Capítulo 1

469 49 19
                                    

Tres cosas estaban claras en el palacio y todo el mundo lo sabía. Eran un secreto a voces.

La primera era que el amor del emperador hacia la emperatriz era completamente falso y solo seguían juntos por la alianza política.

La segunda simplemente era que cualquier consorte era ignorada o ignorado por el emperador sin importar que fuera la belleza más exótica del mundo o la persona más común del imperio.

Y la tercera, es que el emperador tenía un amor no correspondido por uno de sus concubinos, pero sin duda este lo odiaba.

Lan Xichen estaba sentado en su trono revisando los diferentes informes que le habían llegado del ejército, el silencio en la sala era escalofriante, ninguno de los guardias había visto en su vida al emperador sin una leve sonrisa en su rostro.

En medio del silencio, las puertas se abrieron y un joven de túnicas doradas caminó con aires de grandeza por toda la sala hasta llegar frente al emperador, con una sonrisa hizo una reverencia.

—Puedes levantarte Meng Yao —dijo sin mirar hacia la persona, sabía quien era ya que lo habían anunciado antes.

—Mi señor, el príncipe quiere verlo —dijo en tono bajo el nombrado.

Desde su trono, Lan Xichen levantó la vista de lo que estaba leyendo y mientras soltaba un suspiro lo dejó en la mesa. Luego miró a su consorte y asintió. Con ese simple gesto el joven sonrió y salió del lugar, pocos minutos después volvió a entrar con un niño de tres años tomado de la mano.

El pequeño fue corriendo a los brazos del emperador, aunque los guardias casi lo detienen, Xichen los apartó con un gesto y dejó que el niño lo abrazara.

—¡Papá! —dijo alegremente el pequeño.

—Rusong, compórtate frente al emperador —regañó el joven de dorado mientras se reverenciaba en una disculpa por el comportamiento de su hijo.

Pero al agacharse esbozó una leve sonrisa viendo que el emperador no apartaba a su hijo ni lo regañaba por el mal comportamiento. Incluso tuvo que disimular su expresión al escuchar al emperador.

—Es solo un niño mostrándole afecto a su padre, no hay ningún problema con eso consorte Meng —respondió mientras tomaba en brazos al pequeño.

—Mi señor me siento tan afortunado de haberle dado un príncipe —el tono que usó fue normal, pero se podía entender claramente el mensaje indirecto que quería dar.

Xichen carraspeó con molestia mientras miraba seriamente a su consorte, él solo bajó la vista, pero solo era para ocultar la molestia, a pesar de haber dado a luz a un niño el emperador seguía prefiriendo a la hija que había tenido con un simple concubino.

—Consorte Meng, lleva al príncipe a sus clases de la tarde —dijo en tono neutro, pero si miraban a sus ojos cualquiera podría ver la clara molestia.

El joven notó que sus palabras no habían sido dichas en buen momento, fingiendo no darle importancia tomó la mano de su hijo y salió de la sala con la cabeza en alto.

Al salir, a pocos pasos de la entrada, una niña jugaba al ajedrez con una doncella. Cualquiera que las viera pensaría que la niña solo movía sus piezas sin saber, pero por la cara de desconcierto de la joven con la que jugaba, era claro quien iba ganando.

Molesto, le hizo una reverencia a la niña y bajó las escaleras para luego dirigirse a donde el emperador le había dicho.

—Me aburrí, iré a jugar con mi primo —dijo la niña mientras se levantaba de su asiento.

La doncella asintió e hizo una reverencia mientras la niña se iba, ella al ser la encargada de cuidarla, la siguió de cerca.

Dentro de la sala Xichen seguía revisando cosas, pero su mente estaba en otro lado completamente diferente. Pero su deber era continuar leyendo esos informes que le enviaba su hermano desde uno de los límites del imperio que se encontraba en guerra en ese momento.

Segundo amanecer - XichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora