Capítulo 9

172 24 2
                                    

En la mañana Jiang Cheng fue a desayunar con su hija, mientras caminaba hacia donde vivía ella, pudo notar como muchos en el palacio se estaban movilizando de manera que no era normal. 

En el mismo patio vivía Wen Qing, por lo que luego de ser invitada por la niña, se unió al desayuno.

—¿Ya va a volver el príncipe mayor? —preguntó Jiang Cheng.

Lo único que había podido escuchar de las charlas de los sirvientes era algo relacionado a un viaje, aunque no tenía sentido que hicieran tantos preparativos para recibirlo, era mejor preguntar y si estaba en lo incorrecto por lo menos quizás recibiría una respuesta de lo que sucedía.

La mujer levantó su vista y negó, una vez terminó de comer el pequeño pastel y bebió un poco de té explicó lo que sucedía realmente.

—La emperatriz viajará a Yunmeng —dijo con tranquilidad, aunque de reojo no dejaba de ver a su amigo.

Sólo esas cinco palabras bastaron para que los ojos de Xiyin se iluminarán y rápidamente se acercó a Wen Qing.

—¿Y se va a quedar ahí? —preguntó de manera casi eufórica.

Lástima que recibió un gesto negativo por parte de la mayor que la hizo volver a quedarse seria.

—La emperatriz recibió una carta que dice que la reina de Yunmeng, Yu Ziyuan, está enferma —Wen Qing no pudo evitar mirar al hombre frente a ella al hablar.

Jiang Cheng quedó paralizado por unos segundos, luego suspiró de manera pesada y negó levemente. Que esa mujer tuviera el mismo nombre que su madre no significaba que fuera su madre, quizás sí la de Yu Wanyin, pero no la suya. Su madre ya estaba muerta desde hacía unos veinte años.

Pero su corazón dolió un poco, no negaba que le gustaría ver a su madre una vez más, pero no tenía idea de cómo sería. Ya había visto a su hermana y se había decepcionado completamente, esa mujer a pesar de ser Jiang Yanli no era su jiejie.

Wen Qing lo miró con atención cada gesto, por más mínimo que fuera, la hacía darse cuenta de que Wanyin le estaba ocultando cosas. Habían crecido juntos desde que había sido encontrado y llevado al palacio de Qishan, luego ambos fueron al palacio de Gusu a estudiar junto al príncipe heredero. En casi veinte años que llevaban conociéndose, nunca habían dejado de ser amigos y el apoyo del otro.

La gente en el palacio llegaba a confundir su amistad con sentimientos más románticos. Era extraño, Wanyin, Xichen y ella eran muy unidos gracias a conocerse desde niños, por lo que mientras crecían la gente en el palacio comenzó a hacer rumores e inventar historias de romances.

Incluso había personas que creían que ella sería la emperatriz y otros que pensaban que ella y Wanyin huirían algún día, cuando en realidad todos los días veía como ambos coqueteaban entre sí de forma muy torpe y obvia frente a ella.

Un golpe en la puerta los hizo salir a ambos de sus pensamientos, mirando de inmediato a donde Wen Ning estaba parado junto al otro niño que aún continuaba bostezando.

—Xiyin, ya es hora de que vayas a clases —Jiang Cheng miró a su hija.

La niña asintió y de mala gana salió del lugar, pero al instante volvió a entrar. Jiang Cheng pensó que su hija solo había olvidado algo, pero ella solo caminó hasta su cama y luego volvió a su lado, puso la cinta blanca en su frente y lo abrazó.

Mientras ella seguía abrazándolo, Jiang Cheng tomó la cinta y la ató en la cabeza de la niña, una vez se aseguró que el nudo estuviera bien hecho y que no apretara demasiado, acarició el cabello de la niña con suavidad.

Segundo amanecer - XichengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora