«Secrets I have held in my heart
Are harder to hide than I thought
Maybe I just wanna be yours
I wanna be yours, I wanna be yours»I wanna be yours, Arctic Monkeys.
Las dos primeras semanas se pasaron tan rápido que Charlotte comenzó a sentirse extrañamente aliviada. Si el ritmo del paso de los días continuaba a esa velocidad, pronto aquella misión acabaría y volvería a su vida.
Yami y ella no se llevaban mal. Habían encontrado un punto intermedio en el tira y afloja que caracterizaba sus interacciones, se repartían las tareas de la casa, salían juntos todas las mañanas a explorar las mazmorras, que ya habían comenzado a aparecer a costa de su poder mágico, y por las tardes pasaban su propio tiempo a solas.
Charlotte normalmente se iba a dar un paseo por la costa, porque la relajaba el sonido de las olas rompiendo en la arena, ver las gaviotas dispersas que se atrevían a volver a pesar de que el invierno aún no había acabado y sentir la brisa marina en el rostro.
En esas dos semanas, había conocido a una chica que vivía muy cerca. Era unos años menor que ella, pero estaba casada desde hacía poco tiempo y embarazada de cinco meses. Su prominente vientre se lo dijo en cuanto la conoció. Fue al puerto una tarde de frío intenso y la vio recogiendo el contenido de una bolsa que se le había caído. No pudo hacer otra cosa que ayudarla.
La mujer, que se llamaba Emily, le agradeció una y otra vez e insistió tanto en invitarla a un té que tuvo que aceptar. Su carácter extrovertido y risueño complementaba sus silencios, así que se llevaron bien al instante. Desde ese día, solía ir a visitarla por las tardes a su casa, porque además ella pasaba mucho tiempo sola, ya que su marido era pescador, y no quería que tuviera problemas con el bebé y que se encontrara sin compañía.
A veces, observaba su vida y sentía una ligera envidia. A Charlotte le encantaba proteger a la gente, servir al reino, ser independiente, fuerte, valerosa y luchar, pero echaba de menos la calidez de un hogar lleno de tranquilidad y amor. En el fondo, sabía que nunca lo iba a obtener, así que tal vez lo que le sucedía era que se sentía triste al observar directamente la vida que nunca tendría.
Si se detenía a pensarlo, la rapidez con la que pasaba el tiempo en esa misión, paradójicamente, también le daba vértigo. Porque era complicado estar al lado del hombre que amaba constantemente, sentir su rechazo directo, aun sin palabras, y cómo se esforzaba por ser natural y que tuvieran una buena relación, pero sería insoportable cuando los tres meses finalizaran y ella se encontrara de bruces con su insulsa realidad: su futuro esposo la estaría esperando en el altar y Charlotte, completamente desolada pero consciente de que debía cumplir con su promesa y obligación, se entregaría a una vida monótona y hundida en la que la falta de cariño lo impregnaría todo.
Se sentía como si se estuviese asomando a un precipicio enorme, del cual no podía ver el fondo. Era oscuro, prácticamente negro, y de él salía un humo espeso, como el de aquel sueño perturbador que tuvo el mismo día en el que se enteró de que debía llevar a cabo esa misión.
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Alguien a quien amar
Fanfic¡¡CONTIENE SPOILERS DEL MANGA!! Tras finalizar la guerra, el Reino del Trébol comienza la reconstrucción de su territorio. Charlotte es designada a una misión larga junto a Yami. Sin embargo, su relación está completamente deteriorada debido al rech...