rug I was getting kinda used to being someone you loved»
Someone youloved, Lewis Capaldi.
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Yami fijó su vista en las letras del periódico local y se asombró al ver el anuncio de un festival que celebraría la reinauguración del puerto. Tras muchos meses de abandono, la aldea de Salsbry brillaba con luz propia de nuevo. Desde la capital, habían enviado fondos para la reconstrucción de las zonas afectadas por la más reciente guerra, y el pueblo entero quería festejar que, esta vez por fin, no había sido dejado de lado.
Aunque el festival no sería demasiado ostentoso, los organizadores querían que la gente disfrutara después de tanto sufrimiento, ya que los efectos de la destrucción que arrasó gran parte del reino no solo afectaron a las infraestructuras, sino también al trabajo, lo que provocó un ambiente tenso, difícil y turbulento que por fin comenzaba a apaciguarse.
El Capitán de los Toros Negros miró con orgullo las fotos de los caballeros mágicos enviados desde la capital ayudando a los obreros de la aldea. Su trabajo allí había contribuido a mejorar la vida de la gente de a pie y por fin estaba comenzando a sentir de nuevo que merecía la pena dedicarse a una labor que siempre le había llenado, pero que había sido un lastre para él en los últimos meses.
Sentirse traicionado ante la revelación de la verdadera identidad de Lucius Zogratis hizo que Yami tuviera la sensación de que había vivido engañado desde que llegó al Reino del Trébol y fue reclutado para servir como caballero mágico al pueblo. Era como si repentinamente hubiese formado parte de una macabra mentira que sirvió solo para alimentar las ansias de guerra y destrucción de alguien que convivía constantemente con la persona que lo salvó de la miseria.
Se sentía un fraude. Su mente no pudo gestionar bien del todo que Julius, quien había sido todo para él durante mucho tiempo, fuera responsable de un ataque semejante al reino que tanto amaba y por el que tanto luchaba por cambiar. Hacía poco tiempo, se había dado cuenta de su sufrimiento también y había procesado la idea de que nada de lo que pasó fue verdaderamente su culpa.
Con esa misión en la que habían conseguido financiación para lograr que todas las aldeas de las afueras fueran atendidas como merecían y en igualdad de condiciones con la capital, se había logrado liberar del peso del pasado y de la culpa. Una suerte de reconciliación se había producido entre él y su trabajo, y se sentía con más ganas que nunca de seguir adelante, avanzando hacia un futuro mejor.
Levantó la mirada por encima de las hojas desgastadas del periódico y pudo observar a Charlotte, que estaba sentada a su lado leyendo. Antes de compartir esa convivencia llena de altibajos y sobresaltos vehementes, no tenía ni idea de que le gustara tanto la lectura. Cuando se sentaba y clavaba sus ojos azules en las páginas de un libro parecía perderse en él, y podía pasarse horas completas haciéndolo si no se tenía que encargar de nada más —algo que no solía suceder con demasiada frecuencia, pues debía rellenar interminables informes que le enviaba a Fuegoleon cada semana—.