Capítulo 5

259 34 28
                                    

La mañana siguiente salió un decreto imperial hacia Qinghe donde simplemente decía que el príncipe de ese reino se convertiría en concubino del emperador.

Todo el mundo creía que si el harén del emperador estaba casi vacío era porque nadie alcanzaba el nivel que él deseaba o que la emperatriz era alguien muy celosa, pero Xichen en realidad solo se casaba con alguien cuando era necesario para seguir con la paz en su imperio.

El rey de Yunmeng había usado el acuerdo que había hecho el emperador anterior para que su hija se convirtiese en emperatriz. En cuanto a Meng Yao, había sido necesario para que el rey de Lanling dejara de explotar a su gente con los impuestos, ya que gran parte de la población había comenzado a morir de hambre, con él joven como consorte, las cosas se habían calmado mucho ya que podía tener más control de la situación.

Ahora se veía envuelto de nuevo en esto, luego de la corte matutina, llamó al joven príncipe a hablar con él.

—Majestad, yo no quiero un matrimonio y por su cara veo que usted tampoco, y el objetivo de mi hermano era casarme con alguien antes de que yo sea muy mayor, así que si quiere que simplemente sea un concubino no me ofenderá ni a mi ni a mi hermano —dijo con tranquilidad, escondiendo cada tanto su rostro detrás de su abanico.

—Está bien, serás mi concubino, acomodate en el harén como gustes —dijo Xichen sin entender si el joven escondía su rostro en un acto de vergüenza, burla o coquetería.

Al escuchar esas cosas, el joven hizo una reverencia y se fue al lugar donde comienza a vivir.

Ni bien Nie Huaisang entró, vio a un niño corriendo, siendo perseguido por una doncella, claramente no estaba jugando con el niño, más bien estaba intentando hacerlo obedecer algo. No se extrañó en lo absoluto, era común que en un harén hubiera mujeres y niños, algunos hombres también.

Miró cómo el guardía que tenía sus cosas se quedó afuera, esperando que una doncella recogiera las cosas, luego de unos segundos recordó que no cualquier hombre podía pasar al lugar, así que simplemente él recogió sus cosas y continuó caminando hasta encontrar a alguien.

—Disculpa, ¿dónde puedo quedarme? —preguntó a un joven que estaba ahí.

Al escucharlo, el joven de túnicas amarillas se giró con el ceño fruncido, que se intensificó cuando lo vio con sus cosas.

—Creo que te equivocaste, este es el harén, el área de servicio está por otro lado —dijo en tono despectivo mientras se alejaba.

Nie Huaisang sonrió y continuó caminando por el lugar hasta encontrar un sitio cómodo para quedarse y se recostó en la cama. La noche anterior había dormido en la prisión ya que aún era considerado prisionero de guerra y lo sería hasta que el emperador decidiera qué hacer con él, ahora que se había convertido en concubino comenzaría a buscar excusas para cuando fuera llamado para cumplir con el emperador.

Meng Yao salió del ala donde se encontraba el harén ya que su hijo quería el broche de la princesa y lloraba por el desde la noche anterior, le dolía la cabeza y aunque en realidad no tuviera permitido salir de ahí, esperaba que alguien más se hiciera cargo de su hijo por un rato para poder descansar.

Una vez logró que uno de los guardias accediera a llevarlo con el príncipe mayor, volvió al harén y se recostó en su cama.

Había días en los que se arrepentía de haber tenido un hijo, ya que al momento de darlo a luz y descubrir que era un varón, pensó que su vida estaría resuelta y el emperador por fin se fijaría en él y le daría su lugar en el palacio, pero no.

Nie Huaisang pudo sentir la tensión en el ambiente y como todo se había vuelto más pesado debido a su presencia. Era un príncipe y mientras su hermano no se casara y tuviera hijos, seguía siendo el heredero del reino, por lo que merecía ser tratado como tal y no dejaría que alguien más arruinara su descanso sólo con su presencia a pesar de que estuvieran en sitios completamente apartados.

Segundo amanecer - XichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora