Abismo mental

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Súbitamente, mis ojos se abrieron y la confusión me envolvió. ¿Cuánto tiempo llevaba sumida en un sueño profundo? Una urgencia latente me hacía sentir como si estuviera llegando tarde a algún lugar desconocido. Mi corazón martilleaba en mi pecho, y mi respiración se agitaba al compás de un ritmo ajeno. Me enderecé lentamente en la cama, con la cabeza embotada, el cuerpo débil y los ojos ardiendo por la intensidad de la luz que emanaba de un foco indeseado en el techo. La habitación, blanca e impoluta, yacía en un silencio excesivo, roto solo por mis propios pensamientos confusos.

Entonces, la realidad empezó a esfumarse como un sueño del que no podía escapar. ¿Dónde diablos me encontraba? ¿Cómo llegué a este lugar desconocido? A medida que intentaba recordar, una revelación inquietante emergió: no sabía nada de mí misma. ¿Quién soy? ¿Cuál es mi nombre? ¿Qué edad tengo? El entorno sugirió que estaba en alguna institución vinculada a la salud, más precisamente, a la salud mental. ¿Acaso yo era una paciente? ¿Algo andaba mal en las profundidades de mi mente? La necesidad de mantener la calma se volvió imperativa, como si intuyera que dejarse llevar por el pánico solo empeoraría las cosas.

― ¿Hola? - susurré al aire. La falta de respuesta resonó en la habitación como un eco siniestro.

Entonces, con cautela, me incorporé y me acerqué a la puerta. Mis dedos temblaban mientras tocaba la superficie fría. Sin embargo, me animé a dar tres toques seguidos en la misma.

Aguardé sumida en un silencio que se volvía más denso con cada segundo. Una sensación agridulce se apoderó de mí, tejiendo una mezcla de miedo y esperanza en el aire enrarecido. El confinamiento de este espacio pequeño, junto con la confusión que nublaba mi mente, creaban una atmósfera desagradable. Una parte de mí anhelaba desesperadamente comenzar a llorar y a gritar, pero la prudencia me contuvo.

No obtuve respuesta alguna, ningún eco, ni el susurro más tenue... nada. ¿Acaso alguien me había arrebatado la libertad? Lo más enigmático de toda esta situación era la incapacidad de recordar siquiera mi propio nombre. ¿Habré sufrido algún impacto en la cabeza? Las incógnitas se multiplicaban, y la necesidad de actuar se imponía, aunque carecía de cualquier pista.

Mis patadas resonaban en la puerta metálica, pero la absurda realidad de golpear una barrera infranqueable se apoderó de mi intento desesperado. En mi entorno no había nada útil, ni una rendija, ni objeto alguno que pudiera convertirse en arma. La desprotección era total. El silencio, opresivo, amplificaba la sensación de encontrarme en un lugar clandestino. Pero, ¿qué sonidos esperaba escuchar exactamente? En mi amnesia, no reconocía ni el eco de mi propia existencia. Anhelaba al menos el murmullo de pisadas o el sonido de una voz. Cualquier indicio de que no estaba condenada a vivir así para siempre.

Contra toda expectativa, al volver a la cama caí en un sueño profundo; la fatiga me consumía, y el hambre me carcomía.

― Hola, Alex - una voz femenina y dulce irrumpió mi descanso.

(Este es un pequeño adelanto, estoy en proceso. Muchas gracias por tu interés 💖).

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2023 ⏰

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